Tortuguitas de mar

Capitulo 13. Te demostraré lo mucho que te quiero

Ana

Observaba por la ventana del auto las pequeñas gotas de lluvia de la noche anterior, suspiré para mis adentros y trataba de despejar mi cabeza de todo lo que había pasado en este tiempo. Ayer mi jefe me dijo que nos iríamos a la playa debido al éxito de su negocio, ese mismo día hicimos maletas el resto de la tarde y ahora su padre y Jessica nos esta llevando al aeropuerto junto con mi pequeña minion. 

—¿Cuanto tiempo se irán?— preguntó Jessica.

—Solo serán cuatro días— respondió Alejandro —No será mucho.

—Por cierto— intervino Walter —El oficial nos dió noticias de Delton y Hunter.

Tragué grueso. No sabía si queria escuchar o no.

—¿Que dijo?— habló mi jefe por mí.

—Al parecer Delton salió del estado el día que pasó lo de la madre de Ana— respondió Walter tratando de sonar calmado y no alterar la situación —Con la denuncia, no puede salir del país. Inspeccionaron la casa y todo indica que fue con un familiar a otro estado, pero ya están apresurando todo para atraparlo.

—Solo quiero que ese tipo no pueda seguir haciendo daño— respondí mientras Ivanna veía videos para niños desde su tableta. 

—¿Y de Hunter?— habló Jessica y Walter suspiró.

—El asunto fue más delicado, porque logró salir del país.

Lo observé por el retrovisor y su mirada, aunque estaba fija en el camino, se observaba la preocupación.

Sin pensarlo abracé a Ivanna un poco más y ella me observó haciendo muecas, Trataba de calmarme pero ahora parecía imposible, ¿y si esos dos me querían hacer más daño? Varios escenarios empezaron a llegar a mi cabeza y cada uno era peor que el anterior. En tan solo pensar el hecho en que le pasara algo malo a esta familia, ya no soportaría más.

El resto del camino no quisé escuchar la conversación de los Reynolds y solo me concentré en Ivanna. De pronto recordé que pronto cumpliría su primer año y después de un largo rato, hablé.

—¿Y si cuando regresemos planeamos la fiesta de Ivanna?

—Yo te ayudo, cariño— respondió la novia de Walter —El primer cumpleaños de mi nieta será perfecto. Solo falta una temática y lo demás lo organizamos.

—¿Y de que querrá mi pequeña su fiesta?— habló Alex tomando de la mano a su hija y ella no sabía que decía pero solo respondió una cosa.

—¡Badadas!

Su padre frunció el ceño y los demás comenzamos a reír.

—¿Badadas? ¿Es una nueva serie o algo?

—Se refiere a los minions— respondí —Ellos siempre dicen bananas y últimamente son sus favoritos— mi jefe asintió y su padre dió la vuelta para ingresar al aeropuerto y dejarnos en la entrada.

—Bueno, chicos, no se olviden de nosotros— respondió una vez que nos ayudó a bajar las maletas.

Los abracé a todos pero más a mi pequeña, a ella sí la extrañaría muchísimo. Una vez ellos volvieron para la residencia Reynolds, Alejandro y yo entramos y él nos dirigió a una zona que no había visto jamás.

—¿Donde estamos?

—Es el area de jets privados— respondió como si nada —Asi podemos viajar solos sin interrupciones— me guiñó un ojo y se acercó para depositar un beso en mi mejilla —Me encargaré que disfrutes estos cuatro días. Deja todo el estrés y solo seremos dos adultos y un bebé disfrutando de la playa.

—¿Así que hiciste este plan del jet para estar a tiempo a solas conmigo?— cuestioné divertida.

—Exacto—sonrió sin más y nos adentramos al jet.

Una aeromosa nos dió la bienvenida y preguntó si queriamos algo de beber antes de empezar el vuelo, mi jefe no quiso nada pero yo pedí una botella de agua, me sentía algo nerviosa porque hace mucho no voy a la playa y menos se a cuál me llevará, pero mi duda quedó resuelta cuando el capitán respondió a donde ibamos.

—¿Iremos a Cancún?— él asintió.

—De las más hermosas playas en México y podrás comer todos los tacos que quieras.

Entre una de las cosas que habían aprendido de mí, era que mi comida favorita eran los tacos. No se si pueda comer eso estando embarazada, pero se que debo evitar el alcohol, café y cosas picantes.

Al parecer alguien quiere también ganarse al bebé. Respondía mi conciencia entre risas mientras despegabamos para ir a México. 

El jet no tardó en estar estable y de pronto me entró algo de sueño, sin pensarlo me recosté en el hombro del pelinegro y él me observaba con cariño.

—¿Cansada?

—Algo— dije.

—Descuida, duerme tranquila, yo te despierto cuando lleguemos— dejó un beso en mi cabeza y no tardé en perderme entre los brazos de Morfeo. 

El trayecto fue tranquilo para descansar, con mi embarazo últimamente me da muchísimo sueño y lo agarro muy pesado. Descansé un poco por casi cuatro horas, y me levanté cuando un olor inundó mis fosas nasales. Alejandro tenía un brownie con helado de vainilla y se veía delicioso. Solo le iba a robar un poco.

Ni tu te lo crees. Decía mi conciencia mientras tomaba la cuchara para agarrar un poco.

—Con que así te despierta, ¿eh?— dijo cuando la cuchara estaba a medio camino de mi boca. Lo observé con algo de rápidez hasta que consumí el pequeño pastel y sonreí como si nada.

—Yo no hice nada— dije inocentemente y él rió. Un sonido de su telefono le avisaba de una notificación y bufó harto —¿Sucede algo?— dije preocupada.

—Sabía que Paul no era buena idea como "niñera", como se dijo él mismo.

Me mostró su celular y era una foto de él mientras Ivanna estaba pintada de todos los colores y las hojas estaban en blanco. Reí y seguí comiendo el brownie con helado. 

—No se que me espere cuando lleguemos.

—Yo pienso que le regala una mini jeep— dije y él comenzó a comer también parte del brownie.

(...)

Ya habíamos aterrizado y todo estaba muy bello. El aire parecía muy fresco, la zona era muy verde, las tiendas estaban con mucha gente y en la recepción cuando una señorita nos terminaba de atender, alguien llamó a Alex.




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