Tortura a los 16

XLVIII

–¿De qué estás hablando? Deja compadecerte de mí, no necesito tu maldita lastima. No entiendes nada de lo que siento, asi que deja de tratar de engañarme con tus malditas palabras perfectas, entiéndelo, James no todos podemos ser tan perfectos y especiales como tú, algunos estamos podridos y destinados a sufrir desde que nacimos.

–Quizá nunca haya hablado con alguien sobre esto realmente, ni siquiera con Gema y eso que ella estuvo a mi lado en cada momento del funeral y todo el proceso después de. Todos pensaron que mi tristeza era por darme cuenta de que ella no estaría nunca más físicamente aquí pero realmente había algo debajo de todo eso.

–No entiendo a que te refieres, sabes que no debes de fingir con tal de compadecerte de mi.

–Maldita sea Emmanuel, solo déjame hablar.

Su cara reflejaba la necesidad de hablar de aquello, no pude negarme y solo lo escuché atentamente sin saber que decir realmente.

–La noche en que ella murió yo estaba allí, habíamos llegado de noche a su casa ya que nos avisaron que quizá sería su última noche y debíamos despedirnos.

Realmente yo no sabia la gravedad de la situación, era mucho más joven en ese tiempo y realmente pensaba que se recuperaría y no pasaría a mayores, pero me equivoque y esa noche la vi tendida en su cama, conectada a muchas maquinas que la mantenían sedada.

Un doctor entró a revisarla y me sacaron de la habitación para que los adultos hablaran, solo esperé a que salieran todos para volver a entrar a verla una vez mas y yo sin querer moví uno de esos cables y las maquinas comenzaron a sonar, estaba tan asustado que salí corriendo asustado en búsqueda de ayuda. Cuando encontré al doctor vi a mi padre llorar y al verme solo me abrazó y me dijo que ella se había ido– Las lagrimas de james caían como si de una tormenta se tratase al contarme esto y realmente no sabia como reaccionar ante eso, nunca había sido bueno para consolar a la gente, asi que solo lo abracé como el lo hizo conmigo y sorprendentemente me correspondió el abrazo.

–puedo saber ¿qué paso después? –El asintió y simplemente me explicó que pasaron unos meses hasta que se enteró que cuando el entró a la habitación su abuela ya había fallecido y sus padres solo se lo dijeron ya que su terapeuta se dio cuenta de aquel sentimiento de culpa el cual lo agobiaba.

–Asi que como ves, hay situaciones de las cuales nos sentimos culpables, aunque nosotros realmente no lo seamos, pero son las circunstancias en las que suceden lo que nos da esa perspectiva de que sí.

Una enfermera entro en ese momento a dejarme una charola con comida ya que estaría allí un rato mas en lo que el medicamento que tenia conectado a una vía acababa, estaría aquí unas dos horas más y después podría ir a casa.

Después de un silencio que parecía ser eterno decidí romperlo.

–¿Alguna vez Gema te contó sobre mi hermano?

James sonrió y sentí como si el ambiente resplandeciera, como si mis ojos hubieran estado cubiertos por una venda y él haya logrado romper todos los lazos que me ataban.

Pasamos esas dos horas hablando, sobre todo, nuestros miedos, nuestros traumas, nuestra vida en general y descubrí que no es tan malo como pensaba. Que si mi venganza no me hubiese tenido tan cegado quizá pudimos haber sido muy buenos amigos.




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