Tras la pantalla

Capitulo 3

Mi lunes no pudo ser peor. De todas las cosas que podría haber esperado, la disolución de nuestro club era lo último en mi mente. Gracias al cielo, tengo a alguien que me comprende a la perfección, alguien que sabe exactamente lo que necesito en momentos como este: sacar toda mi frustración sin romper ninguna ley.

El auto se estaciona frente al gimnasio donde Maru solía entrenar. Al ser el inicio de la semana, el lugar rebosa de gente. El sonido de las pesas chocando y el esfuerzo físico llenan el lugar. Algunos saben claramente qué hacer, mientras que otros parecen no tener idea de cómo usar siquiera una caminadora. Mi mirada recorre el lugar, buscando desesperadamente lo que necesito, hasta que finalmente lo encuentro. Manuel y yo nos dirigimos hacia los sacos de boxeo.

Manuel me coloca los guantes y yo comienzo a golpear el saco con una furia que apenas está emergiendo. Cada golpe resuena en el aire, siento cómo mis emociones fluyen y comienzan a calmarse.

— ¡Maldita vida! —Lanzo un golpe brutal hacia el saco, por suerte Manuel se ofreció a detenerlo.

— El saco no tiene la culpa —Dice Manuel asomando su cabeza a un lado del saco.

— Pues fingiré que sí porque no puedo golpear a las personas —Respondo lanzando otro golpe.

— Sabes que no fue su intención, también están tristes por lo del club. —Dice sujetando con fuerza el saco.

— Pero no lo dijeron pronto —Lanzo golpes consecutivos, siento mi cuerpo arder—. Si tan solo me hubiesen dicho antes, habríamos hecho más cosas —Digo con dificultad—. Y tú tampoco dijiste nada —Lo acuso mirándolo desde arriba con mis manos apoyadas en las rodillas.

— Tenían miedo, Julieth —Responde dándome una botella de agua.

— ¿De mí? —pregunto sarcástica mirándolo de reojo mientras bebo—. Por favor. Ellos nunca me han visto molesta, solo tú conoces esta faceta mía, nunca muestro mi ira y lo sabes. Además, con este tamaño no asusto ni a una ardilla. —

— No tenían miedo de hacerte enojar Pequi, sino de lastimarte —Justifica él.

— Tengo hambre —Digo fingiendo que no oí lo que dijo, él ríe sabiendo que mi frustración se calmó—. ¿Vamos a comer? —

— Dios, que te mantenga el gobierno —Dice pellizcando mi mejilla—. No entiendo cómo en un cuerpo tan pequeñito cabe tanta comida. —

— Metabolismo rápido —Respondo, haciendo una pose de diva—. Me tienes envidia, acéptalo —

— Lo que digas enana —Dice rodando los ojos—. Anda, vamos a comer algo —

— ¡Yupi! ¡Comida gratis! —Canto de alegría sabiendo que mi mejor amigo pagará todo.

—Camina o no te compro nada, enana —Dice alejándose.

—Voy —respondo muy obediente, todo sea por comida gratis.

Salimos del gimnasio y nos dirigimos al estacionamiento, justo entonces mi teléfono comienza a sonar. Axel me estaba llamando. Lo miré sorprendida, y con algo de culpa, no le había mandado mensaje desde que dijo que tenía práctica.

— Hola, Axel. ¿Todo bien? —Pregunto, sintiendo la confusión, sus prácticas terminaban siempre a las seis de la tarde, y aún faltaba para eso.

— ¡Hola, Julieth! ¡Terminé mi práctica de fútbol antes de lo esperado! Pensé que podríamos ir a comer juntos. ¿Estás en tu casa? No me tardo nada, voy para allá —Dice al otro lado de la línea, su voz resonando con entusiasmo.

— Oh, no estoy en casa, voy saliendo del gimnasio con Manuel —respondo, mirando a Manuel con una pequeña expresión de disculpa—. Dime dónde estás y voy para allá. —

Manuel alzó las cejas, claramente sorprendido por la llamada de Axel, él al igual que yo sabía que sus prácticas solían ser muy largas. No es que se lo diga seguido, pero cualquier cosa que salga de mi boca; así sea solo una vez, él nunca la olvidará; ventajas de ser superdotado supongo. Qué envidia, ¡tiene memoria fotográfica el desgraciado!

— ¿Estás con Manuel? —Pregunta con un tono de voz distinto al anterior, los celos son obvios.

— No te pongas celoso, sabes que solo te amo a ti —Digo y Manuel hace una cara de asco haciéndome reír—. ¿Dónde estás?, voy para allá. —

— Perdón amor, no es que desconfíe de ti, es solo que… ¿Sabes qué? ya no importa; dije que no sería un novio tóxico así que intentaré controlar mis celos, ¿Te parece si nos vemos en el parque? —

— Bien, te veo en un rato —respondo con una sonrisa.

— Te amo, Julieth Morrison —Dice con cariño y puedo sentir mi corazón latir con fuerza.

— También te amo, Axel Sandoval. Adiós —Digo con una sonrisa de oreja a oreja antes de colgar la llamada.

— Supongo que se cancela la comida —Dice Manuel sacándome de mi ensueño.

— Perdón, pero igual tenía planes con él esta mañana — Digo apenada, Manuel es como un hermano para mí, no me gusta cancelar nuestros planes.

— Tranquila —Dice con una leve sonrisa—. Puede que tu novio no me termine de convencer, pero es tu novio y yo tu mejor amigo, él está primero —Comienza a subir al coche. Se asoma desde la ventana del auto para hacerme señas de que suba—. Dijiste que no querías caminar, de aquí al parque son tres cuadras. Entra, yo te llevo. —



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En el texto hay: ajedrez, romancejuveniel, música fama

Editado: 07.05.2024

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