Tradiciones Ancestrales

Ofrenda 1

En la ladera de la Montaña Pascual, un hombre de 49 años se erguía con solemnidad frente a la Tierra árida. El Sol se reflejaba en su rostro curtido por el tiempo y el trabajo en los campos. Conocedor de los ciclos agrícolas Ancestrales, Pascual comenzó su ritual. 

Con profundo respeto entono antiguos rezos mixtecos, sus palabras llevaban la melodía de un canal conexión profunda con la Tierra y sus ancestros. Cada sílaba resonaba con armonía con el viento que merecía los campos de cultivo. 

Con sus manos, callosas deslizó delicadamente las ofrendas sobre la Tierra, mazorca de maíz fresco, pétalos de las flores silvestres y ramas de copas que exhalaban su fragancia hacia el cielo. Cada elemento era un tributo a la Tierra, agradecimiento por sus frutos y una súplica por la abundancia en las cosechas venideras. 

El sonido de sus rezos se fusionaba con los cantos de pájaros y susurros del viento entre los árboles. Era un diálogo silencioso pero profundo con la naturaleza, un intercambio de energía ancestral que se extendía más allá del tiempo. 

Pascual, con humildad, ofrecía su devoción a la Tierra madre. Honrando la sabiduría transmitida por generaciones, sabía que esta conexión con la Tierra no sólo alimentaba los cultivos, sino que. Nutria, el espíritu de su comunidad mixteca, manteniendo viva una tradición arraigada en su identidad. 




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