CAPITULO 21

Al poco tiempo el espíritu del aire los llamó, había terminado de infundirle el aire a Amalia, solo hacia falta que el cuerpo se estabilizara con la energía que le había transmitido, el agua que había tomado le ayudaría a recuperarse más rápido, o al menos eso esperaban.

Después de un tiempo de espera, Amalia se quejó de dolor en el cuerpo, la corriente la había golpeado muy fuerte, poco a poco fue abriendo los ojos para encontrarse con un espíritu trasparente sonriéndole, al principio se asustó, pero recordó donde estaba y se dejó caer en el suelo, diseccionada, ella esperaba estar en casa.

El espíritu del aire le dijo: - ¡ánimo jovencita! Si te rindes ahora, nunca podrás volver junto a tus padres – Amalia suspiró, el espíritu prosiguió: - ¡vamos! Arriba, que falta poco, te he estado cuidando desde hace mucho y sé que eres lo suficientemente fuerte para poder superar esta situación- Amalia lo vio aturdida ¿Cuándo me ha cuidado? ¿nos conocemos? Pensó, a lo que el espíritu del viento le respondió: - soy es el espíritu del viento, he sido tu guardián desde que naciste, era mi deber evitar que algo mala te sucediera- a lo que Amalia murmuró: - entonces, ¿Qué hago aquí? – una fuerte carcajada interrumpió su mal humor, el espíritu del viento se excusó: - tarde o temprano tendrías que llegar a este lugar, estando aquí te he protegido siempre, evité que te hicieran daño cuando estabas en medio de un altercado – Amalia se repuso y dijo: -  pero ¿tenías que aventarle tan lejos? – este respondió: - debías conocer a tu hermano.

El rostro de Amalia era todo un poema, los colores se le iban y venían, ¿Cómo que hermano? Se sintió confundida ¿mis sentimientos? ¿la conexión que sentí por Marco solo era porque somos hermanos?  Se sentía perdida ¡NO! ¡yo solo tengo una hermana! Ellos mienten. Sacudió la cabeza, ¡mis padres jamás me hablaron de un hermano! Sus labios la traicionaron y dejaron escapar: - ¿mi hermano?

El espíritu del Aire asintió y Amalia solo dijo: - mis padres jamás me contaron que tuviera un hermano – el espíritu soltó un suspiro, mientras una punzada se clavaba en el corazón de Marco, su centro se impulsaba violento por salir, deseaba golpearlo todo, destruir a todos. ¡me olvidaron! Pensó, salió caminando hacia el bosque seguido del espíritu del agua, mientras el espíritu del viento le aclaraba todo a Amalia.

-entonces ¿mi hermano murió antes de nacer? Pero ¿Por qué nunca me lo dijeron? – ambos espíritus les dieron la misma respuesta a ambos hermanos: - era muy doloroso para ellos recordar cómo murió uno de sus hijos, sin siquiera pudieron ver el color de sus ojos, todos los años que visitaban la tumba de una de sus hijas siempre iban a dejarle flores a su otro hijo- Amalia y Marco dijeron al unísono: - ¡pero siquiera lo hubieran mencionado! – los espíritus constaron: - ellos nunca pensaron que los muertos y los vivos un día se encontrarían. Y el silencio reinó.

La noche salía a medida que el desconcierto y la soledad anidaban en el corazón de ambos hermanos, pensar que siempre hubo alguien a su lado y no se dieron cuento. La energía en el centro de Marco empezaba a desvanecerse se sentía traicionado, solo, despreciado. Aquella tonta ilusión de tener una familia, que guardó desde pequeño, todo era una farsa, el espíritu del agua solo estaba cumpliendo con su deber, y lo Nixeos solo deseaban utilizarlo como una simple herramienta, seguramente Wendy solo lo había protegido porque él era útil.

Después de que la llave se formara y todo esto terminara, pensó, ¿Qué pasará conmigo? Amalia es una mortal, seguro regresará a donde pertenece, su otra hermana, según le había contado Amalia ella había muerto, para ella nada cambiaría, pero yo, no pertenezco a ningún lado, alguien que no nunca nació no tiene derecho a quedarse.

Marco sentía que comenzaba a desvanecerse, hasta que sintió como alguien se sentó a la par suya y un olor familiar inundó sus sentidos, él se negaba a verla, pero ella hizo que girara en su dirección, para luego abrazarlo.