Trás la muerte

CAPITULO 19

Mientras la lluvia cesaba, todos los malestares de Amalia desaparecían. Marco sintió que el olor de Amalia había llegado al mínimo, casi imperceptible, podría asegurar que ahora solo él era consciente de la diferencia de esencia que existía entre ella y un espíritu.

En medio de gotas y charcos continuaron su viaje, Amalia seguía anonadada por todo lo que encontraban en el camino, aunque era más precavida, no deseaba llevarse otro susto, Marco estaba pendiente de sus movimientos y de todo lo que les rodeaba para evitar contratiempos.

A medida avanzaban, Amalia comprendía un poco más lo que el árbol le había querido decir, facilitándole entender este reino, todo lo que un día dudó de su existencia o la posibilidad de alcanzarse, aquí se volvía realidad, el amor eterno aquí era posible, pero parecía no ser de importancia para los habitantes de este lugar. Mientras en el reino mortal parecía lo más anhelado e imposible de alcanzar.

Amalia se confundía pensado: ¿Quién desperdiciará su existencia? Los que se desgastan por alcanzar un imposible, o los que teniéndolo al alcance no lo aprovechan. Sentía que ella desperdició mucho de su tiempo intentando revivir un pasado, y los que aquí viven solo desean huir de él.

Después de tanto caminar, comenzaron a notar que estaban sucios, andar entre charcos y veredas los había dejado como obras de arte inspirada en la naturaleza, con hojas, ramas, piedras y lodo por todos los rincones de sus cuerpos.

Marco comentó que podrían limpiarse un poco en el rio que atraviesa ambos mundos, estaba cerca del lugar. Él dijo: - esas aguas te ayudaran a estabilizarte, podrás obtener la energía de necesita un mortal para vivir y elevar el espíritu para que te camufles, y tal vez así el muérdago se caiga y deje de molestarte -. Amalia agradeció que tomara en cuenta su condición y su deseo de quitarse esa rama que la estaba lastimando internamente.

En medio de charlas y risas llegaron a un hermoso rio, era el rio más ancho y cristalino que Amalia había conocido, lo que llamó su curiosidad fue que dependiendo de la cantidad de luz que recibía así era el color en el que se tornaba, aunque el predomínate era el rojo. Amalia se acercó más para observar el interior del rio, en su profundidad se logra ver las rocas, plantas acuáticas y múltiples peces de colores.

Marco solo observaba como Amalia sonreía como niña pequeña ante todo lo que veía, nunca había visto a alguien inundado de tanta felicidad por estar en ese reino, casi todos cargaban melancolía en su ser. Los ojos brillantes de ella daban frescura al ambiente tenso que se vivía en este reino, una punzada en su ser lo hizo reaccionas, no debía preocuparse tanto por ella, - recuerda que también ella es solo una pieza, y no sabes cuál será el final – le dijo su voz.

Marco acomodó su voz en un carraspeo y dijo: - puedes darte un baño aquí yo lo haré más abajo -. Amalia asintió con la cabeza, esperó a que él se alejara de su vista para disponerse a bañar. En su interior algo había cambiado, este reino le empezaba a gustar, se sentía como personaje de un cuento de hadas, ­-personaje al que quieren descuartizar para usarla como llave, ¡vaya cuentecito! – se burló su voz. Amalia comenzó a luchar con esa voz, explicándole que no todos eran malos, Emma era su hermana y cuidaría de ella, además, Marco era un buen tipo, había estado pendiente de ella y cuidándola en cada momento, dudaba que él intentara hacerle daño.

En ese momento notó que su perspectiva por Marco había cambiado. Su presencia no le desagradaba para nada y a su lado se sentía segura y cómoda. Algo dentro de ella se removió muy inquita, ¡pero está muerto!, pensó. Al mano podría considerarlo su amigo mientras estuviera en este lugar, dijo para sí.

Cuando termina de arreglarse, ve como un hombre de cristal se va acercando a ella desde el agua, Aquel hombre se veía tan viejo como el mundo mismo, pero tan lleno de vida como un recién nacido. Amalia se sobresaltó al ver tal figura acercándose. Cuando estaba cerca, ella retrocedió y vio rio abajo para ver si Marco aparecía para que la ayudara.

El hombre al ver la preocupación en los ojos de Amalia le dijo: -tranquila, soy el espíritu del agua, solo quería verificar si el informe que me dieron las gotas era cierto, y parece que si lo es. ¿Qué hace una mortal en este reino? - preguntó amablemente, la voz de Amalia se negaba a salir, pero con un poco de esfuerzo respondió: - soy una parte de la llave – su voz se negó a salir, pero parecía que el espíritu del agua había comprendido todo.

El espíritu murmuró: - ¡la marca! -. Amalia quería preguntarle que sabía sobre eso, pero los pasos de alguien acercándose la interrumpió, luego escuchó una voz familiar, Marco se acercaba muy animado, saludando con gran entusiasmo al espíritu del agua, él dijo: -Parece que ya se han conocido, Amalia él es quien me cuidó desde que llegué aquí – el espíritu lo veía intrigado, a lo que Marco le dijo: - viejo te presento a Amalia mi compañera de viajes, nos dirigimos hacia la morada del guardián de los tiempos.

El espíritu del agua solo asintió ante aquella presentación, dirigía a ambos una mirada preocupada, y dijo: - me alegro que al fin se hayan conocido, pero deben tener cuidado en el camino – dicho esto se diluyó en el agua, ambos solo se volvieron a ver intrigados ¿qué quiso decir con “al fin”?




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