Touchdown

CAPÍTULO TRES

ALEXANDER ROUX

Había estado con muchas personas en mi vida. Desde la universidad hasta cuando me convertí en jugador profesional, las personas habían gravitado a mi alrededor como si fuera un irresistible imán. Y nunca había rechazado a nadie que quisiera meterse en mi cama. Nunca.

Así que nunca había tenido que perseguir a alguien porque ellos solos venían a mí. Hasta esta noche, hasta que vi a Derek apoyado en la pared de cristal del salón de baile, sin participar, sólo observando, viéndose jodidamente atractivo en su traje. De hecho, me había cautivado desde el primer momento en que lo había visto esta mañana en las instalaciones del equipo. Me había odiado por haber perdido la oportunidad de conocerlo, y mi conclusión al verlo esta noche en el salón de baile fue que parecía que estaba destinado a ser.

Derek fue educado y amable, y no se había lanzado sobre mí cuando me presente. Y, oh, hombre, realmente deseaba que lo hubiese hecho. Lo cual era sorpresivo porque odiaba que la gente se abalanzara sobre mí. Extrañamente, también me había gustado que quisiera alejarse de mi. La gente se tendía y adherían a mí como fuese el santo grial, y una vez que lo hacían, no quería dejarme ir. Eso no me gustaba. Sin embargo, quería que Derek lo hiciera pero él parecía más interesado en hacer su trabajo que en estar conmigo. Y eso era condenadamente refrescante.

Así que le di la distancia que parecía querer y me dedique a observarlo. Él era bueno en su trabajo. Eficiente y apasionado. Había notado que había tenido un par de asistentes trabajando con él, y los había tratado como iguales. No les hablaba groseramente ni los trataba como si fueran hormigas bajo sus zapatos. Les daba instrucciones con amabilidad, y las personas se movían rápidamente para hacerlo, no por miedo sino porque lo respetaban como jefe. Y él parecía dispuesto a estar allí haciendo lo que fuera necesario para que el trabajo fuera hecho. Había abierto botellas de vino con eficiencia, doblado servilletas de tela para las mesas, había calmado a un muy agitado camarero con palabras tranquilas y se había puesto firme cuando dos chicos de la banda habían discutido. Tenía más paciencia de la que yo jamás tendría.

Me gustaba verlo moverse en sus brillantes zapatos, con sus pantalones negros apretándose a su espectacular trasero. Era delgado, pero se notaba que estaba en forma. Estaba fascinado con su garganta, que era muy visible, puesto que se había sacado la chaqueta y la corbata para desabrochar un par de botones de su camisa. Su cabello negro estaba nuevamente peinado hacía atrás con alguna clase de gel. No parecia el tipo de hombre que se esforzaba para verse bien, pero igualmente se veía perfecto. Tenía unos labios carnosos y una cara pequeña y lo más bonitos ojos verdes que había visto nunca.

No solo su apariencia me gustaba, también me gustaba hablar con él. Era una persona real, no interesado en promocionar su carrera al ser visto hablando conmigo, sino que era una verdadera y honesta persona. Divertido y amable, con una carrera que no tenia nada que ver con el mundo del espectáculo o los deportes. No había ni una vez buscado a los medios para que pudieran tomar fotografías de nosotros. De hecho, lo vi escudriñar a su alrededor para comprobar que nadie nos viera juntos.

Se sentía muy bien estar a solas con él en esta habitación. Yo no tenía ninguna prisa, no tenía ningún lugar para pasar el resto del fin de semana. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido ganas de estar con alguien, sobre todo un hombre... infiernos, ¿alguna vez realmente había deseado tanto estar en compañía de una persona en particular? No podía pensar en nadie. Para liberarme, sí. Para matar el tiempo, obviamente. Alguien colgado de mi brazo, todo el maldito tiempo. Sin embargo, nadie había captado lo suficiente mi atención como para que realmente hubiera querido estar con él.

Un sinfín de personas habían estado dentro y fuera de mi vida como una maldita puerta giratoria. Las caras y los nombres de todos estaban borrosas en mi mente, y no podía recordar a nadie que haya conocido y que hubiera follado antes de esta noche. Me había olvidado de ellos tan fácilmente, que eso hablaba muy mal de mí. Pero a Derek sin duda lo recordaría.

Había algo en él que me hacía querer hacer algo más que solo follar. Como en estos momentos que realmente quería abrazarlo y besarlo lentamente, tocarlo y desnudarlo para poder explorar toda su bronceada piel y ver si era tan suave como lo parecía.

Tranquilo, hombre. No vayas demasiado rápido, me dije. No quieres asustarlo y hacer que se aleje.

Derek no era como cualquier otra persona que había conocido. Y por primera vez en mi vida, no quería que el tiempo fuera demasiado rápido. Realmente quería que esta noche durara un tiempo extra.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.