En primera línea de defensa: un policía durante la cuarentena
Frente a la situación de riesgo por el Covid-19, los policías cumplen un papel fundamental en salvaguardar a la población. Maycol Molina, suboficial de segunda categoría, cuenta su experiencia en la pandemia.
El día 15 de marzo fue un domingo tan igual como los anteriores. Maycol Molina, suboficial de segunda categoría de la Policía Nacional del Perú, se encontraba laborando en la oficina de participación ciudadana en Huacho, capital de Huaura, una provincia de Lima. Eran las 8 de la noche, y su atención estaba focalizada en revisar los documentos de la Comisaría. Uno de sus compañeros, que también trabajaba con los vecinos de la ciudad, prendió la radio y escuchó el mensaje a la nación. El presidente Vizcarra acababa de anunciar una cuarentena total para frenar la expansión del COVID-19, un virus originado en China que estaba cobrando vidas en otros países. Ya había llegado a Perú unas semanas antes, el 6 de marzo; ahora, se cerraban fronteras, el aislamiento social era obligatorio, diversos sectores del trabajo se paralizaban. Maycol se preocupó y se preguntó si su familia y él estarían a salvo, ya que su trabajo como policía conllevaba un riesgo sanitario. “No pensé que iba a durar tanto. Sé que iba a durar algo, pero no como hasta ahora. Tuve sentimientos de intranquilidad, más por parte de mi familia”.
Casi como ninguna otra institución del Estado, la policía tiene la función de siempre estar presente en muchos aspectos cotidianos de los ciudadanos, puesto que son el contacto entre el Estado y la ciudadanía. La naturaleza de su trabajo lo condiciona siempre al frente en las situaciones de crisis, tales como el Estado de emergencia sanitaria que se desencadenó por la pandemia del Covid-19. De tal manera, a partir del 16 de marzo a la medianoche, Maycol tuvo que realizar otras actividades aparte de las que ya tenía. Su cargo cambió a patrullaje y prevención, haciendo cumplir el estado de emergencia sanitaria las veinticuatro horas. Así como él, muchos policías cambiaron sus tareas, enfocándose más en salvaguardar a la población del virus, atendiendo las emergencias y nuevas funciones derivadas del contexto sanitario, mientras continuaron con sus otras responsabilidades de mantenimiento de seguridad ciudadana. Entonces, durante la cuarentena, su labor se ha vuelto de vital importancia.
“Como ya había llegado la pandemia, con el decreto de emergencia, también sentí más tranquilidad, porque, desde ese momento, se pidió obligatoriamente que la gente guardara sus distancias y esto era mucho mejor para la población en general y mi trabajo”, cuenta el suboficial, quien, en aquel momento, sabía que se enfrentaban a una crisis con otra crisis.
Antes de la pandemia, la Policía ya combatía serios problemas institucionales que resaltaron mucho más en el contexto actual. Por ejemplo, de acuerdo con la PNP, el cuerpo de policías a nivel nacional se extiende a 136 mil efectivos. Así, según cálculos de la Policía, se debería tener al menos 200 mil policías para cubrir eficientemente la demanda y recomendaciones de efectivos por número de habitantes. Entonces, esas deficiencias son más marcadas en algunas ciudades como Lima, donde existe un único policía por cada mil habitantes según un informe de la Contraloría. Por tanto, el llamado que hizo el Gobierno a las Fuerzas Armadas para apoyar esta labor estuvo orientado a disminuir el efecto del desbalance sobre la seguridad sobre el contexto de la inmovilización social.
Aun así, a pesar de esta y otras falencias, la Sub Comandancia General de la Policía estableció la elaboración de un plan general en el marco del estado de emergencia decretado para movilizar a todas las divisiones a nivel nacional. Ante ello, la Policía se ha valido de todos sus recursos para mantener el orden y que la ciudadanía cumpliera con el confinamiento dentro de sus casas.
Sin embargo, esta labor vino a ser mucho más complicada de lo que se estimó inicialmente, debido a que no todas los peruanos respetaron la cuarentena y salieron de casa. Esto ocurrió en respuesta a las carencias en calidad de vida de un sector amplio de la población que vive del día a día, tales como comerciantes o taxistas, debido al carácter informal de sus trabajos, la falta de conciencia de algunos peruanos con respecto a la gravedad del riesgo del coronavirus y la actitud ocasional de estar por sobre la ley de algunas personas detenidas. Por ejemplo, solo en el departamento de Arequipa, más de 100 mil personas fueron intervenidas por la Policía.
El suboficial fue testigo de tales arrebatos en contra de la ley. Rostros desprotegidos, descontrol por abastecerse en los mercados de productos, estar a menos de medio metro de distancia: el policía Molina sintió que el patrón de desobediencia se repetía. Estaba en su cargo por más de diez años, y conocía que la gente peruana no sabía respetar a la autoridad. “No sentí frustración, no. Por parte de las personas, siento que es algo normal, para mi, que no cumplan, porque (el incumplimiento) no es solo durante la pandemia, sino que la gente en todo aspecto no cumple las cosas. Además, el Estado ha apoyado económicamente con mensajes de prevención”.
De tal modo, Maycol Molina tuvo que multar a muchas personas que no respetaron el aislamiento social. Según el ministro del Interior, las multas contra quienes vulneren estas restricciones oscilan entre los 86 y los 430 soles. “Cuando uno incumple el estado de emergencia, lo que haces es colocar la papeleta o infracción. Eso ha ocurrido y he puesto varias papeletas. Por ejemplo, yo he puesto infracciones, mayormente, por no usar cubrebocas. Como trabajo en sierra, la gente no piensa que va a llegar allí. Cuando llegó, todo el mundo recién tomó conciencia. Empezaron a usar mascarillas. Y, bueno, uno se les habla siempre pero no entienden hasta que llega recién y les toca”.