Trás la muerte

CAPITULO 14

Después que Marco le explicara lo sucedido a Amalia y ella le contara su versión de la historia, llegaron a un acuerdo. Amalia comprendía que no podría escapar fácilmente de la situación actual, lo más prudente que podía hacer era colaborar hasta que encontrara la forma de escapar durante el viaje, donde según había entendido, viajarían solos, - así es un poco más fácil de escapar – pensó.

Al final solo debía actuar como su hermana, no le pareció algo que la pusiera en riesgo, de todos modos, hace mucho tiempo había podido vivir con una hermana, no debía ser diferente, - ¿o sí? - se preguntó, - ¿qué tan diferente podría ser tener un hermano a una hermana? – no creía que fuera mucho. Lo único que le incomodaba era la idea de tener que compartir dormitorio con él.

La idea inicial de él era que compartieran cama, pero ella se opuso rotundamente, Marco seguía sin comprender porque le molestaba tanto la idea y Amalia no comprendía como un hombre podría proponerle ¡algo así! con tanta frescura. Marco le explico que debían dormir en el mismo lugar para que nadie sospechara de lo que se decía y por si algún asesor se infiltraba en la noche para verificar. En la cabeza de Amalia se coloca otra razón que le parecía más razonable, que la excusa que le estaba inventando –seguro me quiere tener en el mismo lugar para vigilar que no escape – algo de cierto tenía, pero Marco nunca lo aceptaría para que Amalia no se pusiera a la defensiva.

Marco termino por aceptar de mala gana, dormir en el suelo mientras ella se quedará en la cama –así me aseguro que se mantenga en la cama y no intente salir por la puerta – pensó. Además, se salvaría de esos excesos de energía que experimentaba cuando alguna parte de sus cuerpos entraban en contacto. La noche anterior paso recibiendo muchas descargas eléctricas, que le impidieron dormir y terminó con tanta energía que sería capaz de correr alrededor de todo el reino espiritual sin cansarse y seguiría sin solucionar su problema.

Después de que la protesta del estómago de Amalia se volviera difícil de ignorar, Marco cometo: -eres una glotona, ¿qué haces con tanta comida? - Amala solo se cursó de brazos y replicó: - le recuerdo señor que yo soy un ser mortal y necesito la comida para mantener energía en mi cuerpo, y le aclaro que no he probado bocado desde hace más de doce horas – Marco solo la miró y murmuró: - ¡debería darte menos comida para que no muera electrocutado! – Amalia no alcanzó a escuchar lo que dijo, pero su instinto de supervivencia le decía que no era nada bueno, así que solo lo fulminó con la mira, advirtiéndole que no se dejaría vencer. Marco solo soltó un suspiro y pensó –menos mal que el muérdago la volvería “dócil”, ¡¿sino como estaría ahora?! –y termino por darle una sonrisa a su nueva prisio... compañera, para que se tranquilizara.

Mientras Amalia empezaba a comer Marco se dispuso para salir, Amalia lo vio y preguntó: - ¿no comerás? – él le responde: -no, yo ya tengo suficiente energía- sonrió casi a la fuerza al ver a la responsable de su mal estado. Había decidido salir a correr, tal vez así lograba liberarse un poco, -de todos modos- pensó –si voy a estar con ella más tiempo, necesito devanarlo todo, a menos que quiera explotar por exceso de energía. Sería la forma más trágica de desvanecerse. Todos desaparecemos por déficit de energía y ¡yo aquí en agonía por una sobre carga!

Al salir dio órdenes a sus subordinados para que vigilaran a Amalia, que no fuera a salir y si llegaban los supervisores que lo fueran a llamar inmediatamente, además de recordarles la versión que debían dar ante cualquier pregunta.

Amalia al sentir que estaba sola, comenzó a explorar la morada, encontrando todo muy ordenado, observó detenidamente y notó que solo había cosas para hombres de una misma talla, a excepción de las pocas prendas de mujer, que ya le había aclarado Marco que eran para ella, - ¿vive solo? – le pareció algo curioso, ambos compartían la misma edad al parecer, y pensar que han estado viviendo en entornos diferentes.

Su corazón se hablando, creyó comprender el porqué de su comportamiento frio, distante y sin conocimiento de las normas sociales. – ¿A caso esas normas funcionan en este reino? – la retó su voz interna. Suspiró y comprendió que no sabía nada sobre este plano de la existencia. Todo era totalmente diferente a como le había hecho creer los cuentos de hadas, leyendas o la religión.

Por primera vez se sintió totalmente sola, antes sintió la pérdida de su hermana, pero ahora no tenía a nadie, no estaba segura si su hermana la rescataría, no tenía ningún compañero con quien hablar, ni siquiera estaban sus padres que le brindaban tanto amor y ella no lo había notado. Los extrañaba tanto.

 No tenía responsabilidad sobre nada ni nadie, se sentía sin rumbo e inútil. Casi llora al percatarse de lo egoísta que había sido antes, de no aprovechar los momentos que vivía, por seguir un imposible. Intentó tomar todo el aire que le fuera posible para calmarse, pero los suspiros entre cortados la delataban.

Mirando por la ventana hacia el cielo, sintió deseos de volver a su hogar, a donde pertenecía. Y tomó la resolución de encontrar la manera de volver. Si era necesario le preguntaría al guardián de los tiempo como volver o a cualquier espíritu mayor que le pudiera indicar el camino de vuelta a casa.

Un carraspeo la sacó de sus pensamientos y se encontró con un joven que traía dos maletas, viéndola le dijo: - pidió que guardara todo lo que usted necesite y considerare necesario para el viaje, él vendrá después a arreglar su maleta- dicho eso se alejó de su vista.




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