Los años habían sido gentiles para Alara, sus proyectos en la Orden estaban floreciendo y no había perdido amigos en mucho tiempo. Sus padawans crecieron tanto que Juna ya estaba a punto de convertirse en Caballera. Tori, en cambio, ya era toda una padawan y era más alta que ella. La guerra todavía seguía estancada y fría, pero la República y el Imperio estaban fingiendo ser respetuosos. Ella había tenido la oportunidad de custodiar al Canciller Supremo en una reunión con la Emperatriz. Xania era toda una política de raza y no pudo detectar nada oscuro en la situación más allá de su abrumadora presencia. Las charlas fueron simplemente eso, Xania había aparecido sola y parecía entretenida con la cantidad de personas que el Canciller necesitaba para tomar un té con su par del Imperio. La República había crecido mucho en esos años y eso se veía reflejado en la Orden, ya que tenían muchísimos aprendices en todos los templos y había más maestros que nunca. Tori estaba soldando algo junto a Chup en el ala de su nave, su nueva baliza de exploración. Su padawan había crecido mucho y ahora era una gran mecánica gracias a su maestro, Chup.
“Hasta a Keyfour le gustan tus puntos.” Decía jocoso el drall. “Alara, justo a tiempo.”
“Maestra, instalamos la baliza, cambié tus filtros y limpié la cúpula…” Dijo con energía Tori. “¿Estás segura de que no puedo ir contigo?” Preguntó mirando a Juna, que aparecía junto a Cen.
“Solo maestros en el congreso, Tori.” Dijo sonriente Alara. “Tú tienes una misión con Juna, Jundo y nuestro caballero favorito.”
“Lo sé, solo quería acompañarte…” Dijo apenada la padawan. “¿Qué más necesitas? Tus plantas ya están preparadas y Syo me dijo que iba a regarlas cuando nos marchemos.”
“Gracias por todo, Tori. Recuerda que tienes que visitar a tus amigos en Coruscant.”
“Maestra, Tori.” Dijo sonriente Cen. “Estamos listos, Juna me dice que tú no vienes.”
“Estoy ocupada, Cen. Directo a Coruscant estas dos. Un caballero las estará esperando junto a Jundo.” Dijo sonriente Alara. “Si pasa algo puedes llamar a mi maestro, no quiere ir a este Congreso, dice que yo me voy a encargar de todo… Tiene demasiada confianza en mí.”
“Yo estoy segura de que eres la indicada, maestra.” Dijo pensante Juna. “Saluda a Kalarirah de mi parte.”
“Lo haré, no olviden nada y no metas a Tori en problemas, Juna.” Dijo jocosa Alara.
“No va a volver a pasar…” Dijo ofuscada Juna.
Tori no había perdido su sonrisa y ahora usaba el mismo peinado que ella. Su cuerpo por fin había alcanzado a su interminable energía, así que hasta había ganado un apodo en el templo.
“Te estamos esperando, rayito.” Dijo divertida Juna. “Hasta luego, maestra. Que la Fuerza te acompañe.”
Tori la saludó con sus manos para seguir de cerca a Cen y Juna mientras Syo los saludaba a la pasada.
“Como crecen los padawans…” Dijo jocoso el maestro. “¿Estás lista? Tengo algo para Shura.” Agregó mientras dejaba un holo entre sus manos. “Es un estudio de esas extrañas ruinas que encontramos en Aridus.”
“Entendido…” Dijo al aire Alara. “¿Estás seguro de que no quieres venir?”
“No, están en buenas manos… Todos saben que no puedo votar en contra de mi padawan.” Respondió divertido Syo. “Saluda a nuestro Maestro de Batalla favorito, por favor. Ahora es toda una eminencia.”
“Odia que lo llamen así.” Dijo sonriente Alara. “¿Chup? ¿Me falta algo?”
“Todo está en orden, maestra.” Dijo contento el drall. “Tori está robándome el trabajo…”
“Es excelente con los robots también.” Dijo al aire Syo. “Has sacado todo su talento a flote, Alara.”
“Ya estaba dentro de ella…” Dijo apenada Alara. “Rayito es así…”
Syo sonrió divertido.
“Te estaré esperando para nuestra partida de cartas, Alara.” Agregó para marcharse.
“Hasta luego, Chup. Prometo cuidar nuestra nave.” Dijo divertida Alara mientras saltaba a su habitáculo. “Espero que estés listo Keyfour.” Terminó con la respuesta de su mecánico amigo.
La maestra estaba contenta con su destino, ya que quería ver los frutos de su esfuerzo.
Thirin estaba esperando por ella en el puerto y luego de saludar a algunos maestros, terminaron tomando el té en el comedor. Todos estaban hablando de ella, cosa que la incomodaba muchísimo.
“Eres una sensación, Alara…” Decía divertido Thirin. “Todos están hablando de ti y están con ganas de empezar con esto…”
“Ch’Chok me ha dado demasiada importante, faltan años para…”
“No empieces con eso, Alara. Todos tus proyectos han sido bien recibidos y estamos trabajando muy bien con la República y sus amigos.” Interrumpió sonriente. “Tienes que empezar a valorarte un poco…”
“No lo sé, Thirin… ¿Podemos hablar de otra cosa? ¿Qué noticias traes?” Preguntó al aire Alara.
“No mucho, estuve trabajando con tus amigos mandalorianos… Parece que Ihsahan ha estado cazando… siths en el Imperio, incluso ha destruido algunos cultos oscuros. Sin contar que ahora es uno de los miembros del Consejo Oscuro.”
“Darth Ihsahan…” Dijo al aire Alara. “Sigue siendo un gran misterio…”
“En especio Imperial es básicamente una leyenda, Alara. Dicen que doce siths trabajan al unísono para hacerlo parecer omnipresente y la gente lo adora como un héroe de guerra…” Dijo pensante Thirin.
“Yo sé que es uno solo…” Dijo sorprendida Alara.
“Eso dicen las malas lenguas de las tabernas espaciales…” Dijo divertido el jedi. “Tus amigos envían sus saludos, querían volver a trabajar con ustedes. El otro día me crucé con Tori, es toda una padawan…”
“El último verano pegó un estirón, como diría Mara. Los fuimos a visitar hace poco, estaba sorprendida.” Dijo pensante Alara.
“Juna ya tiene mi recomendación para caballera, le hizo muy bien su maestra.” Dijo con malicia Thirin.
“Yo creo que está lista…” Dijo al aire Alara. “¿Escuchaste sobre la guerra interna de los siths?”
“Sí, Ihsahan acabó con ella.” Dijo ofuscado Thirin. “Resulta que es la mano derecha de la Emperatriz. Por lo que mis amigos en la República me dicen han perdido un arma importante en una batalla entre siths.”
“Ya veo… Mirabella me mostró un video de Ihsahan peleando con Darth Indo. Estaba prácticamente muerto, pero…” Dijo ofuscada Alara.
“Así es el lado oscuro, Alara. El dolor los sostiene, a mí me sorprende los monstruos que ha derrotado. La gente de la República lo adora también, todos los planetas que perdimos han sido visitados por él y sus agentes…”
“Todavía no lo puedo creer…” Dijo al aire Alara. “¿Pero podemos culparlos? El Imperio se ha ocupado de los maleantes y bandidos en los bordes de nuestro espacio.”
“No lo sé, pero tenemos que vigilarlos de todas maneras, siguen siendo nuestros amigos.” Dijo al aire Thirin. “¿Con qué vamos a empezar?”
“No lo sé, el Imperio e Ihsahan. Incluso si no hemos tenidos choques en estos años…” Dijo al aire Alara. “Supongo que debemos hablar de nuestros nuevos proyectos y de la organización de los Vigilantes.”
“¿Tienes a alguien en mente?” Preguntó con curiosidad Thirin.
“Sí, es un amigo mío…” Dijo divertida Alara. “Fue el primer Maestro de Batalla.” Agregó para sorprender al jedi.
“No sé, Alara…” Dijo apenado Thirin.
“Necesito aliados de mi generación, Thirin. Así que estás complicado…” Dijo jocosa Alara. “¿Cómo está todo en Coruscant?”
“Atareados, toda la galaxia pasa por el planeta y hemos encontrado alguno de los espías del Imperio junto a Mirabella y su equipo.” Dijo pensante Thirin. “Ninguno era uno de los nuestros…”
“Esperemos que siga así, no sé qué haría si alguno de nosotros fuera un espía…” Dijo pensante Alara.
“¿Cómo está todo en Karastros? Hace mucho que no los visito.” Dijo el jedi para cambiar de tema.
“Tengo flores por todos lados.” Dijo sonriente Alara. “Syo está de encargado hace un tiempo, ya que el Gran Maestro está ocupado en Coruscant. Las chicas lo ayudaron a arreglar el sendero de las pruebas y pusimos un puesto de vigía en la jungla cerca del camino que lleva a la cueva.”
“Ah, se mantienen ocupadas.” Dijo al aire Thirin mientras Kalarirah se acercaba.
“Buenos días, maestros.” Dijo sonriente la mujer mientras Thirin acercaba una silla para ella. “Eres toda una sensación, Alara.” Agregó mientras se sentaba.
“Maestra, es un placer volver a verla. Juna manda sus saludos.” Respondió sonriente Alara. “Ya me duelen las orejas de que hablen de mí…”
“Es normal, Alara. Ch’Chok está en su puesto hace mucho tiempo… Demasiado según algunos. Rotar en el mandato es importante.” Respondió divertida la maestra. “Esta vez no te sentí llegar, buen trabajo.”
“Estuve entrenando, maestra.” Dijo divertida Alara. “Juna aprendió mucho también, gracias por ayudarla.”
“Esperemos que no olvide sus lecciones.” Dijo sonriente Kalarirah. “Has estado ocupada, Alara.”
“Tengo mucho trabajo, pero soy feliz ayudando a nuestros amigos.” Respondió sonriente Alara. “Mis padawans me ayudan mucho también…”
“Es lo que tiene que pasar, Alara… Por eso estaba en contra de los maestros como… él.” Dijo pensante la maestra. “Hasta que me lo hicieron entender.”
“No todos tenemos los mismos talentos, algunos podemos enseñar, otros podemos proteger la galaxia.” Dijo sonriente Alara.
“Yo sigo sintiéndome un farsante.” Dijo ofuscado Thirin.
“Yo me siento igual.” Dijo divertida Alara. “Solo necesitas la ayuda de tus amigos…”
Kalarirah sonrió divertida.
“Tengo algunas noticias para ustedes, estuve explorando espacio Imperial en mis viajes en búsqueda de aprendices y escuché algunos detalles extraños de Ihsahan.” Dijo sin cuidado la maestra. “Resulta que tiene muchísima más presencia que tus amigos del SIS dicen, Alara. Deberíamos investigar esos supuestos monstruos que ha derrotado, creo que reconocí a uno de ellos, pero no he podido encontrar un video de la pelea.”
“Después podemos ayudarte, maestra. Mirabella tiene todo lo que hay que saber sobre Ihsahan siempre con ella.” Dijo pensante Alara. “¿Puede ser que sea la mano derecha de la Emperatriz?”
“Si entendí bien lo que sucede, creo que es el sucesor de la Emperatriz… Aunque a ella no le gusta demasiado la idea.” Dijo pensante Kalarirah. “También escuché extraños rumores sobre él, dicen que es más de un sith con la misma máscara, aunque nosotros sabemos que no es cierto.”
“Yo escuché lo mismo…” Dijo al aire Thirin. “¿Escuchaste la historia de Cen?”
“Sí, me lo contó justo cuando terminó el Congreso anterior… Se cruzó con Ihsahan en una taberna en Narsh.”
“Derrotó a todos los piratas sin matarlos para anunciarles a los hutts que no lo molestaran.” Agregó pensante Thirin. “Cen dice que solo mató a que lo atacó después de su anuncio.”
“Tiene un comportamiento extraño para un sith…” Dijo pensante la maestra. “Me sorprenden más las historias en nuestros planetas, muchos de nuestros amigos creen que es un héroe…”
“Los ha salvado, maestra, no son patrañas… Mis amigos en el SIS no pueden hacer nada contra su reputación en la República.” Dijo al aire Alara.
“Es un peligro para la galaxia ese sith, pero lo peor de todo es que no podemos encontrarlo en la Fuerza, así que nadie sabe que trae consigo.” Opinó en voz alta Kalarirah. “Es una gran incógnita.”
“¿Ello sentirán lo mismo?” Preguntó sin cuidado Thirin.
“Los siths no creen en el destino.” Respondió al instante la maestra. “Incluso cuando tienen el mismo tipo de visiones que nosotros.”
Alara vio al Gran Maestro en la distancia sabiendo que todo iba a comenzar pronto.