Tortura a los 16

IV

Al salir corriendo con la esperanza de que James fuera detrás de mí como siempre ocurría después de alguna de nuestras discusiones sin sentido. Pero al darme cuenta, que no había rastro del chico de ojos mieles que debería de estar persiguiéndome, me di cuenta de lo mal que se encontraba nuestra amistad en estos momentos, que mi actitud había arruinado todo un poco más.

Me di por vencida, prefiero buscar un lugar donde esconderme para evitar ser sancionada en mi primer día de clases. Entonces, me encontraba caminando mientras armaba un plan mental para evitar ser atrapada.

–Vaya, ahora por culpa de ese idiota perdí mi primer día de clases, ¡Bravo, Gema eres grande! –Estaba tan metida peleando conmigo misma que choque con algo, parece que hoy es el día de chocar con Gema.

Alcé la mirada rezando al cielo que no sea un profesor, pero al darme cuenta que es un chico de mi curso bastante guapo a mi parecer, sin embargo, vengo tan centrada en mí que no le tomé importancia e intento seguir mi camino, pero el chico se interpone, haciendo que me quede parada frente a él hasta que alza su rostro para dirigirme la palabra.

–Discúlpame, iba distraído y no te vi– Me sonríe mientras habla.

–Oh lo siento, también fue mi culpa, estaba tan metida en mis pensamientos que pensé que no había nadie en los pasillos– Completamente avergonzada por lo sucedido.

–No te preocupes, creo que no me he presentado. Me llamo Emilio y esta bella dama que tengo frente a mí, ¿Me dirá su nombre? O tendré que adivinarlo– Me interroga de la manera más dulce que pudiera alguien hacerlo, me sonrojo ante las palabras del chico y en un suspiro de voz le dije mi nombre.

–Disculpa no te escuché.

—Mi nombre es Gema— Digo con torpeza.

—Es el nombre más lindo que he escuchado.

Estaba hecha un tomate, solo susurré un gracias e intenté seguir con mi camino, pero el chico tomo mi mano para intentar retomar la conversación que estábamos manteniendo.

El joven contaba con una mirada bastante profunda, poseía unos ojos tan oscuros como la noche en los que te podrías perder y no regresar jamás a los cuales no se le escapó el estado en el que me encontraba.

—¿Te encuentras bien?

─Sí. ¿Por qué no lo estaría? —Contesté su pregunta con otra pregunta.

—Tus ojos, tu mirada se encuentra bastante triste, ¿Enserio estás bien?

—Te acabo de conocer hace cinco segundos y solo con verme a la cara ¿Dedujiste mi estado de ánimo?

—Pues diciéndolo de esa forma, creo que expresarte la situación actual de maravilla- Rascándose la nuca mientras suelta una pequeña risa ronca que me erizó la piel.

Iba a abrir la boca para decir algo, pero el timbre sonó dándoles a entender que la hora del almuerzo había llegado, haciendo la oportunidad perfecta para que pudiera escabullirme entre la aglomeración de estudiantes que en su mayoría llevan rumbo a la cafetería.

Emilio me grita intentando llamar mi atención, pero su voz se pierde entre los estudiantes que nos rodean. No puede evitar soltar una risa bastante nerviosa por la situación que acaba de ocurrir y con una sonrisa me dirige con paso firme al salón.

En el camino, me fijo que un chico observó todo lo que había pasado desde un pequeño balcón. Con mirada que demostraba tantos sentimientos, pero en este instante era furia, con los puños apretados como si quisiera golpear lo primero que estuviese en frente suya lo cual es bastante estúpido ya que habíamos peleado hace cinco minutos.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.