Trás la muerte

CAPITULO 33

Después de darle vueltas al asunto no encontró ni razón para aceptar o refutar esa posibilidad, conocía sus sentimientos, pero no los de él, habían pasado muchos momentos lindos, que seguramente para él, como siempre le decía; era simplemente parte de su trabajo. Se desilusionó ante la idea de ser rechazada, debía averiguar primero que pensaba él de ella antes de hace cualquier cosa.

Después de comer en silencio decidieron partir hacia su destino, Emma se adelantaba por momentos para dejarlos solos, pero Amalia apresuraba el paso, aun no estaba preparada para enfrentarlo, Marco estaba confundido por esa actitud, por un momento creyó que estaba molesta con él por lo que pasó antes de separarse, pero la sonrisa nerviosa que le daba cuando lo veía le despejó esa posibilidad confundiéndolo aún más.

Decidió concentrarse en la misión en la que estaban. Había un tema que era importante hablar pero que hasta ahora no se habían atrevido a hablar, ¿Cuál sería su decisión final? ¿Qué futuro deseaban para ambos reinos? Dentro de ellos les carcomía la incertidumbre de lo que pensaba el otro. ¿será que coincidimos en algo? Se preguntaba Marco, un viento caliente los sacó de su ensimismamiento, y se dieron cuenta que el día estaba llegando a su máximo esplendor, iluminando tanto la zona que era capaz de ser cegados por la luz.

Como pudieron se refugiaron debajo de un par de árboles y colocaron capas gruesas de hojas en los ojos, para protegerse. El tiempo transcurría y la luz no disminuía, al sentirse solos, sin ser observados Amalia preguntó: - ¿Cuál es su deseo para el futuro de los reinos? – al sentirse libres de perjuicio Emma dijo: - el fin es inevitable, para que un renio sobre viva se debe sacrificar al otro, yo deseo que las personas que han sido mi familia y aun son mortales vivan – un silencio se instaló, hasta que Marco dijo: -hasta hace poco yo deseaba que el reino espiritual sobreviviera, pero ahora – hizo una pausa y giró su rostro hacia la dirección donde provenía el olor de Amalia – deseo que ambos reinos existan -.

Emma le replicó: - ¿es eso posible? Ambos reinos se alimentan el uno al otro, el problema se generó desde que el reino mortal se volvió más demandante – Amalia suspiró ella comprendía la complejidad la situación - yo deseo que todos vivamos, Emma tú dijiste que ente reino todo es posible, solo debemos encontrar la manera que eso sea posible -. Marco comprendía el entusiasmo de Amalia, pero sabía que Emma tenía razón solo podía existir uno, ya que la destrucción del otro le proporcionaría suficiente energía para la eternidad.

Amalia pensaba en todas las posibilidades y los elementos claves, como la alimentación de energía, las fuerzas que mueven ambos reinos, el vórtice y la forma de existencia de cada uno, se dio cuenta que uno no puede vivir sin el otro, ya que la parte espiritual de un mortal debía a alojarse en algún lado al morir. Comprendió que el reino más demandante era el mortal, si dejara de existir no le afectaría tanto al reino espiritual, pero recordó que la existencia de la mortalidad les da a ellos la posibilidad de eternidad.   Se preguntó ¿Qué tan independientes pueden ser ambos reinos? Tal vez ahí puedo encontrar una solución.

La luz iba menguando, significaba que dentro de poco se despertaría la noche, decidieron avanzar hasta que la noche se despertara del todo y les impidiera ver, ahora entendían que solo podían avanzar por laxos cortos de tiempos. Se dieron prisa para ganar trayecto, sino se apresuraban todo terminaría aniquilado por el vórtice.

Comenzaron a correr, mientras observaban a su alrededor, Marco iba a la cabeza para abrir paso, Emma decidió cuidar sus espaldas de cualquier ataque, Amalia, se esforzó para percibir cualquier energía diferente a la de ellos que pudiera ser una amenaza, pero solo percibía el movimiento de las hojas, su interior se fue llenando de calor, y sus sentidos se volvieron mas agudos, su espíritu se deslizaba a kilómetros de distancia, indicándole la presencia de espíritus de la luz que los observaban, y espíritus de la noche aun dormían, ella se sorprendió al percibir eso, a pesar de que estaban pendientes de cada movimiento no atacaban, Amalia no sabía si ellos contaban como una a manaza o no.

-No estamos solos- murmuró Amalia, a lo que Emma y Marco se sorprendieron ante ese comentario, ellos no habían percibido nada, entonces detuvieron su paso intentaron sentir algo y nada, estaban a punto de decirle a Amalia que no se preocupara que solo era su imaginación, cuando notaron que sus ojos habían cambiado de color a un gris platinado, Marco comprendió enseguida al recordar las palabras de los espíritus, Emma sorprendida levanta lentamente su mano para señalar el rostro de Amalia cuando Marco la detiene y le indica que después le explicará.

- ¿Cuántos son? ¿tienes una idea de su procedencia? – le pregunta Marco dirigiéndose a Amalia, ella le dice: - son muchos, al parecer son seres que habitan en esta montaña, se dividen en dos grupos, los de la luz y los de la noche- Marco analiza la situación hasta que es interrumpido por Amalia: - nos han estado vigilando todo el tiempo – Emma se asustó, recordó las palabras de Tánatos, “no les gusta ser molestado, mucho menos la sangre” ahora debían tener cuidado, en algún momento podrían ser atacados por ellos si se sienten amenazados.

Comenzaron a avanzar con sigilo y precaución, no querían incomodar a los habitantes del lugar y tan poco deseaban ser descubiertos. Mientras tanto en la cabeza de Emma se formulaban varias cuestiones ¿Por qué solo nos observan? ¿Qué esperan? ¡es raro que no hayamos encontrado a ningún Eterio o Nixeo por aquí! ¿se estarán ocultando en algún lado o los habitantes ya se hicieron cargo de ellos? aunque si yo fuera ellos es muy probable que…




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