La luz de media mañana inundó la habitación de Kaer Trolde y Eve se despertó de golpe. Un poco desorientada, tardó unos segundos en recordar porque estaba en un lugar distinto al de siempre. Apretó el colgante de su madre que Olgried le había dado como si aquello fuera a impedir que sus enemigos la encontraran.
Eve vio que junto a la rendija de la puerta había un papel. Temió que fuera otra amenaza de muerte, pero Thormund y Knutt habían pasado la noche haciendo guardia en la puerta. La muchacha se levantó y sintió como sus pies le dolían al contacto con el suelo. La noche anterior había sido demasiado dura. Cogió la nota:
“Tus mercenarios me han dicho que estabas durmiendo y no he querido despertarte. Mi padre ya me ha contado todo. Ven a verme en cuanto puedas.
Hjalmar an Craite”.
Eve sonrió al ver cómo Hjalmar había tachado su apellido. Entre ellos no hacía falta tanta formalidad. Cuando estaban juntos no pertenecían al clan an Craite ni a la familia von Everec. Eran sólo Eve y Hjalmar.
Después de vestirse, salió de su habitación rumbo a la de Hjalmar y saludó a Thormund y a Knutt con una inclinación de cabeza. Ambos agradecieron con una sonrisa poder irse a dormir por fin. Kaer Trolde era un lugar seguro hasta que se demostrara lo contrario.
Eve dobló la esquina hacia las escaleras para ver a Hjalmar, cuando se encontró con el muchacho de en medio de los escalones. Ella no pensó con claridad y fue corriendo hacia él.
—¡Hjalmar!
El muchacho abrió los brazos y la estrechó con fuerza. Para Eve aquello se sintió increíblemente bien a pesar de estar tan mal. Pensó que no pasaría nada si se dejaba llevar por una vez. Estaba en un momento muy vulnerable y necesitaba que alguien la protegiera. Tenía a sus mercenarios e incluso a Cranch, pero lo que Eve necesitaba era algo más profundo. Algo que solo Hjalmar podía darle.
—Ahora iba a buscarte. ¿Qué ha pasado?
—Thormund encontró una carta para mí y Birna decidió dejarme sin protección. Entonces huí…
Eve estaba a punto de echarse a llorar. Hjalmar la abrazó con más fuerza y dejó que apoyara la cabeza en su pecho.
—Ya está. Aquí estás a salvo y aquí te quedarás hasta que tengamos noticias de la universidad. Mi padre les ha escrito. —Eve se apartó de repente.
—¿Así que existe la posibilidad de que ellos me devuelvan a casa?
—Sí —dijo con Hjalmar con una mirada triste.
Un silencio se hizo entre ellos. ¿Quería Eve regresar a casa? Sí, pero su hogar ya no existía. Solo era una nómada cuya primera parada era Skellige y la segunda quizá fuera la muerte a manos de los nilfgaardianos.
Cerys apareció para romper el silencio que se había formado entre ambos. Ella también abrazó a Eve, pero lo hizo de una forma mucho más fraternal. Fue un apretón que duró un segundo y expresó la alegría por ver a su amiga bien.
—¿Qué tal has dormido?
—Eh… regular. —Eve no quería admitir que le daban miedo las tormentas delante de ella—. Solo estoy preocupada por mi futuro.
—No te preocupes, te puedes quedar aquí el tiempo que quieras.
—¿Y después? Me da miedo ir a la guerra con mis hermanos.
—No habrá un después porque Padre encontrará al responsable. ¿A qué sí, Hjalmar?
—Y yo mismo le arrancaré la cabeza. —Cerys rio.
—Con Hjalmar detrás de ese sinvergüenza nada podrá acabar contigo. —Eve sonrió.
—Gracias.
—Venía a verte en realidad por algún motivo. Birna ha llegado hace un rato.
—¿Cómo ha sabido que Eve estaba aquí? —preguntó Hjalmar.
—¿A dónde iba a ir sino? Ven. Padre la está manteniendo a raya, pero quiere hablar contigo.
Cuando los ojos de Birna atravesaron todas sus defensas, Eve empezó a temer por su vida como no había temido en toda la noche anterior. Ese fuego en la mirada sólo podía proceder del más profundo odio. Solo la compañía de Hjalmar y Cerys detrás de ella le dieron la fuerza suficiente para seguir caminando hacia delante con la cabeza erguida. Birna no jugaba en su terreno. El problema era que Eve tampoco.
—Aquí la tenéis, tía. ¿Piensas que realmente la he traído a la fuerza?
—No lo creeré hasta que lo oiga de sus labios, Cranch.
—He venido aquí huyendo de An Skellig —dijo Eve.
—¿Y se puede saber por qué? Es mucho más seguro vivir junto a un rey que en Kaer Trolde.
—Porque no dejabas que tuviera a mis protectores cerca.
—No confiaba en la cercanía de aquellos hombres. Tú eres mi protegida.
A Eve le hirvió la sangre. Estaba haciendo un papel para hacer creer a Cranch que Eve era una exagerada. A ella le dio miedo que realmente pensara que estaba abusando de su hospitalidad.
—Y bajo tu custodia recibió aquella carta —dijo Cranch para alivio de Eve. —Se quedará aquí hasta que descubramos al culpable o Oxenfurt deseé que vuelva con vosotros.