Tortuguitas de mar

Capitulo 5. El peligro esta en cualquier parte

Ana

Ese beso.

Toda la noche me la pase pensando en ese pequeño beso que me dió y luego yo se lo devolví ¡Dios santísimo! Se supone que es mi jefe, no podemos tener tratos de esos modos ¿entablar una amistad? Muy apenas, pero de ahí a tener algo o hacer otra cosa, no podemos hacer algo así.

Pero bien que te gusto querida, te dije que estar con el guapo padre de familia era una excelente idea. Conciencia, enserio no ayudas en nada.

Un ruido me sacó de mis pensamientos y era mi teléfono. Ivanna estaba jugando con un perrito que le enseñaba el alfabeto, colores, números y canciones de bebés; ella estaba muy entretenida y tenía algo de tiempo para responder el mensaje. Me llamó la atención que era un número desconocido, pero al entrar me arrepentí de verlo.

Desconocido: Ani, soy yo, Lucas. Por favor, quiero que hablemos, enserio te amo muchísimo, quiero arreglar las cosas contigo.

¿¡Porque era tan descarado en hablarme si me fue infiel en mi cara?! Ha pasado casi dos semanas desde nuestra ruptura y media semana desde que soy la niñera de Ivanna. Esta pequeñita sin duda me alegra de una forma inimaginable, no creí que esto de ser niñera me gustara tanto pero con ella me encanta estar todo el tiempo. No quiero desperdiciar el tiempo pensando en cosas sin importancia, como mi ex, pero tampoco quiero dejar "asuntos pendientes" del pasado. Soy de las personas que no pagan con la misma moneda, dejo que el karma haga lo suyo; sin embargo, no hablo con ellos y cuando todo queda resuelto, no dejo que entren a mi vida nunca más. Así que tecleé una respuesta para el infeliz.

Ana: No vengas con mentiras, que quieres?

Su respuesta no tardó en llegar.

Lucas: No son mentiras amor, enserio fue un malentendido, quiero que hablemos.

¿Y este idiota que se fumó o qué? Malentendido una mierda. Le dí la razón a mi conciencia.

Ana: Sin rodeos, ¿dónde y a qué hora?

Me mandó una dirección de un café al que solíamos ir juntos y me citó a las 6 de la tarde. Iré solo para escuchar que malditas mentiras me dirá ahora y terminar cualquier tipo de comunicación con él para dejarle claro que no lo quiero volver a ver en mi vida. Es hora de que pague por su gran error, hay que cobrar lo que ha hecho.

Tu no lloras reina, tu facturas. Exactamente conciencia.

Ivanna me distrajó poniendome su perrito en la cara y solté el celular de golpe. 

—Pequeña, me asustaste— dije. Ella hacia señas mientras movia el perrito —¿Quieres que juegue contigo? Esta bien— me senté en el suelo con ella y empecé a sostener al perrito para cantarle sus canciones y ella feliz bailaba mientras balbuceaba algunas cosas.

Escuché que sonó el timbre de la casa y tomé a la bebé para ir a abrir, ni de loca la dejo sola. Al abrir me encontré a la mujer pelinegra que había venido la otra vez, la abuela de Ivanna.

—Hola querida.

—Hola señora, ¿como esta?

—Ya te dije que me hablarás de tú— explicó.

—Esta bien Jessica— dije y pasó a la sala —¿Y que están haciendo?

—Estabamos cantando con el perrito que tiene música para niños.

Tomó asientó y su nieta la quiso abrazar, así que se la dí y me senté a su lado.

—Vine a visitar a mi nieta ya que en casa estoy muy sola— explicó —Es muy grande y digo, esta la gente de servicio o me visitan mis hermanos, pero no es lo mismo.

—Tu puedes ver a Ivanna las veces que quieras, si fuera por mi te diría que vivas aquí.

Ella negó riendo.

—No creo Ana, respeto la privacidad de Alejandro. Pero me quedaré hasta noche porque quiero pasar todo el día con mi nieta. Y tú ¿te quedarás aquí?

—Pues no creo— recordé el mensaje que le había mandado al cabrón de Lucas —Tengo que ir a un lugar más al rato.

Suspiramos y luego hubo un silencio hasta que ella habló emocionada.

—Tengo una idea— dijo —¿Y si nos vamos de compras? Sirve que salimos y nos entretenemos y luego yo puedo cuidar a mi nieta en lo que tu vas a lo que tengas que hacer.

—No se si sea buena idea. Acabo de empezar y no se si Alejandro acceda.

—Tu descuida— habló despreocupada —Yo me encargo de él, por ahora solo será una salida de chicas. 

Solo tomé mi teléfono antes de ir a la salida para tomar la carreola y subirla en la cajuela y poner a Ivanna en su silla mientras ibamos detrás y el chofer iba conduciendo hasta el centro comercial. Estuvimos hablando un rato hasta que llegamos y puse a la pequeña para ir caminado mientras veiamos todas las tiendas, era mediodía así que teniamos tiempo de recorrer todo el lugar. La niña de vez en cuando miraba las tiendas de grandes juguetes pero por lo general eran en exhibición y algunos no podrían tenerlos, hasta que fuimos a una juguetería que tenía de todo tipo de juguetes y su abuela la bajó para que eligiera nuevos juguetes. Insistí en que no debía hacer eso y ella dijo que no importaba, su fortuna era para ocho generaciones más y que mejor que invertirlos en su nieta, en palabras de ella. No fue hasta las tres de la tarde que nos dió hambre y pasamos por un Mcdonalds y pedimos dos Big Mac y para Ivanna la cajita feliz. Podíamos darle su hamburguesa y papas pero mejor le dimos su papilla y le dimos el juguete de la cajita, su hamburguesa quedaría como cena para mí.

Al acabar de comer nos dimos cuenta que ya eran las cuatro y tenía el asunto con Lucas, podía dejarlo pasar pero entre más lo hiciera, más insistiría y no me dejaría en paz, así que regresamos a la Mansión Reynolds. Jessica cuidó a Ivanna mientras yo me cambié por un vestido negro de manga larga y me llegaba dos dedos antes de la rodilla, mi cabello estaba lacio y me decidí por unos converse blancos. Solo iría a aclararle las cosas y punto, que ni crea que le daré alguna oportunidad ni nada. Luego bajé y estaba Walter con Jessica jugando ambos con su nieta. Al verme se sorprendieron.




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