Tourner Dans Le Vide

IV

Una voz femenina me despierta de mi sueño perfecto pero imposible. Al abrir los ojos me doy cuenta que es mi madre.

Me levanto rápido y la abrazo, su calor de madre me envuelve, una lágrima solitaria se me escapa.

- madre te extrañé mucho- dije cuando nos separamos.

- lo siento mi vida, se que debí haber llegado el mes pasado pero la gira se retrasó, una compañera se dobló el tobillo y tuvimos que retrasar varias funciones- explicó con una sonrisa en su rostro.

- pero lo importante es que ya estás aquí- respondí sonriendo.

Nos sentamos lado a lado en mi cama, mientras ella me acariciaba el cabello hablábamos.

- madre te has perdido de muchas cosas- informé- hace dos meses presentamos una pieza de treinta minutos dividido en actos de diez minutos cada uno. Y mi padre me dejó entrar a clases de teatro y hace una semana fue mi primera obra.

- lamento haberme perdido eso cariño- se disculpó- pero, no puedes hacer ambas cosas, o bailas ballet o haces teatro, no las dos, con tus obligaciones como princesa no te dará tiempo para hacer las dos cosas.

- lo sé madre, en diecinueve días tengo una función de ballet- le dije con emoción- seré la protagonista.

- que bueno hija, me emociona- respondió con una gran sonrisa- ¿Cómo va la relación con tu padre?

- ahí vamos madre- respondí bajando la cabeza- quiere que me case con el principe Félix.

- no puedo discutir con tu padre sobre eso- me abrazó- es tu responsabilidad con la corona.

La abracé y al oído le dije- yo no me quiero casar con él madre.

- lo sé hija, pero es nuestro destino en la realeza- me acarició la cabeza- pero, hay una forma, de que evites eso, y tú hermana pase a ser la heredera.

- ¿¡encerio!?

- si, deberás viajar a Rusia y deberás dejar el teatro, dedicarte por completo al ballet- me dijo con una media sonrisa.

- no importa, me voy, yo quiero ser una gran bailarina de ballet madre- sonreí.

- deberás esperar a mayo, harás una prueba de ingreso que sé que pasarás- sonríe feliz- y entonces te dedicarás al ballet como yo y no tendrás la presión de ser Reyna.

La emoción volvió a mi cuerpo en un instante y vi mi futuro brillante, se comenzaron a proyectar las mejores imágenes en mi mente.

La multitud gritando mi nombre, mientras bailo el protagónico de alguna pieza, me voy de gira como lo hace mi madre, sería mi sueño hecho realidad.

- ¿Y papá no se molestará?- pregunté sutilmente.

- no lo creo, seguro te apoyará- aseguró- te espero abajo para desayunar cariño- concluyó con un beso en la frente, para luego irse.

El sonido metálico despierta mis alarmas luego que mi madre salió de la habitación, al asomarme a la ventana lo ví, era él, estaba haciendo su trabajo, golpeando la gran piedra, estaba sucio debido a todo el polvo que se levantaba, sus brazos fuertes parecían más marcados. De repente todo iba en cámara lenta, pajaritos y flores salían de todos lados, mi estómago dolía nuevamente, sentía una gota de sudor correr por mi espalda.

- ¿Por qué ves al tallador?- una voz femenina me sorprendió- ¿Te gusta?

- ¿¡Qué!?- exclamé- no, ¿Cómo puedes decir eso Leticia?

Era mi hermana, ¿Por qué lo estaba viendo así? No, él no puede gustarme.

- te gusta el tallador- afirmó- papá estará enojado.

- que no me gusta- reafirmé- debo admitir que es lindo, y musculoso, alto, castaño, tiene un buen cuerpo y parece buena persona- hablaba perdida mientras lo veía nuevamente.

Leticia me tocó la frente con su mano, midiendo a ver si tenía fiebre para luego decir- sip, tienes un caso severo de enamoramiento.

- ¡Pero! ¡Eso no puede ser posible!- negué- no puede gustarme alguien como él.

- ¿Cómo?- preguntó ella- apuesto, ¿que se gana la vida y que no es de una cuna de oro?

- pero, padre no permitirá que eso suceda- recordé- él me quiere casar con el principe Félix.

- ¿el rarito de Italia?- preguntó con una media sonrisa.

Ambas soltamos una carcajada.

- si, él- respondí luego de agarrar aire- pero yo no quiero.

- ¡ay! Yo quiero ser Reyna, ¿Por qué tenías que nacer primero?- bromeó- algún día seré Reyna, me casaré con un hombre, probablemente que mi padre elegirá, y reinaré muy bien.

- debo contarte algo hermana- sonreí- la verdad es que yo no quiero ser Reyna, yo quiero bailar ballet, y es posible que pueda cumplir ese sueño.

- ¡¿Encerio?!

- madre me ayudará

- pero, ¿Cómo?- preguntó curiosa.

- tengo que irme a Rusia a hacer una prueba de admisión y podré estudiar allá- contesté con ilusión.

- pero eso significa que tendrás que irte- frunció el seño.

- pero podrás ser Reyna, y yo te visitaré.

Su semblante cambio, parecía tener alegría, pero a la vez sentía tristeza.

- tranquila- la abracé- esté dónde esté, pase lo que pase, siempre serás mi hermana y te amaré toda la vida.

- ¿cuando te irás?- preguntó con tristeza.

- debo esperar a mayo que es cuando empiezan las pruebas- respondí aún abrazándola.

- bueno, al menos ambas cumpliremos nuestros sueños- nos separamos y ví que estaba llorando.

Le limpié las lágrimas y le dí un beso en la frente.

- y podrás estar con el hermoso tallador de piedra- bromeó con una sonrisa.

- ya te dije que no me gusta- recordé.

- pues eso no es lo que parece- dijo con una media sonrisa.

~•~

Había un silencio incómodo en la mesa, me sentía pequeña y vulnerable, nadie decía ni una palabra, solo comían y se miraban los rostros.

- ya arreglé una salida entre tú y el principe Félix- padre rompió el hielo.

- ¡pero padre!- reclamé.

- ¡sin quejas, es tu deber como princesa casarte y reinar!- sentenció.

- ¡No quiero casarme, y menos con él!- protesté- ¡No quiero pasar el resto de mis días con alguien que no amo!

- te casarás, reinarás y le darás un heredero al reino- ordenó- y se acabó el tema, este sábado saldrás con él.



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En el texto hay: romance, drama

Editado: 10.09.2025

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