Tourner Dans Le Vide

XI

Italia 03 de octubre de 1785

La brisa era fresca, movía los árboles con gentileza, el sol no estaba tan radiante, estaba un poco nublado pero aún así se podía ver.

Las personas pasaban y pasaban, se escuchaban los cascos de los caballos galopando mientras arrastran un carruaje.

La escuela de ballet estaba preparando su próximo show, a los chicos se les avisó que habría una nueva estudiante que los apoyaría con el show. Nadie sabía quién iba a ser, todos estaban esperando a que llegara aquella chica.

Ahí estaba Carlos, sentado hablando con sus compañeros.

- ¿será linda esa chica?- mencionó uno de los chicos.

- ¿Quién creen que pueda ser?- preguntó Carlos con curiosidad.

A pesar de estar hablando con sus compañeros, Carlos se sentía aburrido, quería irse, pero aún no habían comenzado a ensayar, quería que llegara aquella chica de una vez por todas y así poder terminar para irse.

De pronto entró la profesora con una chica.

- ¡chicos, atención!- llamó a todos- ¡Ella es Elisabeth y será su nueva compañera por unos meses! ¡Ella viene a apoyarnos en todo lo que pueda, viene de París y baila, precioso!

Todos quedaron asombrados con la belleza de aquella chica, pero Carlos quedó cautivado, se sentía extraño, la veía y sentía como si todos su malestares se fueran, algunos podrían llamarlo.

Amor a primera vista

Luego del calentamiento, ensayaron por varias horas.

En la hora de descanso unas chicas estaban molestando a Elisabeth.

- ¿Te crees mucho por venir de París?- se acercó una chica y un chico- por ti no me eligieron para el protagónico.

- no baila tan mal- afirmó el chico.

La chica frunció el seño y lo golpeó con el codo.

Carlos se acercó y empujó al chico.

- déjenla en paz, ella no les ha echo nada- la defendió.

Los niños se fueron sin protestar.

- gracias- Elisabeth besó al chico en la mejilla- eres muy bueno.

- ¡gracias!- exclamó- y no hay de que.

Luego de la clase salieron juntos a dar un pequeño paseo por las calles de Roma, iban con un guardia real.

- ¿Quién es ese hombre que nos persigue?- preguntó Carlos.

- es mi guardia, me cuida- respondió ella.

- ¡wow! Tus padres deben ser muy ricos para contratar un guardia- esbozó él.

- a mi padre le encanta tenerme vigilada, dice que pueden secuestrarme.

- ¿Por qué lo harían?

- señorita debemos irnos- interrumpió el guardia.

- !Wow de veras que estás vigilada!- se sorprendió Carlos.

- si- se fue hacia el carruaje que había llegado muy rápido- nos veremos mañana en la clase.

Poco a poco estos dos se hicieron muy amigos, salían a todos lados, comían helado, pizza, el amor que Carlos sentía por ella solo iba creciendo más y más.

Y ella empezaba a sentir cosas por él. Trataba de verse bien, solo quería estar con él.

Una tarde se lograron escabullir del guardia y se sentaron en el techo de una casa a mirar el anochecer.

- ¿Te gusta?- preguntó él.

Ella solo asintió, tenía una mirada triste y perdida.

- ¿qué tienes?- él le tocó el hombro suavemente.

- después del show regresaré a Francia- confesó Elisabeth con un tono triste.

Carlos no le dió mucha importancia, solo le importaba el tiempo que le quedaba, aunque muy en el fondo le doliera.

- entonces disfrutemos todo el tiempo al máximo- contestó finalmente- sígueme.

Fueron a la orilla de una playa, la noche ya había llegado, la luna iluminaba el lugar.

Las olas le provocaban una sensación de paz a Carlos.

Le chispeo agua a ella, a lo que respondió con lo mismo, comenzaron a jugar, reían, bailaban, saltaban.

Hasta que estuvieron muy cerca, se miraron a los ojos.

- eres hermosa elizabeth- acomodó un mechón de su cabello- me gustas mucho, y no me importa si te vas, solo necesitaba decírtelo.

Ella no respondió, en lugar de eso le acarició la mejilla y sin darse cuenta sus labios se juntaron suavemente y se separaron rápidamente.

Ella sonrió y se sentó en la arena, él copió su acto y juntos se quedaron mirando el horizonte.

- señorita- ambos voltearon- al fin la encuentro- era el guardia- debemos irnos, su padre debe estar furioso.

Se levantó besó a Carlos en la mejilla y se fue.

Él simplemente se quedó mirando las olas, pensando en el pequeño beso que se habían dado hace unos segundos, reflexionando lo que había dicho.

Pensaba que quizá no había sido buena idea, ya que después de todo ella se iría, ¿Quién sabe qué pasaría?

A pesar de eso se sentía feliz, se sentía bien, sabía que su felicidad podía ser arruinada con un solo pensamiento, pero no le importaba, en lugar de eso, lo deseaba, tal vez deseaba que su felicidad acabace o simplemente estaba esperando que, aunque ella se fuera, ese amor quedara para siempre en su corazón, y aunque ambos se casen y formen sus vidas, aún así, tendrán un espacio en el corazón del otro.

~•~

06 de diciembre día del show.

Todos estaban preparándose para bailar, ¿los vestuarios están listos? Preguntaba la maestra, ella era la más estresada, siempre lo hacía cuando tenían función.

Carlos estaba en el vestuario de chicos junto a sus compañeros, estaba distraído, pensando en lo que habían pasado él y Elisabeth los últimos meses.

Se habían escapado en varias ocasiones, jugaban en la arena, en el agua.

En ocasiones se sentaban en el techo de alguna casa a ver el atardecer. También pensaba en que hace unos pocos días ella le había confesado que era una princesa.

- tengo algo que decirte Carlos- las risas cesaron y la mirada de Elisabeth era seria- la razón por la que no me puedo quedar aquí es- hizo una pausa.

Ella creía que al contárselo él actuaría de una manera diferente, que la trataría diferente. Que quizá se sentiría engañado por no haberlo dicho hace un tiempo.



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En el texto hay: romance, drama

Editado: 18.06.2025

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