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Félix
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Una boda, me sorprende lo rápido que pueden organizar este tipo de ceremonias cuando les conviene, es frustrante saber que esta es la realidad de la realeza.
Me lastima saber que Elisabeth va a sufrir con esto, pero te protegeré Elisabeth, desde el más allá lo haré, porque Félix debe morir para que yo pueda renacer. Sé que esto que haré puede ser egoísta, pero; ¿Es egoísta querer ser feliz? Quizás, pero la verdad es que siempre he buscado mi felicidad, nunca ha sido mía, pero esta vez, lo será.
Podré ser feliz sin rendirle cuentas a nadie, estar bien con quién amo sin dar explicaciones. Nunca me cansaré de pedirte perdón Elisabeth, aunque no sea directamente.
- ¿Lograste entrar en la guardia?- le pregunté al hombre que acababa de entrar a mi habitación.
- si- su respuesta fue precisa- hace unos días empecé, todo está prácticamente listo.
- bien- me acerqué a él lentamente- recuerda el plan, y que nadie sospeche de ti.
Asintió y se fue. La boda es mañana, el vestido de Elisabeth había sido escogido por el rey y la reina, no es una sorpresa que a ella no le guste, una tortura más para que pueda ser libre, aunque estoy seguro de que ambos sabemos que no lo será. Pero no te rindas, lucha por liberarte, abre tus alas, vete y nunca regreses.
Tomé un papel y una pluma, me senté en mi escritorio y simplemente cerré los ojos, imaginándome cada bello escenario en el que Mandred y yo somos felices, la pluma se deslizaba lenta y suavemente por el papel, trazando cada letra con una belleza inimaginable, cada palabra era un deseo de estar cada vez más cerca de él, con cada verso lo sentía más y más cerca.
Muy pronto estaremos juntos mi amor, nada nos podrá separar, tu solo espera que allá voy a llegar.
Mi sol, mi luz y mi oscuridad, quien sabe todo de mi y me espera sin reprochar, soy yo quien está de este lado y pronto estaré junto a ti, solo espera un poco más que pronto voy a llegar.
El plan va a salir a la perfección y podremos amarnos al fin aunque llamemos la atención, amarte es lo mejor que me ha pasado en esta vida, estaremos juntos hasta que el destino lo decida.
En unos días estaré contigo, tu solo se paciente, todo saldrá bien, estaré bien, nos veremos más pronto de lo que te imaginas. Te amaré como las páginas lo narran, en mi libro de esperanza, tu y yo somos uno en un mundo dónde no hay nada, solo somos nosotros.
Te amo y siempre lo haré, espérame que pronto contigo estaré.
Con mucho amor: Plumita.
Luego de enviar la carta regresé con Cilia, Elisabeth estaba en su palacio seguramente preparándose para mañana, y yo, aquí estoy. Pensando en si es necesario todo esto para poder ser feliz al fin.
No es mi intención lastimar a nadie, este pensamiento me consume poco a poco, ¿Es un crimen querer ser feliz? Solo necesito estar ahí, con él y no habrá nada que destruya esa felicidad. Siempre me han dicho que soy un error, que nunca debí haber nacido, que soy un ser despreciable y torcido, mi propia familia me desprecia, solo tengo a Amaya, y aunque Cilia me apoya, ella también busca su propia felicidad, no puedo ser una carga más para ella.
Estaré bien, debo estar bien, todo pasará, y simplemente me olvidarán.
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Elisabeth
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Todo esto era hermoso, flores, adornos, simplemente era la boda perfecta, lamentablemente no era esto lo que yo quería. El vestido estaba horrible, mi padre lo había escogido. Ni siquiera en el día que se supone es mi momento especial puedo decidir que ponerme.
Eso no era lo más importante en este momento, mañana todo comenzaría, tengo un mal presentimiento, pero me alegra que Félix vaya a estar feliz. Es lo único que me mantiene en pie ahora. Él estará con el amor de su vida y seguramente mis padres buscarán a otro pretendiente para casarme con él.
Odio todo esto, solo deseo cumplir mis sueños, ¿Encerio es tan malo? Tengo que buscar esperanza, no me quiero rendir, pero se me hace muy difícil. Mi madre vino a mi para decirme que las pruebas ya no serían en mayo, ahora serán en febrero del próximo año y estoy muy asustada, siento que mi madre me quiere ayudar, pero a la vez sé que no está dispuesta a contradecir a papá.
Lo recuerdo todo, las veces que papá le pegaba a mamá cuando no hacía lo que él quería, como la engañaba y menospreciaba en su propia cara, recuerdo también... Lo recuerdo todo, el accidente, mi amor por Carlos, los maltratos y desilusiones.
- ¡madre!- toqué la puerta de su habitación.
Escuché un "pasa", al entrar estaba ella sentada en el suelo con los ojos rojos, seguramente de tanto llorar.
Me acerqué lentamente y vi sus heridas, en sus piernas, brazos y torso, mi padre la había golpeado nuevamente.
- ¿Por qué permites todavía esto?- comenté.
Ella no respondía. Al darse cuenta de que me percaté de todo dejo salir un llanto ahogado, sollozos forzados y una respiración agitada.
- recuerdo todo madre- me senté a su lado- recuerdo todo lo que padre te hacía, el por qué le tienes tanto miedo, somos simplemente eso, siempre lo seremos, solo objetos para que los hombres se diviertan.
- lo siento hija- dijo entre suspiros y llanto- no puedo permitir que pases por lo mismo que yo, pero me da mucho miedo lo que tú padre nos haga.
Debo admitirlo, también tengo miedo, y no es el mismo miedo que tenía por casarme, era diferente, algo que me recorría desde los pies hasta la cabeza, que me hacía sentir acorralada y vulnerable, algo por lo que huir y nunca regresar. Ese miedo se desbloqueó con cada recuerdo que volvía a mi mente.
- no te quiero apresar- continuó ella- pero no puedo contradecir a tu padre, y nadie en la corte ayudará a una mujer, nunca me escucharán.