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Elisabeth
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Siéntete libre de ser quien eres, sé feliz sin importar lo que digan los demás, ama con todo tu corazón lo que haces y nunca dejes de hacerlo, ve, vuela, se libre y no dejes que nadie corte tus alas. El amor te seguirá solo si tú amas quien eres, el destino siempre jugará a tu favor, no te apresures y deja que la vida te guíe a donde debas estar.
Un sueño, una meta.
Todo está saliendo tal y como me lo esperaba, es como vivir en un sueño donde todo es perfecto. Estos últimos meses han sido espléndidos, la escuela es increíble y cada vez amo más bailar. He aprendido mucho más y soy la mejor de la clase, la señorita Lorraine dice quei futuro es brillante, lleno de baile y fama.
Sin embargo, de vez en cuando no puedo evitar pensar en él, su rostro regresa a mi como un pensamiento lleno de nostalgia y amarrado a mi corazón se vuelve eterno.
Le escribí varias cartas que nunca envié, todas juntas en una pequeña caja en mi armario, cada una de ellas con una historia diferente, con una felicidad diferente, esperando a ser abiertas y guardadas nuevamente en algún corazón enamorado. Pero nunca las envié, sé que estás mejor sin mi, estarás bien. Sé que nos volveremos a ver, nuestros destinos están sellados, juntos vamos a ser felices, pero este no es el momento.
Mis ojos se iluminan cuando por fin encuentro el libro que llevo toda la mañana buscando, "Romeo y Julieta", me lo he leído tantas veces que creo que podría leerlo en mi cabeza sin necesidad del papel, la tarea dice que debemos leerlo y luego explicarlo según algo que hayamos vivido o visto vivir.
Supongo que yo tuve algo parecido, aunque muy corto pero preciso. La biblioteca es lo suficientemente grande como para estudiar en paz y soledad, pero por alguna razón siempre se llena.
Aunque encontré un lugar donde no hay muchas personas, en el piso uno, en la sección de poesía, solo hay unas cinco personas, supongo que nadie valora la poesía.
Amanda me saluda con una pequeña sonrisa, y yo le devuelvo el saludo.
-¿Qué estás leyendo?-le pregunto con curiosidad.
-La majestuosidad de este señor-contestó y dio vuelta al libro dejando ver el título-"Entre el mar y la tierra", es muy hermoso, un poemario un poco trágico.
Mi rostro se congeló al escuchar el título, a algo me recuerda, más sin embargo no puedo encontrar qué es. En algún lugar lo escuché, me quedé paralizada y no sabía la razón.
-¿De... De quién es ese libro?-pregunté con dificultad-¿Quién lo escribió?
-el nombre del autor es- revisó con detenimiento-¡André!, André D'Este-al darse cuenta de mi expresión se me acercó y puso su mano en mi hombro-¿Estás bien?, creo que las tareas te tienen un poco presionada.
-¡Si, estoy bien!-reaccioné moviendo la cabeza a los lados con fuerza-Es solo que ese título... Siento que lo he oído antes.
-¡Pues es de este año!-informó-fue publicado el veintiuno de enero.
-supongo que alguien me habló de él y por eso lo recuerdo-traté de tranquilizarme.
Seguí haciendo mis deberes, sin embargo, no podía dejar de pensar en ese libro y en quien me lo había mencionado. Estoy segura de que lo he escuchado antes, mucho antes de que fuera publicado. ¿Por qué no puedo recordar?
Estuve hasta muy tarde en la biblioteca tratando de concentrarme, estaba completamente sola, Amanda se había ido hace unos minutos, quedamos en vernos temprano mañana para practicar la coreo que debemos preparar para el exámen final que es en una semana.
Decidí tomar el poemario y con muchos nervios, leer algunos escritos. Abrí lentamente y dejé pasar varias páginas, me detuve en una. Página número cien. "La esposa más hermosa, pero la amiga perfecta".
El amor puede relajarse en cualquier lugar, menos en la intensidad de un espejo. Yo lo ví reflejado en ella, en esa chica hermosa, que me hizo sentir cosas preciosas.
Más sin embargo no podía amarla como todos deseaban, y ella no podía corresponder a los deseos de la sociedad, el amor nos alcanzó en tiempos diferentes, nuestras mariposas eran distintas, eran amigas, pero no tenían parecido alguno.
Podía decirle te amo, pero no la veía con deseo, iba a ser mi esposa, pero la amaba como mi amiga perfecta. En sus ojos podía ver el amor que sentía, pero no era un amor para mí. Ella veía en mi el deseo que reflejaba, pero nunca la desee a ella.
Éramos dos almas perdidas, obligadas a encontrarse, pero nunca iban a poder amarse, ella me daba luz cuando yo estaba en la oscuridad, era tan brillante como las estrellas, tan radiante como la luna, pero el eclipse en su corazón le impedía amarme.
Nuestras vidas están entrelazadas, pero nuestro amor nunca será ese. Porque ella es la esposa más hermosa, pero mi amiga perfecta.
Una pequeña lágrima salió rodando por mi mejilla, cayendo en mis labios, no sabía por qué, pero sentía que era para mí, es una historia un poco trágica, pero con un significado hermoso.
—¿Leíste lo que sucedió en Francia?—unas chicas que habían entrado rompieron el hermoso silencio del lugar.
Decidí escucharlas, después de todo, mi madre aún seguía allá.
—¡Condenaron a la horca al tallador más famosos del continente!
Mi corazón se detuvo por un instante, mi respiración se agitó y algo dentro de mi se quebró.
—¡¿Encerio?!—otra preguntó.
—¡Si, lo condenaron por traición, a su país y a Francia!— se sentaron en las escaleras—¡Creo que su nombre era Carlos de la tore!
Comencé a temblar, las lágrimas comenzaron a brotar sin parar. Me costaba respirar, mi pecho me dolía. Bajé las escaleras con dificultad, ellas me miraban con una expresión extraña, no les tomé importancia. Corrí como pude a mi habitación, tropecé con varias cosas en el camino, cerré la puerta con fuerza detrás de mi.