Trás la muerte

CAPITULO 23

Amalia en señas le dijo a Marco que salieran del lugar, y así lo hicieron, la cara de Amalia reflejaba que había problemas, Marco estaba expectante a cualquier movimiento, sentía desde la entrada a ese lugar que lo vigilaban. Amalia le contó todo lo que ella se había enterado, idearon un plan para encontrar a su hermana. Si Alex estaba cerca Emma podría estarlo.

Decidieron explorar las calles durante la noche, para encontrar alguna pista, y como sospechaba había escuchado que su hermana se encontraba en el pueblo. Decidieron refugiarse en una posada algo retirada del centro, en la mañana saldrían en busca de su hermana.

Al día siguiente retomaron la búsqueda, y se encontraron con una sorpresa. Desde lejos Amalia divisó a su hermana caminando por la calle, Amalia aceleró un poco el paso y Marco se escondió al ver que un espíritu los seguía, sus caminos se separaron.

Cuando Amalia estaba cerca de Emma observó que muchos espíritus estaban cerca de ella, estaban, Eddy, Fiore, Lina, Daniel y otros que no conocía, la siguió por mucho tiempo para encontrar la oportunidad de acercarse, pero no la dejaron sola ni un momento. Con mucho cuidado se acercó más a ellos, para escuchar que hablaban.

Se enteró que ellos estaban recolectando suministros para emprender un viaje, se dirigían hacia el guardián de los tiempos, un grupo se adelantarían con Emma, y que después los alcanzaría Alex, ya que él se encargaría de los Nixeos que andaban cerca del lugar, al escuchar lo último buscó a Marco por cada rincón, pero se dio cuenta que estaba perdida.

Como pudo regreso sobre sus pasos, era mejor encontrar a Emma en el camino lejos de Alex. Cuando escuchó un estruendo lejos de ella, Amalia corrió a ocultarse a un callejón, donde alguien le tapó la boca. Amalia forcejeó, recordó lo que había pasado la última vez y no estaba dispuesta a repetirlo, mordió la Mano de su secuestrador, pero al escuchar el quejido lo reconoció, era Marco.

Él le hizo sellas de guardar silencio mientras se quejaba de dolor. Observaron el camino y estaba despejado y como pudieron salieron en dirección al bosque. Jadeando y con sed se detuvieron en lo más profundo del bosque, donde se sentían más seguros. Amalia hizo señas de reclamar a Marco por haberla dejado sola, pero este la interrumpió, explicándole todo lo que había pasado.

-los Nixeos nos vienen siguiendo, y los Eterios se dieron cuenta que sus enemigos habían pisado su territorio y comenzaron un enfrentamiento – omitiendo la parte en la que por culpa del enfrentamiento que tuvo con sus antes colegas fue que los descubrieron y que, por haber eliminado a más de uno, ahora estaban en mayores problemas. Amalia respondió: -algo así escuché del grupo que acompaña a Emma, y se supone que el tipo de ayer estará a cargo de eliminarlos, y que nuestra hermana se dirige hacia Tánatos, ¡podemos aprovechar la oportunidad de acercarnos a ella en el camino!

Marco analizó la situación y las cosas no sería tan fácil, ahora debían enfrentarse a los dos grupos. Debían pedirles ayuda a los espíritus mayores para lograr reunirse con Emma y salir ilesos en el proceso.

Comenzaron a seguir las huellas del grupo de Emma, sería más fácil encontrar el momento oportuno de encontrarse con ella si la seguían, pero debían tener cuidado ante la posibilidad de que Alex los alcanzara. Decidieron seguirlos de lejos desde el bosque, ahí era más fácil ocultarse y sentir las energías del grupo que iba adelante.

La tarde se veía acogedora, se escuchaba a los espíritus menores jugar en el bosque, unos hacían travesuras con el pelo de Amalia, al parecer les gustaba ese juego, Amalia comenzaba a acostumbrarse, a veces encontraba a un espíritu menor dormido entre las hebras de su cabello, Marco lo tomaba con cuidado y lo dejaba sobre un árbol descansando.

El silencio reinaba en ambos, solo el crujir de las ramas a su paso se escuchaba, Amalia se había acostumbrado a estar en este reino, y le parecía hermoso, ¡cuánta belleza, tanta tranquilidad! y ahora no estaba sola, sintió deseos de tomar la mano de Marco, cuando lo volvió a ver se encontró con su mirada perdida y el ceño fruncido, ella reprimió todo deseo.

Marco se había hallado observándola desde que entraron en el boque, la mira brillante, esa sonrisa tierna y ese par de pétalos que la acompañaban, una piel tersa y viva, nadie que él hubiera conocido se igualaba a ella, eran tan distintos, existían en planos diferentes, ella no tenía que estar ahí, él no debía haberla conocido, esa idea lo molestó, sin conocer el motivo.

De pronto unas gotas de lluvia comenzaron a caer, poco a poco iba aumentando, Amalia y Marco buscaron un refugio, pero no había nada cerca, Marco cortó de una planta una hoja casi al tamaño de un paragua, ambos la compartieron, había casi nada de espacio en medio de ellos, el calor fluía entre ambos seres, la energía de ambos se sincronizaba. El agua amenazó con mojarlos, Amalia, al sentir que la lluvia la iba a empapar se apegó más a Marco y se escondió bajo su mentón, solo por un instante, segundo que dejó aturdido a Marco.

Caminaron hasta encontrar una ramada, donde podrían refugiarse, ambos estaban mojos, más Marco, al querer darle espacio a Amalia para que se protegiera de la lluvia, el frio hacia castañear los dientes de ella, Marco se acorrucó cerca de Amalia y la cobijó con sus brazos




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