Todo ocurrió tan rápido que no lo pude asimilar, las puertas que daban al patio en un momento se abrieron de golpe viendo a 211 salir, miré sonriente como caminaba determinado como siempre, pero algo andaba mal, estaba completamente serio.
-Algo anda mal- susurre, pero no quise acercarme a él luego de ver que empujo a un chico, mire atenta y este en un momento trepo la cerca eléctrica, para mi sorpresa no estaba encendida, quizás eso era lo que él estudiaba cada receso, a cada momento, no tengo la menor idea como pudo saber que no estaba encendida y la verdad es que estando fuera escapar es bastante fácil ya que nos encontramos en el extremo más peligroso de una ciudad. Una alarma se disparó al instante mientras que una sirena de luz roja giraba por todo el lugar, este no tardo en invadirse de guardias y oficiales que con un megáfono le demandaban volver, de todos modos, ya lo esperaban del otro lado otros oficiales. Había sido muy inteligente de su parte, lástima que no había resultado.
- ¡BAJE DE AHÍ YA MISMO O TOMAREMOS MEDIDAS! - gritaba una voz por un megáfono, pero él se negaba por completo.
- ¡No lo hare! ¡Abusan de nosotros y no estaré nunca más aquí! - menciono mientras que había captado la atención de todos, me puse de pie acercándome a la cerca lo más que podía hasta que un oficial se puso a mi lado, el mismo con el que tenía confianza desde que llegué.
- ¡TOMAREMOS MEDIDAS SE LO ASEGURAMOS! - decía la voz y yo miraba asustada toda la situación sin saber qué hacer.
- ¡SI NO LOGRO SALIR NO VOLVERE ALLÍ DENTRO ASI QUE ADELANTE! - dijo totalmente decidido y luego todo termino de golpe.
Lo siguiente fue que una voz cansada y enojada se tardó de advertir, 211 me dirigió la mirada y una sonrisa amplia susurrando "ya no volveré a sufrir por lo que hice" lo miré perpleja negando rogando a dios que por favor volviera, estaba dispuesta a ofrecerme a sus golpes por el pero no quería que nada pasara, fue muy tarde, encendieron la cerca y lo último de 211 que vi fue un destello blanco horrible mientras que un olor a quemado invadió el lugar.
- ¡NO! - grite tratando de correr hacía la luz, pero el oficial amigo a mi lado me tomo por la cintura y me impidió correr. - ¡NO! - gritaba incesantemente mientras que sentía mis lágrimas caer, lo habían asesinado de la peor forma posible y él sabía de lo que eran capaces, no podía creer lo sucedido mientras que todo el mundo al igual que gran parte de los oficiales estaban perplejos. En mi caso estaba arrodillada sobre la tierra llorando mirando el cuerpo demacrado que cayó del otro lado, desvié la mirada cuando el oficial me quiso poner de pie, pero lo empujé y corrí lo más rápido que podía en la dirección de mi celda.
Luego de lo de aquella tarde todo en mis reacciones cambiaron, como antes había mencionado en este lugar están encerrados las personas equivocadas, todos eran más inocente que los que habían matado a 211, no podía creer que tan solo hace unos días ese chico me había ayudado y ahora simplemente no estaba...
Golpeaba a quienes podía mientras el tiempo se me daba, mi odio por el sistema no tenía miedo de mostrarse y mi cuerpo había desarrollado una especie de escudo para aguantar todo lo que me hacían cada vez que me portaba mal, todo el mundo estaba descontento por lo ocurrido sin embargo era la única que estaba cansada de tener que adaptarse al sistema cuando este simplemente no es bueno. Habían intentado de toquetearme gran parte del tiempo, pero simplemente no podían, a pesar de ser hombres mi fuerza y astucia eran más de lo esperado por lo que nunca lograban hacerme nada hasta esa noche.
Esa mañana me habían dado una buena paliza por golpear a el director del correccional, incluso podía decirse que pensaba o estaba al menos contemplando darme una pena de muerte, me habían llevado a una sala donde pusieron un soga a mi cuello y por lapsos me quitaban el aire apretando la soga en mi cuello, me habían paralizado con un líquido amarillento que pusieron en mi cuello, jamás había vivido algo igual y sin embargo la reacción del director me dejo satisfecha, este finalmente se enteró de mi completo descontento y si podía ser un problema para él, lo seria.
Así que me golpearon toda la mañana por desafiar la estupidez de aquellas personas, decían que era demasiado lista y que en un lugar como ese no me serviría.
-sigue así y terminaras muerta 219- ya era algo que no dudaba, mi rostro bastante deformando ante las patadas, mis costillas quebradas y mi cuello con marcas de una soga...
Estaba agotada mental como físicamente, los golpes ya no eran nada para mí, habían tomado términos más severos desde que me había revelado contra el sistema... ¿y cómo no hacerlo luego de lo ocurrido? Estaba en mi litera con el papel en las manos, pero sin escribir, los últimos días el esfuerzo por tomar el lápiz se había transformado en una pérdida de energías impresionante, por lo que podía pasar horas mirando el papel en blanco que en mi cabeza solo formaba parte de todo lo que narraba.