Trás la muerte

CAPITULO 27

Los primeros rayos de luz rasgaban el cielo, y ninguno se atrevía a decir una palabra. Todos fingieron estar cansado y se acomodaron para dormir, pero ninguno pudo pegar ojo durante el resto de la noche, su cabeza los atormentaba.

Un rayo de luz chocó contra la tierra en la que estaban, esta se estremeció. El calor que producía calentaba hasta el más triste pensamiento. Los tres se miraron sin comprender lo que pasaba. Emma y Marco sacaron sus armas, se apuntaron entre sí, temían una emboscada de parte del otro, Amalia estaba irritada con el ambiente tenso que se generaba entre los dos y gritó para regañarlos: - ¡basta! Comprendo que por ser de bandos contrarios son enemigos naturales, pero ¡son hermanos! – Emma molesta gritó: - ¡aquí nadie es hermano de nadie! una vez que mueres dejas de ser familia de alguien, aquí puedes crear tus propios lazos. ¡dejas esas tonteras de hermanos! Ni siquiera tú y yo lo somos – el corazón de Amalia se hizo chiquito. Y entre lágrimas dijo. –¡Al menos dense cuenta que estamos en el mismo barco! debemos encontrar a Tánatos para saber qué hacer con la llave, ¡intente siquiera llevarse bien! – Marco dijo: - tú no sabes nada, ¡deberías callarte! Lo que hizo ella no tiene perdón – Emma gritó: - ¿acaso tú eres un espíritu puro? tú el mayor asec… - Amalia gritó, estaba harta de escucharlos, y se alejó.

El rayo de luz tomó forma y dijo: - ¿debería felicitarlos? – y observó la dirección en la que había partido Amalia, continúo: - ¡Qué corazones mas débiles! No entiendo porque son ustedes las piezas de la llave, si continúan así la matarán – Marco lo miró con los ojos de asesino y dijo: - ¿y cómo estamos seguros que no eres tú quien nos quieres matar? - empuño con fuerza su arma, mientras veía a Emma y al rayo de luz.

La luz dijo: - soy el espíritu del fuego – Emma interrumpió: - ¿Por qué el espíritu del fuego, no tienen fuego? – ella apuntó hacia la luz y miraba de reojos a Marco. El espíritu contestó: - el fuego también es luz, y en esta forma se me hace más fácil cumplir la misión de cuidarte – Emma soltó una risa burlona: - ¡¿cuidarme?! ¡Por eso casi soy devorada cuando llegué a este reino!, ¿Qué buen cuidandero! –.

El espíritu del fuego tomó su forma original, sabía que con el carácter de Emma las palabras no la convencerían así que dijo: - observa dentro de mí – comenzó a proyectar imágenes de lo que sucedió antes del accidente. Ella estaba siendo perseguida por espíritus que buscaban la manera de arrebatarla de ese mundo y llevarla hasta ellos. luego sucedió el accidente y cuando el espíritu del fuego quiso tomar su espíritu para llevarla a su reino, así como el espíritu del agua había hecho con Marco, este fue interrumpido, bloquearon su mayor fuente de energía por medio de un eclipse, atacaron al espíritu del fuego y con las pocas energías intentó tomarla de la mano, pero fue demasiado tarde, ya la habían arrebatado.

Emma bajó su arma mientras los ojos se le cristalizaban, ahora comprendía que los Eterios la manipularon y la usaban como una herramienta. Marco aflojó un poco su arma, compartía el sentimiento que experimentaba Emma y recordó que posiblemente ella lo habría librado de su mayor manipuladora, pero no sabía si Emma aun deseaba atacarlo así que mantuvo su arma en su mano, por si acaso.

El espíritu del Fuego les recordó: - deben dirigirse hacia la guarida de Tánatos, él les dirá que deben hacer. Yo les aconsejo que arreglen sus diferencias, caso contrario Amalia sufrirá las consecuencias – diciendo esto desapareció. Marco y Emma comprendieron que habían herido a Amalia con sus palabras y si seguían así la lastimarían aún más, aunque en este reino no eran familia, aun así, eran con los únicos que contaba y podían cuidar de ella.

Marco se sintió molesto consigo mismo, por cómo le había hablado a Amalia, ella no tenía la culpa de su pasado, además, le partió el espíritu ver como unas gotas cristalinas brotaban de sus ojos. Ambos la buscaron, pero no la encontraron cerca, comenzaron a buscarla por todos lados y nada. Parecía como si se hubiera desvanecido, ni siquiera su olor se sentía. Por un momento tuvieron miedo de que la hubieran raptado.

Buscaron pistas por todos lados y no había señal de ella o de algún Eterio o Nixeo merodeando el lugar. Se comenzaban a desesperar, ¿Dónde estaba? Este reino podría hacerle mucho daño a un ser que no lo conoce y que no tiene quien lo proteja mientras aprende.

Comenzaron a pensar en una alternativa, decidieron separarse y si la encontraban la traerían a este mismo lugar, al pasar media jornada se reunirían de nuevo. Así hicieron. Emma buscó recordando el carácter de su hermana debía estar escondida en alguna cueva o subida en un árbol, llorando, pero por más que buscó no encontraba señal de ella, no podía avanzar tanto en tan poco tiempo, pensó. Su voz interna comenzó a mortificarla con la culpa. –nunca debí traerla aquí – se dijo para sí misma.

Marco por su parte buscó hasta debajo de las piedras, con lo traviesa que era, podía estar en cualquier lado. Estuvo atento a cualquier ruido o disturbio que pudiera presentarse, Amalia era capaz de provocar muchos problemas con su curiosidad, estaba alerta por si necesitaba ir a rescatarla nuevamente. Pero nada.

Al llegar el medio día, volvieron a su punto de partida, con la esperanza que el otro la hubiera encontrado, que desilusión sintieron cuando se vieron solos de nuevo.




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