Tras la pantalla

Capitulo 19


Narra Julieth:

—Dime, dime, dime —insisto con entusiasmo.

—Ya te dije que no — responde Maru sin prestarme mucha atención — ¿Por qué de la nada quieres saber mi usuario en ChessWorld? —

Hace días que vengo insistiendo con este tema, no quito de la cabeza esa jugada suya.

—Simple curiosidad —miento descaradamente.

Maru no parece creerme, lo cual es malo. Porque si mis sospechas son ciertas, y él es caballo de Troya, va a estar alerta; no dejara que sigua sospechando.

—Lo siento Pequi; pero no te creo — responde con una sonrisa. — Tengo cosas que hacer. À plus tard (Nos vemos luego) —

Si hay algo que envidio y odio al mismo tiempo de Maru; es su habilidad para mantenerse siempre tranquilo, sus emociones nunca lo controlan… bueno, casi nunca.

Ya habrá tiempo para eso, y mucho. Las vacaciones de fin de año se acercan, los exámenes han terminado y las clases ya ni siquiera pueden llamarse así. Los últimos días suelen ser aburridos; hay horas libres y recesos extensos, todo por cumplir con el candelario escolar.

El único ocupado es Manuel, el pobre a estado haciendo lo que me corresponde a mí al promocionar el club. Ha hecho un gran trabajo ganando algunos, pero aún estamos muy lejos en comparación con Amelí. Pero eso se acaba pronto, hoy es el día que pondré en marcha mi plan maestro.

Caminando por el campo me doy cuenta de que hay un figura familiar restada en las viejas gradas del campus. Dudo un momento si debería o no acercarse, pero mis pies actúan antes que mi mente y ya estoy caminando hacia haya.

Me acerco con cautela a Jean, quien duerme plácidamente sobre las gradas, con el sol chocando con su rostro. Me siento a su lado, observándolo en silencio por un momento. Los rayos del sol parecen casi demasiado brillantes, así que levanto mi mano para hacerle sombra.

¿Por qué estoy haciendo esto?

En ese momento, Jean murmura algo que no alcanzo a entender, con sus ojos aun cerrados, me rio en lo bajo creyendo que Jean está hablando dormido; pero de repente, sus ojos se abren con lentitud. Bajo mi mano y desvío la mirada, no puedo contra el en ese estado. No cuando el mar y el bosque me miran al mismo tiempo.

—¿Disfrutando la vista? —pregunta con sonrisa ladina.

—Es lindo, puedes ver todo desde aquí —digo mirando hacia el campus.

Jean ríe divertido, al parecer no estaba durmiendo. Maldita sea, sabe que estuve cubriéndolo del sol, que vergüenza.

—Sabes que no hablo del paisaje —añade con un toque de complicidad en su voz.

—¿Por qué hoy no estas usando lentillas? — pregunto, cambiando de tema.

—Así que vas a evitar el tema de que me estabas mirando y cubriendo me del sol — responde con un mirada traviesa.

Inconscientemente mis ojos se desvían a sus labios. ¿Desde cuándo tiene un rostro tan tentativo? Me doy cuenta de que a Jean le divierto, porque se ríe al atraparme mirándole, de nuevo me siento humillada.

— Estaba cansado — dice Jean ignorando lo sucedido —Quise dormir un poco, y me quité las lentillas —

Explica brevemente. Agradezco que no se burlara de mí y de lo acosadora que parezco en estos momentos.

—¿Insomnio? —pregunto con curiosidad.

—Algo así, tengo muchas en mi cabeza estas últimas semanas —

Un silencio se forma entre nosotros, pero no es incómodo. Solo la brisa y el sonido de las hojas de los árboles se logran escuchar, es tranquilizante. Me pregunto en que estará pensando, no parece ser algo malo, sino más bien frustrante.

—¿Puedo hacerte una pregunta? — dice Jean rompiendo el silencio. Asiento ligeramente — ¿Crees que es posible… amar a dos personas? —

Su pregunta me deja descolocada al instante, su mirada esta fija en la lejanía, pero su mirada… parece confundida.

—¿Por qué lo preguntas? — digo con cierto temor.

¿Temor? ¿Pero porque tengo miedo? ¿Tengo miedo a la respuesta? No lo creo.

—Porque creo que me enamore — responde con sinceridad.

¿Enamorado? ¿Jean está enamorado? ¿Por qué me lo dice a mí? ¿Y porque siento una opresión en el pecho? No, no puede ser verdad. Esto no es real, no estoy sintiendo esto.

—¿En serio? — pregunto aun incrédula.

Jean asiente en silencio, su mirada a un perdida en la lejanía, como buscando respuestas.

—Eso es bueno, ¿cierto? — digo lo primero que se me ocurre.

—No estoy seguro —responde Jean — Te pregunte si creías posible amar a dos personas al mismo tiempo. Ese es mi problema; creo que me enamore de dos personas, o eso creo —

Su confesión me deja perpleja, no sé qué decir. Realmente no creo en el poliamor o relaciones abiertas, pero si le digo eso tal vez se moleste o lo confunda más. ¿Debería preguntar quiénes son? ¿Hace cuanto que se siente así? ¿Por qué no puedo decir nada?

—¿Estás seguro que lo que sientes, es amor? — pregunto, con la tonta esperanza de que la repuesta sea no.

Jean parece pensarlo un momento, no lo presiono y espero paciente. En el fondo, algo dentro de mi dice que no debí preguntar. Que la respuesta no me gustara. Estoy en problemas.

—Te diré lo que siento cuando estoy con cada una de ellas. Haz tu la conclusión — dice mirándome a los ojos — La primera persona; la conocí hace algunos años. Fue una total coincidencia, todo comenzó como amistad a larga distancia por así decirlo, Hablábamos demasiado y me di cuenta de que siempre que hablaba con ella sonreía como un tonto. Muchas veces me quede despierto hasta la madrugada con tal de hablar un poco más; disfruto hacerla reír. Me preocupo cuando no tengo noticias suyas, y día a día tengo miedo de… que ella me olvide —

No debería importarme, no me debería doler, no debería sentir esto. La forma en que habla de esa chica, la forma en que sus ojos se iluminan; no hay duda, es la misma mirada que yo tenía, cuando hablaba de él. Mi primer amor.



#7106 en Novela romántica
#3242 en Otros
#665 en Humor

En el texto hay: ajedrez, romancejuveniel, música fama

Editado: 07.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.