Narra Jean:
Espero en una pequeña sala antes de la conferencia, mis manos jugando nerviosamente con el borde de mi chaqueta. No es la primera vez que hago algo como esto, y sigo sin acostumbrarme.
Respiro hondo, tratando de calmar mis pensamientos e incomodidad. La sala está decorada con sobriedad, con sillas de cuero negro y una mesa baja con revistas que nadie lee. Las paredes, pintadas de un gris neutro, parecen cerrar sobre mí. Es un espacio diseñado para calmar, pero sólo logra que me sienta más atrapado.
De repente, la puerta se abre y entra uno de los empleados de mi padre. Un traje pulcramente arreglado, un rostro implacable, una imagen limpia y ordenada. Claro ejemplo de que debo convertirme algún día… Un robot más.
—Me presento. Soy Esteban, encargado de relaciones públicas — dice aquel sujeto con voz neutra.
—Un gusto — digo con un fingida sonrisa y amabilidad. — Soy… —
—Hijo de Samuel Barrow, estoy al tanto — me interrumpe con frialdad. — La conferencia esta por empezar, así que iré directo al punto —
Esteban, si perder tiempo coloca su maletín sobre la mesa y saca un sobre color crema que me entrega inmediatamente.
—Ha habido un cambio de planes. — dice manteniendo su tono neutral.
—¿De qué se trata? —pregunto, abriendo el sobre y sacando las hojas de su interior.
—No tengo tiempo para detalles. Espero que estes al tanto de la actual situación por la que cruza la empresa—dice Esteban—Sin embargo, reciente atención que has recibido por tu talento musical ha ayudado a mejorar nuestra imagen pública. Decidimos que vamos a usar eso a nuestro favor. —
Miro las nuevas respuestas que me ha entregado, leyendo rápidamente. La mayoría de ellas giran en torno a mi pasión por la música, el supuesto apoyo que recibo de mi padre y mis “planes a futuro” de ser parte de la empresa de entretenimiento de mi padre como un artista más.
—Esto no es que acordamos — digo con disgusto.
—Lo sé, pero debería estar agradecido por esto— dice Esteban — Sé que la usted no tiene el mínimo interés en tomar el cargo como directo, y que sus gustos van más hacia… lo artístico — dice estas palabras con desprecio, como si fuera algo sin importancia mis sueños y aspiraciones — Con esto, usted podrá seguir viviendo en su mundo de fantasía y dejara el trabajo importante a gente competente. Usted se dedicaría a su música —
—¿Mundo de fantasía? — pregunto irónicamente. — No soy más que una marioneta que vive la vida como su padre quiere. — digo con furia contenida — Lo que me están pidiendo no es seguir con mis sueños; lo que me están pidiendo es que firme un contrato para renunciar a la poca libertad que me queda. ¿Mi música? Por favor, si hago esto no poder decir que lo que hago es mío. No aceptaré esto, dígaselo a mi padre —
Arrojo los papeles a la mesa, esperando que Esteban los tome y se marche. No lo hace, así que solo me siento en el sofá mirando hacia la nada. No haré esto, no pienso atarme a un contrato.
—Puedes quedarte ahí parado el tiempo que quieras, no cambiaré de opinión — digo con indiferencia.
Justo entonces, mi teléfono comienza a sonar sobre la mesa. Miro la pantalla con disimulo, alcanzando a leer el nombre de mi hermana. Ella sabía que no atendería llamadas, tengo un mal presentimiento.
—Debería contestar —dice Esteban, con una sonrisa irónica.
Le lanzo una mirada de advertencia, no quiero que se meta en esto o diga algo. Respiro hondo y contesto,
—Hola, Amelí. — digo con naturalidad, tratando de ocultar mi furia.
—¡No me lo vas a creer! —dice ella, su voz rebosante de alegría—. Papá logró que me transfirieran a la carrera de actuación, la que siempre quise. ¡Estoy tan feliz! ¡Finalmente siento que realmente me apoya! —
Mi corazón se hunde. Ella realmente cree que mi padre lo hizo por cariño, y no para manipularme. Miro a Esteban con disgusto, ahora entiendo que no puedo negarme, si lo hago, le quitarán esto a mi hermana.
—¡Eso es increíble, Amelí! — Intento sonar feliz por ella. — Me alegra tanto escuchar eso. Se que será la mejor actriz que haya visto el cine —
—No puedo esperar para empezar. —dice con alegría — Gracias por siempre apoyarme, Jean. ¡Te quiero! —
—Yo también te quiero, Amelí. Lo siento, pero estoy ocupado, debo colgar. Termino rápido y vamos a celebrar a algún lugar —
—Está bien — responde Amelí — Invitare a Manuel… deberías invitar a Julieth, claro si está de acuerdo. No es como me interés caerle bien… bueno adiós — dice rápidamente.
Me rio contagia de su propia alegría, y cuelgo la llamada; por desgracia mi alegría se esfuma al mismo tiempo que lo hago.
—Como puede ver, su padre sí sabe cumplir su palabra —dice Esteban con frialdad—. Su hermana parece estar muy feliz ahora, sería una lástima que algo cambiara esa situación. —
Respiro hondo, sabiendo que mi decisión ya está tomada. Me levanto sin dirigirle una sola mirada y tomo conmigo los papeles sobre la mesa. Fingiendo estar en control, avanzo hacia la puerta.
—Vamos. La conferencia está por empezar. — me limito a decir.