XXXIX

Ansiedad, dolor, ira, resentimiento. Una familia destruida la cual perder el rumbo es lo que suele pasar al finalizar una tragedia.

Un día lluvioso los acompañaba y sus pasos resonaban en los charcos de agua que sobresalían en el suelo de aquel cementerio con aspecto tan tenebroso en el cual descansaran los restos de Allison O’Connell, con sus familiares con sus rostros empapados de una mezcla de agua y lagrimas y con los adultos cargando el féretro solo había una palabra para definir el ambiente y definitivamente es tristeza, a pesar de que la culpa carcomía  a todos por primera vez desde que sucedió este evento perturbador la cabecilla del grupo se sentía mas tranquilo con gema tomando su mano para no dejarlo caer pareciese que todas sus emociones habían desaparecido hasta ese momento en el cual el ataúd fue cerrado por ultima vez y llevado con dirección al centro de la tierra todo se descontroló y aquella tranquilidad que acechaba el rostro del azabache desapareció transformándose en frustración y en gritos de “NO ME DEJES” “ALLISON VUELVE” dándose cuenta así de que la chica se había ido y que nada volvería a ser como antes.