Trabajo de ayer

P A R T E - X X I I I : WARMA KUYAY Y EL ABUSO AL INDÍGENA

Ensayo sobre Warma Kuyay

 

Warma Kuyay es un cuento publicado en la revista Signo de Lima en 1933 por el escritor peruano José María Arguedas. Fue el primer cuento que publicó el autor junto a dos relatos: Agua y Los escoleros. Esta obra está contextualizada en la época del indigenismo literario en el Perú y está inspirada en la niñez del autor en la década de 1920. El narrador es el pequeño Arguedas, en este caso, representado por Ernesto. Por eso, esta obra lleva el nombre de Warma Kuyay, ya que trata de un amor de niño, lo que significa el nombre de este cuento en quechua. De tal manera, a continuación, se explicará cómo se evidencia el abuso en este relato.

Para comenzar, la trama del cuento se desarrolla en medio de relaciones de poder, debido a que los acontecimientos suceden en una hacienda. Como se sabe, en el contexto de la época que enmarca esta obra, el orden social establecía que los llamados “indios”, o conocido también como “yanaconas” eran subordinados por los hacendados, aquel sector que formaba parte de la oligarquía, clase alta del Perú. Por esta razón, se observa al niño Ernesto y a Kutu como campesinos que trabajan en la hacienda de Don Froilán. Es evidente la relación de poder que existe, de tal manera, los hacendados son libres de provocar cualquier maltrato a sus trabajadores sin consecuencia alguna. En este caso, se observa el caso de violación de Don Froilán a Justina y la incapacidad de Kutu para defender a la mujer. A pesar de las insistencias de Ernesto, Kutu afirmaba que no puede hacer nada contra Don Froilán, porque ellos son inferiores. Esto se observa en el pasaje donde Ernesto recrimina a Kutu. “¡Don Froilán! ¡Es malo! Los que tienen hacienda son malos. Mátale no más”. Esta cita de Ernesto permite apreciar su furia hacia el abuso de poder. Ante sus constantes enojos, Kutu responde: “—¡“Endio” no puede, niño! ¡“Endio” no puede!”. En esta cita se evidencia cómo Kutu reconoce el impedimento de actuar en contra de sus jefes. Por consiguiente, estas relaciones de poder están definidas en el relato, puesto que, durante aquellos años, la diferencia social y económica que dividía a indios y blancos era grande, en la cual los primeros eran abusados por los segundos, mediante el trabajo forzado o la dominación. 

Entonces, es evidente el constante abuso por parte de los hacendados a lo largo del cuento. En consecuencia, los personajes abusados, en este caso, los campesinos, reaccionan de diversas maneras ante el maltrato de sus superiores. En el relato, la reacción de impotencia más fuerte que se observa es la de Kutu, quien no puede hacer nada contra su jefe, Don Froilán, luego que este abusara de su mujer, Justina. Por esta razón, Kutu desquita su furia contra los animales de la hacienda. Este pasaje del cuento se consideraría un maltrato, aunque se comprende como una acción de rabia ante la jerarquía impuesta por la época.  Ernesto, por su parte, dirige sus frustraciones hacia Kutu, por ser mayor que él, y porque es a él al único a quien puede culpar, no a su tío el hacendado, ya que, jerárquicamente, él es menos que él. El niño intenta que Kutu defienda el honor de Justina y se enoja mucho por la pasividad del joven. Esto se evidencia en la siguiente cita:  “Kutu tenía sangre de mujer: le temblaba a don Froilán, casi a todos los hombres les temía. Le quitaron su mujer y se fue a ocultar después en los pueblos del interior, mezclándose con las comunidades de Sondondo, Chacralla… ¡Era cobarde!”. En esta cita, Ernesto refleja su pensamiento sobre Kutu y sus formas de actuar. 

En primer lugar, se presenta en el cuento el abuso de poder entre el indio y el hacendado, en este caso Don Froilán. Esto quiere decir que se evidencia una serie de acciones que reflejan el intercambio social basado en relaciones de poder. Dicha sociedad está compuesta por la población indígena, contexto donde se encuentran los personajes Ernesto y Kutu. En este escenario, se crea la acción de subordinación. Además, en la trama se menciona la inferioridad que existe entre los llamados indios y Don Froilán. Ernesto menciona que sufren rechazos y maltratos de los patrones, quienes les pegan y maltratan física y psicológicamente. Por este motivo, expresa que es injusto, al mismo tiempo que sufre por Justina, cuestionando por qué le tocó a ella habiendo tantas mujeres en el pueblo a quien orientar sus suspiros. Los indios no solo son víctimas del maltrato jerárquico, sino también de la desigualdad social a la que pertenecen en dicho contexto, convenciendose que ellos son solo subordinados de Don Froilán. 

 

En consecuencia, se genera un temor hacia estas personas “superiores” ubicadas en lo más alto del orden social, según lo narrado en el cuento. En una parte del relato, Kutu menciona lo siguiente; ¡Déjate, niño! Yo, pues, soy “endio”, no puedo con el patrón. Otra vez, cuando seas “abugau”, vas a fregar a don Froilán”. Esto sucede en la escena donde Ernesto se entera del abuso sexual que tuvo Justina por parte de Don Froilán, y sufre impotencia. Asimismo, estos personajes pertenecientes a un grupo social subordinado sufren las expresiones de ira e impotencia al no saber cómo afrontar esta situación de maltrato hacia toda la población indígena, la cual queda expuesta al temor de expresarse libremente. 

 

En tercer lugar, se evidencia como forma de abuso el de tipo racial, puesto que en el cuento se puede observar la relación desigual que existe entre Ernesto y Kutu; ya que el primero es el sobrino del hacendado, mientras que el otro, como lo llama Ernesto, es un cholo. En consecuencia, el abuso racial se presenta en la forma que Ernesto trata a Kutu. Aunque es su amigo, lo insulta con su aspecto físico. De tal manera, se puede apreciar la diferencia que rige entre esas dos personas: un cholo y un blanco. Por tanto, desencadena el abuso racial por parte del blanco hacia el cholo. Por ejemplo, en el cuento, Kutu menciona sus diferencias de estatus frente a Ernesto, diciendo que solo él, al convertirse en abogado, puede salvar a Justina. “¡“Endio” no puede, niño! ¡“Endio” no puede!”. Entonces, él, siendo un indio, se autopercibe como alguien menos, incapaz, por lo que abusan de él, el blanco hacendado viola a la chola Justina, y él no puede hacer algo más que tomar venganza. El abuso del hacendado contra los indígenas por su etnia está presente en el cuento. Del mismo modo, aunque Ernesto no se dé cuenta, él también lo ve como menos. “Pero ella era de Kutu, desde tiempo; de este cholo con cara de sapo”. 




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