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André
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Hasta ahora todo le ha ido perfecto, está feliz, vive su sueño con alegría y emoción. Han pasado cinco meses desde que se fue, baila precioso y es la mejor del lugar.
No hay peligro, no hay amenaza, todo está bien, ella está bien. Pero, ¿Dónde está él?
Lo hemos buscado estos meses, en todos lados, ¿Dónde se habrá metido ese muchacho?
No permitiré que les hagan daño, fue mi promesa y no la romperé.
-¿Cómo vas con ese nuevo libro?-la voz de Mandred me sacó de mis pensamientos.
-¡No tan bien!-exclamé con desilusión-¡No sé cómo comenzar, tengo un año tratando de escribir, pero no logro plasmar mis ideas!
Se acercó a mi y suavemente me besó en la frente, se sentó a mi lado y leyó lo que llevaba del escrito. En su rostro pude ver el asombro, una sonrisa se le pintó y me miraba con emoción.
-¡Es muy lindo cariño!-respondió-pronto te llegará la inspiración, eres increíble y escribes increíble, recuerda tu primer libro, es todo un éxito.
Me abrazó fuerte y al oído me susurró-no te preocupes plumita, todo estará bien, sé que has estado muy estresado, tranquilo, ya te llegará la inspiración.
Un suave beso en los labios me hizo soltar la pluma y tomarlo suavemente por la cintura. Nuestros labios jugaban entre sí, suaves como una hoja de papel.
—Este lugar es lindo—interrumpió el beso.
—¡Sí! Rusia es un país lindo y bueno—respondí—pero no para nosotros, estamos bien en dónde vivimos, recuerda que solo vinimos a ver cómo estaba ella, nos iremos al amanecer.
Me volvió a besar suavemente y caminamos lentamente hasta la habitación, nos detuvimos al pie de la cama, frente a frente, mirándonos fijamente a los ojos. Sus ojos brillando de alegría, llenos de amor y deseo. Le quité lentamente la camisa dejando su torso desnudo, observando cada fracción de él, su abdomen marcado, sus pezones, sus músculos, pasaba mis dedos lentamente por todo su torso.
Lo besé suavemente en el cuello, dejabdo mi saliva impregnada en su piel, me quité la camisa, nos seguíamos viendo, era como si nuestras almas estuvieran conectadas y se tocaran sin necesidad de hacerlo. Cómo si al vernos, hiciéramos todo sin saberlo, como si fueran nuestras almas haciendo el amor. Nos volvimos a besar suavemente, mi lengua intrusa en su boca, bailando con la suya, nuestros torsos desnudos tocándose con delicadeza.
Nos tumbamos a la cama lentamente mientras aún nos besábamos, dejé sus labios para besar su pecho, paseandome lentamente de un pezón a otro. Sigo bajando hasta llegar a su abdomen bajo, dejando besos en todas partes.
Bajé sus pantalones y besé por todos lados, para finalmente y con delicadeza llevarmelo a la boca, chupaba con suavidad y placer, él gime y arquea la espalda, diciendo que le gustaba y que no parara.
Cada vez iba aumentando la velocidad y fuerza.
—¡Señor, Juan está aquí y dice que es urgente!—uno de los guardias tocó la puerta interrumpiendo.
Tomé un poco de aire, respiré hondo y respondí—salgo en un momento.
Fui al baño, me lavé la cara rápidamente y me puse la camisa nuevamente.
—¡Quédate aquí!—le dije a Mandred antes de salir para luego lanzarle un beso.
Bajé lentamente tratando de pensar en otras cosas para que nadie notara mi inconveniente bajo.
—¡Encontré a Carlos!— informó con desesperación.
Algo dentro de mi se movió, un presentimiento de que algo malo venía a continuación hizo que me doliera la cabeza.
—¡El rey lo tiene prisionero y lo ha torturado por lo últimos meses!—en su tono se notaba la desesperación, la molestia y la impotencia.
La furia se apoderó rápidamente de mi, me sentía mal, sentía que era mi culpa porque haberme ido, quería protegerlos, juré hacerlo, no puedo romper esa promesa.
—¡Arreglen todo, en la mañana salimos a Francia!—ordené a todos.
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Me prometí que nunca regresaría a este lugar, juré que enterraría mi pasado y que sería olvidado, pero hoy estoy aquí para sacarlo de ahí, no puedo seguir permitiendo que lastimen a las personas que quiero, no me iré de aquí hasta que Carlos esté bien, lo convenceré de irse conmigo aunque sea lo último que haga.
fin du chapitre cinquante et un