1. Explique las características de las formas de gobierno de Platón y establezca las relaciones de semejanza y diferencia con el debate entre Otanes, Megabizo y Darío contado por Herodoto.
La forma de gobierno que defendía Platón era la monarquía-aristocracia, puesto que, en sus probabilidades para alcanzar el areté, había más probabilidades en la Timocracia, seguida de la oligarquía, luego la democracia y finalmente la tiranía. Asimismo en el libro de Herodoto, existe una discusión de tres personas acerca del mejor régimen de gobierno persa.
Platón describe cinco formas de gobierno, relacionadas a cinco tipos de personalidad, en la que también está la que propone él y, según él, es excelente. Las cuatro formas de gobierno son: timocracia, oligarquía, democracia y tiranía. En relación al régimen de gobierno de Platón, él explica que el gobierno que corresponde al Estado se llama monarquía-aristocracia. Si entre los gobernantes, surge uno que destaca del resto, se llama monarquía, mientras que si destacan varios, se llama aristocracia. De tal manera, esta forma de gobierno es única, y no cambiarán las leyes de forma abrupta. Platón crea una utopía en las formas de gobierno. Así, establece que todas las formas que hay en la historia son equivocadas, puesto que una es peor que la otra, y la tiranía vuelve la posibilidad de que se realice la forma de gobierno utópica. Por su parte, las que restan son erróneas y malas, en administración del Estado como en el carácter del alma del gobernante.
Por otra parte, Platón señala otras formas de gobierno. La timocracia nace de la aristocracia, es decir, del régimen utópico fundado por Platón y es un sistema entre la aristocracia y la oligarquía. De igual modo, la oligarquía es el régimen basado en la fortuna, donde mandan los ricos y los pobres no participan del gobierno. La condición para gobernar es la riqueza. Asimismo, en el régimen oligárquico, la sociedad se halla dividida en dos Estados: el de los pobres y el de los ricos que conviven en un mismo lugar y conspiran los unos por los otros. Por su parte, la democracia nace de la oligarquía, porque la codicia del oligarca lo lleva a considerar que el único bien es la acumulación de riqueza; por tanto, los pobres se reúnen en privado y transmiten que la oligarquía ha logrado ese propósito por su pereza. En tanto, el régimen democrático se caracteriza, ya que en este hay bastante libertad para todos los ciudadanos, entendida libertad de hacer en el Estado lo que uno quiera. Finalmente, está el régimen de la tiranía, donde predomina el hombre que ha caído en la prepotencia y la violencia. En el gobierno, lo que consigna en la naturaleza debe repetirse dentro de la polis.
Ahora, se explicará la relación con el debate de los tres gobierno de Herodoto. Por un lado, en relación al debate del texto de Herodoto, Otanes defendía la idea de que el poder y dirección del Estado debía estar en manos de todos los persas, puesto que un solo monarca no era eficiente para el poder. La monarquía permitía desviar de sus habituales principios incluso al mejor hombre del mundo, quien, consumido por la envidia y la soberbia, perjudicaba al pueblo. Por ende, al contrario, al estar el poder en el pueblo, habría isonomía, que era la igualdad de derechos civiles y políticos de los ciudadanos, por lo que era opuesto al ejercicio ilimitado del poder del monarca tirano. De tal modo, se refería a que en la colectividad residía todo. Esta fue, en suma, la tesis que propuso Otanes. Esto tiene una diferencia de concepción con una forma de gobierno de Platón. Mientras que Otanes defiende que el Estado debe estar en mano de todos, Platón considera que esto es peligroso. Esta forma de gobierno es la democracia, cuyo areté es la libertad. En esta forma, existe el hombre democrático, cuya alma está dominada por la parte concupiscible. Entonces, los ciudadanos se convierten en masas y se vuelven más instintivas, dejándose llevar por sus pasiones. Estos hombre de la democracia no se dan cuenta de su carácter distorsionado, donde no tienen sentido ni lógica en su accionar. Por su parte, el areté de esta forma es la libertad. El problema es que esta está tomada de forma incorrecta y se ha transformado en una pseudo libertad, donde las elecciones no están dirigidas por el conocimiento sino por sus pasiones. Así, la libertad no significa hacer lo que el instinto obliga a hacerlo, en cambio, es cuando uno elige con la razón y entiende sus actos y los justifica. Por tanto, existe una distorsión del sentido de la libertad en la democracia. Asimismo, el sentido de lo justo se distorsiona y se define como aquello que permite a cualquiera la posibilidad de ser como le parezca. Por consiguiente, al no haber una verdadera libertad ni verdadero sentido de justicia, el hombre democrático es incapaz de cultivar el areté personal. La persona quiere hacer lo que le viene en gana, sin notar su areté personal así como el universal. El gobernante actúa de la misma forma. Se da una democracia populista, donde se entretiene y alimenta a la masa, que se gobierna en favor de la mayoría. En conclusión, la finalidad de la vida de la democracia es ser como uno quiere ser, pero sin el conocimiento de lo que uno realmente es. Como la inteligencia es subestimada, la democracia peca de inestabilidad.
Por otro lado, en el debate, Megabizo explicó que se confiara el poder a una oligarquía, puesto que pensaba que la concesión de poder al pueblo no era la solución más errónea, al ser esta un grupo de gente inepta. De tal manera, pensaba que la oligarquía hacía las cosas con conocimiento de causa y comprensión. Así, proponía que se le otorgara el poder a un grupo de personas de mejor valía y, por ende, las que tomarían las mejores decisiones. Esta concepción de Herodoto por medio de Megabizo se relaciona con las ideas de Platón, dándose una idea de similitud. Platón presenta a la oligarquía como la segunda forma de gobierno menos mala. Su arjé, es decir, su principio de forma de gobierno, son las riquezas materiales relacionadas al poder económico. En esta, se presenta el hombre oligárquico, quien domina la parte irascible y concupiscible del alma, y tiene poca razón. Así, su noción de valía es por lo que tiene y no por lo que realmente es. Sin embargo, si se cultiva con esas riquezas, es posible que la inteligencia gobierne su vida. Asimismo, Platón considera que esto es difícil, puesto que la pasión y el instinto ya predominan bastante, que la escasa razón no puede controlarlo. De igual manera, en la forma oligárquica, como menciona Herodoto, el gobernante es el grupo económico dominante, los oligarcas. Su estilo de vida es vivir en el confort y su sueño de vida material. Por otra parte, también se puede hacer una diferencia con la concepción de esta forma de gobierno de Herodoto, puesto que él considera la oligarquía tiene conocimiento de causa y comprensión para tomar decisiones en los gobiernos, aunque, como dice Platón, ellos están dominados por la parte irascible y concupiscible. Entonces, se da un proceso de decadencia: el gobernante oligarca ni siquiera se reconoce realmente, su razón la usa para calcular; es decir, usa la astucia para fines pragmáticos e incrementar su riqueza, no es honorable, y el sentido de justicia se distorsiona a toda acción que permite acrecentar esa riqueza. Por ende, Platón considera que la forma de oligarquía es menos mala, pero, a diferencia de Megabizo, considera una decadencia paulatina de esta, debido a la falta de razón en el alma de dicho hombre.