Tourner Dans Le Vide

LXX

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André
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—he hecho todo lo posible pero cada vez la seguridad del palacio es más—dijo Juan sentado entre suspiros por el cansancio.

—¡Llevamos veinte años tratando de entrar al palacio!—mi tono de frustración era visible—¡Esto es simplemente indulgente!

—¡Le tengo otra noticia!—exclamó con preocupación—¡Alguien me ha estado siguiendo, desde hace aproximadamente tres semanas!

—¿Sabes quién es?

—¡Parece ser un guardia del palacio, pero no estoy completamente seguro!—se levantó y miró a la puerta—¡No se preocupe que fui cuidadoso, no sabrá dónde queda este lugar!—hizo una pausa y me miró fijamente—pero si mis sospechas son ciertas, ese hombre me siguió desde Francia hasta aquí y posiblemente este cerca de encontrar este lugar.

—¡Entonces encuéntralo primero!—ordené firmemente—averigua que quiere y si es necesario hazlo desaparecer.

Asintió con seriedad y se fue sin decir más nada. Algo anda mal, puedo sentirlo, Elisabeth encerrada, la seguridad cada vez es más fuerte y ahora, alguien está siguiendo a Juan. Algo sucede, y tengo que descubrir que es.

~•~
Juan
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Tres semanas y unos días antes

Es extraño, siento una presencia, unos ojos en mi espalda, como si alguien me estuviera observando a la distancia, en la oscuridad, sigilosamente. Esperando a que baje la guardia, viéndome, estudiandome, sabe dónde estoy, dónde estuve y donde estaré.

Ya no tengo nada más que hacer aquí, he vigilado el palacio durante meses, es simplemente imposible entrar ahí por la fuerza, la unica manera de entrar es quitando la cerradura desde dentro. Ninguna llave me ayudaría a abrirla, para destruir una fortaleza, debes entrar y acabarla desde el centro.

Debo volver e informar a André. Aunque primero debo descubrir si este presentimiento es real. A todos lados a los que voy me siento observado, como si tuviera ojos rodeandome todo el día. Salí del establecimiento y me dirigí a un bar, como siempre, esa sensación, sentía una miraba pesanda y al darme la vuelta por fin lo ví.

Era alto, rubio y tenía el uniforme de la guardia real. Parecía estar simplemente caminando por el lugar, así que decidí probarlo. Fui a un lugar clandestino, donde se reunían criminales y hablaban en contra del rey. Los guardias conocen este lugar, pero no sé atreven a entrar, porque este sitio lo creó el jefe de la guardia para hacer cualquier tipo de estafas y robarle al rey.

Me siguió y se detuvo detrás de un árbol, entré sin pensarlo y ahí se quedó él, trataba de disimular, pero ya había sido descubierto. ¿Por qué un guardia real me sigue?, fuí muy cuidadoso con mis visitas al palacio, nadie pudo haberlo notado. Sin embargo, si él fuera un guardia real estaría con dos o tres, siempre viajan en grupo, son como lobos en el bosque, buscando la presa más débil para atacarla, indefensa y sola. Él, andaba solo, sin nadie detrás, ¿Por qué no me ha detenido?, ellos no piensan cuando van a capturar a alguien. Esto no me cuadra y no me gusta para nada.

Pero ya no tengo tiempo, debo regresar con André, él sabrá que hacer, ya han pasado muchos años, Elisabeth debe salir de ahí, así sea en un ataúd.

Tres semanas y unos días después(suiza)

Como me temía, me siguió hasta acá, pero me aseguré de que no viera el camino a la finca. ¿Qué hace aquí?, ¿Qué quiere de mi?, ¿Qué busca?

"Encuéntralo tu primero"

Eso haré, no permitiré que el rey destruya cualquier oportunidad de salvarla. Me sigue a todos lados, como una sombra, como un gato perdido buscando donde dormir.

Fui a un hotel de mal a muerte, pedí una habitación y me quedé ahí, le pedí al recepcionista que si veía a un chico alto y rubio me diera información de él.

Estuve en la habitación cuando recibí una carta, era el recepcionista con la información de aquel hombre. Su nombre, Gerald Castillo, de treinta años, se hospedara toda la noche en la habitación cinco. Muy bien, veamos qué quiere este tipo.

Bajé al bar.

—¡Una copa de vino!—pedí mirando a mi alrededor.

Su mirada comenzaba a molestarme, traba de disimular, pero para alguien que ha sido espía de otras personas durante tanto tiempo es imposible no darse cuenta cuando te siguen.

—¿Me tienes lo que te pedí?—le pregunté al chico detrás de la barra.

—mi padre va a matarme si se entera—respondió sin mirarme, mientras me entregaba un baso lleno de un líquido negro.

—tranquilo, yo hablaré con él—Bebí lentamente hasta que pude ver la llave. La llave de la habitación cinco, una copia sin duda.

Derramé el líquido encima de un cliente por error para poder tomar la llave sin que él se diera cuenta, lo que ocasionó una disputa que desencadenaría una pelea masiva, aproveché el desorden para escapar de aquel hombre dirigiendome a la habitación.

Caminé lentamente observando el lugar, muy linda, la pediré la próxima vez que me hospede aquí. Había un pequeño bolso en el suelo, había ropa, papeles y dinero. ¿Quién eres Gerald Castillo?

Me senté en la cama a esperarlo con mi arma escondida en la funda. La cerradura se abrió lentamente, nuestras miradas se encontraron, él parecía sorprendido.

—¡Vas a cerrar la puerta, lentamente y luego te quedarás ahí parado!—ordené apuntando a su cabeza.

Él obedeció, pero en su expresión no había miedo, parecía tranquilo, sin ninguna intención de huir o intentar algo.

—debes calmarte—dijo sin moverse—sé quien eres Juan.

—¡¿Qué quieres?!—exclamé con molestia y una pisca de asombro, me impresionaba su habilidad de investigación y espionaje.

—vengo de parte de una persona—se sentó en un pequeño banco—sé que eres el hermano de Carlos y que lo salvaste de morir aquella vez, él está aquí, contigo.



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En el texto hay: romance, drama

Editado: 10.09.2025

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