Caminaron todo lo que la luz les permitía, los seres de ese lugar les seguían el paso. Los tres se pusieron tensos al sentir como los seguían, pero siguieron adelante, ya faltaba poco, solo esperaban llegar a la cima antes de que la luz alcanzara su máximo esplendor.
Cuando cruzaron la línea de la falda de la montaña, el interior de los tres comenzó a sufrir, sus energías se arremolinaban, se debilitaban y luego fortalecían, el corazón de Amalia palpitaba a mil por hora y dejaba milésimas de segundo sin registro, se sentía desfallecer, el paso acelerado se fue disminuyendo hasta que los tres quedaron en el suelo intentando arrastrarse.
La densidad de la energía espiritual en aquel lugar era fuerte y eso que aún no estaban en la cúspide, los seres que los habían seguido se dividieron en tres facciones y comenzaron a rodear a cada uno, se fueron volviendo energía pura y poco a poco se introducían en los centros de los tres aventureros, Amalia volvió a sentir ese dolor tan intenso al ser invadida internamente, el frio recorría su cuerpo, y dentro de ella se escuchaba como murallas iban cayendo.
Tuvo miedo, no deseaba volver a experimentar nuevamente ese martirio, luchó internamente para deshacerse de ellos, pero eran muchos y no podía con todos, entre más se esforzaba por expulsarlos, más le dolía su espíritu, la voz resonó: -déjate ser – Amalia por un memento se sintió desfallecer, pero algo dentro de ella estalló inundándola de calor y sintió como su energía se liberaba, desde su interior comenzó a renovarse sus fuerzas, su corazón volvió a la normalidad se puso de pie y observó a sus hermanos aun en el suelo.
Emma sintió como su energía se desintegraba y se volvía a solidificar, una brisa interna le devolvió la estabilidad y su energía se restableció, mientras que la energía de Marco en un primer momento sintió que se quebraba en mil pedazo para luego fortalecerse como el hierro, su fuerza había aumentado, su energía se desliza por su ser con facilidad, se pusieron de pie y se encontraron solos, a lo lejos se escuchó la voz de un espíritu pequeño: -así podrán transmitir con facilidad su energía al tesoro del firmamento -.
Se vieron entre si y sentían como su energía fluía, la de Amalia como el fuego, la de Emma como el hielo y la de Marco como el acero. Reanudaron el paso, ahora su ser se sentía liviano, percibían que avanzaban con mayor velocidad. Estaban a poca distancia del pico de la montaña, en la cima se lograba divisar algo que resplandecía y brillaba como el arcoíris y decidieron ir hacia esa dirección, algo les decía que ahí se encontraba el diamante.
A medida se acercaban disminuían el paso, se pusieron alerta ante cualquier posibilidad de ser atacados o emboscados por los espíritus que deseaban la llave, ahora que su energía fluía con tanta facilidad eran más vulnerables a ser manipulados, en especial Amalia quien nunca había sido consciente de su fuerza espiritual. Ahora parecía niña pequeña con nuevo juguete, intentando comprender como funcionaba eso de la energía.
La energía que circulaba en la cima de la montaña era como rayos de arcoíris que se balanceaban por todo el lugar, fluían a través el cuerpo de Amalia sin hacerle daño, el suelo reflejaba los colores del diamante, la luz del día está llegando a su máximo esplendor, debían darse prisa antes de que esto sucedería de lo contrario podrían ser aniquilados por esa luz cegadora.
Se acercaron al diamante, todo el lugar estaba iluminado y a medida avanzaba el tiempo se iba iluminando aún más. La luz proveniente del diamante se proyectaba en tres direcciones formando un a flor de tres pétalos. Todos dieron un paso dentro de donde se concentraba la luz y la energía en sus cuerpos comenzó a fluir hacia el exterior, giraban en torno al diamanta hasta detenerse sobre un pétalo.
Amalia, Marco y Emma caminaron en dirección donde se habían posicionado su energía, se colocaron en el centro del pétalo, un hilo color café brotó de sus tobillos derechos hasta tocar el diamante, el diamante derramó luz de múltiples colores siguiendo la dirección del hilo. La flor se había colorado de infinidad de colores.
Comenzaron a sentir como esa luz iba inundando su ser, suprimiendo cualquier bloqueo de energía, algo les indicaba que estaba a punto de llegar el momento de depositar su energía para activar la llave, se sintieron nerviosos, era el momento de cambiar el mundo. Pero su cabeza solo pasaba un deseo de vivir sea en este plano o en otro, pero vivir.
Se dispusieron a dejar salir su energía cuando observaron cómo detrás de ellos saltaron espíritus con armas en sus manos, Marco comenzó a luchar contra varios Eterios, Emma corrió llamando a Amalia para que se colocara cerca de ella y poder protegerla, pero fue interceptada por un Nixeo que la tomó del cabello, Emma furiosa comenzó a pelear.
Amalia buscó en su cintura el arma que le había entregado Marco, -no es momento para ser una carga- pensó empuño su arma y comenzó a tacar sin diestra y siniestra sin un orden ni fin determinado, solo conseguía ahuyentar a los enemigos más cercanos, pero no podía quitárselos de encima, un espíritu se acercó por la espalda, Marco al notar su intención desde lejos, dispara hasta derribarlo.
Por otro lado, Emma estaba en desventaja sus antiguos compañeros se habían dispuesto a atacarla y los sentimientos cálidos que aguardaba hacia ellos le impedía hacerles daño. No comprendían de donde habían salido o como lograron ocultar su presencia, porque no los habían notado ni siquiera habían dejado algún rastro que indicaran su estancia en el lugar.
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Editado: 10.10.2020