LIV

Dicen, que el amor verdadero no puede ser destruido ni con el arma más filosa del mundo. Sin embargo, tu amor fue destruido con un simple cuchillo, uno que ni siquiera tenía filo. Fue cortado sin remordimiento, nadie sabe que pasó, tampoco como sucedió, simplemente se introdujo y cortó, sin pedir permiso, sin dar ningún aviso. Elegiste tu camino, ¿Qué te hace creer que él no ha elegido el suyo?

No puedo irme, ¿Qué pensaran todos?, no los puedo abandonar ahora cuando estamos tan cerca de la función, soy la protagonista, nada me puede quitar este momento.

Si me voy, entonces Kristin tomará mi puesto y no lo puedo permitir. Estoy segura de que es mentira, no puede ser cierto.

Le envié una carta a Juan hace unos días, no sé si le llegó, no tengo ninguna noticia, los periódicos no dicen nada. Estoy segura de que es mentira, esto no puede pasar, no ahora.

En un mes y medio es la función, la primera desde que llegué, la primera en la que estaré como protagonista, mi primera vez en un escenario de fama mundial, no puedo simplemente irme.

Pero quiero saber la verdad, necesito saber la verdad. Debo volver. Pero ¿Quiero volver?

Si lo hago, el rey me obligará a quedarme, tendré que casarme, tendré que reinar. No pienso volver a ese infierno, no pienso regresar a mi jaula dorada, mis alas están más abiertas que nunca, no permitiré que vuelvan a ser cortadas.

Solo dejaré que pase lo que tenga que pasar, el destino decidirá lo que a ambos nos tenga que pasar.

El karma les llega a todos, no sabrás cuando te pasará factura, estás al límite, al borde del abismo, con una deuda por saldar. Debes pagar por lo que has hecho, el banco está molesto y no va a descansar hasta que no quede nada por cobrar.

El momento está por llegar, nada lo puede arruinar, seré la estrella más brillante del lugar. El escenario me espera, no hay nada que me arruine mi carrera, luces, baile, fama, tendré todo.

Los ensayos han estado fuertes, algunos días llegaba muy cansada a mi dormitorio. Prácticaba hasta tarde, dormía dos horas solamente, me he preparado para esto durante muchas horas, todo debe salir espléndido.

Solo faltan tres días para la función, todo será perfecto. No puedo permitir que un rumor arruine mi momento.

Fijo mi vista en ese poemario que pedí prestado de la biblioteca hace un mes, he leído mucho, me ha encantado, es muy hermoso. Sin embargo, ese nombre me sigue resonando en la cabeza, como si ya lo hubiese oído antes, como si alguien me hubiese hablado de él antes de que saliera.

Muchos poemas me recuerdan a Félix, me han hecho llorar, recuerdo como si fuera ayer, aquel día en que dejó de respirar, la sangre manchando el suelo, mi vestido y mis manos, mi respiración agitada y la de él cada vez menos continua.

Tomo el poemario y lo abro en la página que voy, trescientos cinco. El poema lleva por título: "La niña que baila"

Ella es tan hermosa como un montón de rosas, con alas preciosas como una gran mariposa. Valiente como un Sinsajo, manteniendo la luz de su vida encendida.

Cuando baila, sus alas crecen, se eleva y se olvida del mundo exterior. Sus pasos son fino y sus movimientos delicados.

Sus zapatillas son su refugio y el escenario su escapatoria, ella es feliz cuando se expresa sin hablar, su cabello brilla, su vestido se anima y su cuerpo no tiembla, se desplaza sin miedo y no pierde su momento.

Ella es, esa es, la niña que baila, la que no le teme a saltar, la que da giros sin parar, la que sangra con el alma y brilla desde el corazón, ella es, esa es, la niña que baila.

Me limpio una lágrima solitaria que rueda por mi mejilla y cierro el libro, pensando, recordando, anhelando más de lo que tengo ahora.

Con cada salto, con cada giro, con cada movimiento soy feliz, el baile es lo único que me mantiene viva. Soy como la niña que baila. Sangro con el alma y brillo desde el corazón.

~•~

—Deberias descansar—sugiere Amanda—llevas días practicando sin parar.

—¿Descansar?—repetí—¡Debo ser la mejor, no puedo perder este protagónico, mañana harán una prueba final, todo por culpa de esa insignificante Kristin!

—sé que seguirás siendo la protagonista—aseguró—pero si estás cansada no podrás hacerlo.

—No descansaré hasta que mis fouettés sean perfectos—finalicé con una vuelta usándola a ella como foco—lo haré sin parar hasta vomitar, haré mil si es necesario.

Seguía y seguía, mis dedos dolían, mi talón gritaba clemencia y mi mente deseaba descansar. Pero no me iba a permitir perder, no iba a dejar que esa chiquilla me robe lo que es mío.

Seguía practicando, nada podía salir mal.

—hasta... Que...—decía agitada mientras giraba—no... Me salga perfecto... No voy a parar.

Frené para tomar aire y un poco de agua.

—todo debe ser perfecto—afirmé—¡Yo! Soy perfecta. ¡Debo continuar!

Seguí bailando, contando, haciendo cada paso sin descanso. Gira, gira, gira. Salto tras salto. Un paso tras otro.

Expresión trágica, siente al hada, siente la vida que tuvo, ve en ti lo que ella veía en ella misma. Muéstrame como ella pensaba. Suelta sus lágrimas, derrama su sangre, revienta la burbuja que la detenía, sientela como si fuera la misma que te detiene a ti, corta tus alas, alguien las sanará, no te detengas, sufre como ella, piensa como ella, ¡Sé, ella!

Me dejé caer al suelo con lágrimas en los ojos y dolor en todo el cuerpo. Mis piernas dolidas de tanto bailar y mis pies gritando ser liberados.

Al quitarme las zapatillas manchadas con el rojo carmesí que se derramaba de mis dedos adoloridos, cayó dejando pequeñas manchas en el suelo.

Con mi dedo índice toqué ligeramente y luego comencé a reír mientras esparcía la sangre en el suelo.

—¡Así se veía la sangre de él!—los recuerdos de ese día volvían como un flechazo a mi mente—¡Se esparcía por el suelo, manchó mi vestido, salía sin control alguno, luego simplemente él dejó de respirar!