Luego de esa noche todo cambio un poco, El incidente con 211 hizo que el correccional perdiera unos accionistas importantes y por tanto la seguridad también bajo a falta de guardias, ya podíamos andar casi sin esposas... esto se estaba convirtiendo en un infierno sin reglas.
Era de noche y yo yacía sobre mi cama mirando la pared, sentí entrar a alguien y empuñe mis manos, se sentó a la orilla de mi cama y yo respire lento fingiendo dormir, para ese entonces sentí una mano fría en cadera sobre el traje anaranjado que nos obligaban a vestir, apenas al sentirla golpee fuerte a la persona botándola al suelo, dormida me habían esposado a la cama de metal y ni lo había percatado hasta entonces...
-mierda...- pensé
Me moví agitada intentando escapar, mis ojos no me dejaban ver nada más que una silueta enorme acercándose a mí, este saco su cinturón y me golpeo de un latigazo en el rostro...sentía la sangre correr por él, mi rostro tenía un corte y yo solo pensaba
-no llores...se fuerte...no llores- me encontraba exhausta, el recibir constantemente golpes y maltratos era que tanto física como psicológicamente agotaba, pero no estaba dispuesta a dar mi brazo a torcer.
El hombre cada vez agitaba más fuerte el cinturón contra mi cuerpo, me estremecía ante cada impacto, hasta que solté mis piernas de patadas logrando golpearlo; jalaba de mis manos quemándome las muñecas con las esposas sin éxito alguno, solo me lastimaba más.
-es inútil-susurré.
Tenía solo unos segundos para salir antes de que se parara y de seguro me matara, gruño enfadado y movía su cinturón con más fuerza lo que hizo mi cuerpo estremecer incluso aunque este no me tocara. En eso entra otro hombre alto por la puerta, temí aún más por mi vida, pero este se apresuró a golpear la cabeza del hombre, me quede helada esperando que se acercara, intente gritar...no me importaba ser golpeada pero que alguien fuera a tocarme me mataba, sentí una mano sobre mi boca ensangrentada ahogando mi grito y escuche sus palabras.
-no te hare nada Alison- temí aún más...no escuchaba mi nombre venir de alguien más desde hace meses.
Sentí un movimiento en las cerraduras de las esposas y luego mis manos liberadas, me dolía todo y mis manos cayeron a los lados abatidas, el paso mi brazo por su cuello y me tomo en sus brazos, al salir al pasillo de enfermería logre visualizarlo, un hombre de cuerpo macizo con cabello negro y un par de ojos azulados, era el chico que había hablado con el director unas semanas luego de que había llegado, el que vi en la cafetería... me sonrió y yo solo cerré mis ojos entregándome rendida a lo que viniera, el cuerpo ya no me respondía por lo que batallar era algo en vano, si algo debía pasar o debían abusar de mí, pasaría...solo rogaba a Dios que no lo hicieran.
Al despertar me encontraba en la enfermería y aquel hombre en el sillón de la esquina dormido, mi rostro había vuelvo a la normalidad exceptuando mi labio...estaba bien dentro de los posible, tenía un pequeño trozo de cinta en el rostro que unía la herida que el cinturón del hombre había causado. Miré confundida a mi alrededor mientras que con ayuda de mis brazos me sentaba en la camilla, el traje naranjo estaba manchado de algo de sangre y palidecí al pensar en la sola idea de si finalmente habían abusado de mí. Me apresure a ponerme de pie para buscar la ficha que debían llenar cada vez que una persona entraba en esa enfermería; el chico la tenía en sus manos mientras que dormía en el sofá por lo que me acerque con cautela quitándola de sus manos para comenzar a leer, el dolor de cabeza me dificulto el enfocar la vista y comencé a leer.
"numero: 219, edad: 20, genero: femenino, problemas: Corte en la mejilla derecha y repetidos golpes por todo el cuerpo, se evalúa abuso sexual."
Mi corazón se paró al leer la última línea por lo que con miedo seguí leyendo.
"Tratamiento: cinta en el corte, pomada en los golpes, antiinflamatorio. Procedencia: Celda 219 Causa: Intervención tipo B, Abuso sexual:" finalmente llegué a la línea que buscaba, mi corazón latía lo más rápido que podía en una especie de taquicardia mientras que mi cabeza palpitaba incesantemente, pensé en no leerlo, prefería no saberlo, quizás eso era lo mejor, pero era demasiado curiosa y tenía demasiado miedo como para ignorarlo. Leí para notar si habían finalmente abusado de mi o no y una pequeña sonrisa en mi rostro se esbozó al leer el "negativo", no lo habían hecho...el chico, el hombre que dormía en el sofá me había salvado.
Aquel hombre de cabello negro continuaba recostado sobre el sillón en la esquina de la pequeña sala de enfermería
- ¿se quedó toda la noche? - Me pregunté.
Parecía tan cansado e imponente de respeto sin embargo parecía ser de los encargados de pasillo...entrecerré mis ojos para lograr divisar aquel nombre en la etiqueta pero no lo logre, quise pararme y me recordé las esposas que habían dicho que tendría cada vez que tuviera tiempo libre pero las esposas no estaban, frote mis muñecas aun adolorida de la quemadura producida la noche anterior y me dispuse a acercarme cautelosamente para visualizarlo pero cuando ya me encontraba a apenas unos centímetros escuche.