Cuatro años después
Aterricé en el pórtico de mi mansión después de un largo y agotador día de trabajo, que la guerra se acabara, no significaba que el mal se erradicara, cada día nuevos problemas surgían y ahora tenía mucha mas experiencia para enfrentarlos, sacudí mis alas guardándolas en mi espalda, moví mi cuello de un lado para otro tratando de conseguir algo de alivio. Hace 10 días que no regresaba a mi casa y hace mucho que no tenía el privilegio de ver a ver a mis pequeñas bestias, guarde mis armas y con un paño intente secar los restos de sangre que me quedaban, le había prometido a Connor, a Travis y a mis hijos que en el momento en el que terminara de trabajar, regresaría a casa.
Guarde el paño en mi pantalón y acomode mi mochila, alce mi mano para ponerla en el lector digital y que la puerta se abriera, antes de que mi mano pudiese hacer contacto con el mando de acceso, la puerta fue abierta de par en par y dos pequeños cuerpos se lanzaron a abrazarme casi lanzándome de bruces contra el suelo.
-Mami- gritaron el par de gemelos sobre mí, sonreí al ver como sus ojos se perlaban del característico violeta con motas doradas, ellos empezaron a besar repetidamente mi mejilla provocando que soltara pequeñas risas encantada por la situación, mi relación con mis hijos era muy estrecha, en especial ahora que cargaba en mi vientre a su pequeña hermanita.
-Jackson y Alec- dijo Travis con las manos cruzadas sobre su pecho- ¿Qué les he dicho de lanzarse de manera brusca hacia su madre? - dijo él cómo todo un padre enojón y exigente, me reí de su comportamiento, desde que se habían enterado de mi segundo embarazo me cuidaban como si fuera de cristal.
-Lo sentimos papá Travis- dijeron ambos apartándose, les regale una mirada cómplice para que no se preocuparan, contrario a lo que muchos pensarían, yo era una madre malcriadora y algo permisiva, era la mejor amiga de mis hijos, ellos ya tenían a Travis y a Connor quienes se encargaban de ser la voz de mando para los gemelos.
-Saben que deben ser delicados, ya no son unos bebes y mami esta cuidando a su hermanita- dijo Travis acercándose a darme un beso- Hola amor de mi vida- dijo él con burla, observándome con ternura, sus manos se posaron en mi cintura y sus labios sobre los míos, regalándome un cálido beso, escuchamos las quejas de asco de nuestros hijos detrás, sonreí sobre la boca de Travis- ¿Cómo está la bebe? - me pregunto mi esposo.
Luego del nacimiento de los gemelos y contra todo pronóstico del destino, Travis, Connor y yo nos casamos, haciendo la típica unión que se hacía en Azaurus; de ahí en adelante nuestra relación fue creciendo, nuestra familia empezó a hacer sus propios hogares y hoy gozaba de esa felicidad absoluta de la que todos se jactaban años atrás.
-Inquieta- dije con una sonrisa, tenia solo cuatro meses de embarazo, esta vez mi vientre no era tan enorme y los únicos que podían ver el crecimiento de mi pequeña eran mis familiares, mis hijos y mis parejas; por seguridad cualquier embarazo que tuviera debía ser secreto hasta el nacimiento del pequeño- ¿y Connor? - le pregunte, quería verlos a todos, desde hace tiempo no estaba en casa.
-Cocinando algo- dijo él con una sonrisa- recibimos tu mensaje y él quería prepararte algo- me explico, con mi corazón lleno de regocijo entre a la mansión que ahora habitábamos, un año después del nacimiento de los gemelos, quisimos más privacidad para nosotros y parte de ello se debía a que Travis y Connor no soportaban la idea de verme caminar por la casa en ropa interior bajo la atenta mirada de todos nuestros amigos.
-Papi suelta a mamá- dijo Alec acercándose a mi encuentro, Travis rodo los ojos alzando sus manos para alejarse y darle paso a nuestros celosos hijos, ambos me tomaron de mis manos arrastrándome dentro de casa, amaba estar con el par de bestias, y darles todo mi amor, ellos eran una fotocopia exacta de sus padres cuando niños, quizás lo único que los diferenciaba era que el cabello de ambos era plateado como el mío.
Mis dos hijos, no dejaban de hablarme, de preguntarme cosas y de contarme como les había ido en su escuela, ellos a pesar de tener su condición como guardianes y ser hijos de las personas más influyentes en todo Azaurus, eran dos seres humildes y llenos de amor, no quise criarlos diferente a como fueron Trisha y Trevor conmigo.
-Alec y Jackson- dijo Connor llegando hasta la sala de estar- dejen respirar a su madre que debe estar agotada- dijo él tratando de apartar a los gemelos que refunfuñaron al ser separados de mis brazos- milagro de verte cariño- me dijo mi pareja abrazándome fuerte, y besando mi marca- te extrañamos mucho- dijo dejando caricias por todo mi rostro, hasta escuchamos un suave carraspeo.
-Papá suéltala ya- dijo Jackson mirando con fastidio a su padre- te estas tardando demasiado- le dijo nuevamente, solté una suave carcajada por su mal humor, mi esposo alzo las manos demostrando que ya no estaba abrazándome.
-Mira nada más el par de celosos que te cargas, mamá fue primero nuestra par de mocosos- dijo Travis fastidiando nuestros hijos y pasando sus manos por mi cintura, los niños eran tan similares a ellos, que asustaba - estos pequeños por poco y enloquecen si no aparecías pronto- me dijo riendo, yo sonreí arrodillándome frente a los niños que me miraban enojados.
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Editado: 25.01.2021