Luego de los tristes acontecimientos anteriores, las consecuencias fueron muy marcadas. En las oficinas de ARCOS se daba una reunión improvisada. Darian, junto al vocero de esta, un misterioso hombre. Se mantenía en la penumbra. El jefe de ARCOS.
—Perdimos al espécimen Klat’ka y a nuestro sujeto especial. ¡Maldita sea! —gritó, furioso, el misterioso hombre.
—Debemos deshacernos de esa maldita abominación —dijo el vocero.
—Tranquilos caballeros —murmuró Darian, fríamente—, no podemos deshacernos de ella en este momento. Sería demasiado sospechoso. Debemos esperar el momento oportuno.
—La credibilidad de ARCOS está por los suelos. Perdimos la cooperación de las personas —exclamó, furioso, el misterioso hombre.
—Y debimos ocultar al Phantom Squad por un tiempo —comentó el vocero, molesto.
—Si lo sé —dijo Darian, mientras se levantaba de su silla—, por el momento deberemos pasar desapercibidos. En el momento correcto, cuando las alarmas bajen, usaremos al Phantom Squad para que se deshagan de ella.
—¿Y cómo piensas hacer eso? La última vez, resistió varios impactos de balas especiales como si nada. Cada vez se hace más fuerte —soltó el vocero, evidenciando frustración.
—Mató a cinco Thek'ar. Posee armas de origen desconocido. ¿Cómo planeas hacer eso? Mi Squad es eficiente, pero son simples humanos al lado de esa cosa —murmuró el misterioso, hombre incrédulo.
—Husmeando en los registros de la Organización encontré uno de sus hallazgos. Teníamos conocimiento de su sangre y su capacidad de regeneración. Por eso teníamos a John aquí. Pero lo que no sabíamos era de su veneno y sus efectos.
Ambos hombres se miraron desconcertados, pero se mantuvieron callados. Darian soberbio continuó.
—Su veneno en sujetos R, tiene efectos sedantes. Tengo una muestra —susurró, sacando un pequeño recipiente. —Si puedes producir más de este, podrás sedarla.
—¿Y luego qué? —preguntó el misterioso hombre, fríamente.
Darian lo observó con soberbia y superioridad. Como si fuera más inteligente que todos los demás.
—La fosa Karonte —exclamó Darian, mordaz.
—¿El basurero de Phantom Squad? ¿Qué solo la arrojamos ahí y ya? —murmuró el vocero irónicamente.
Darian aún más mordaz y con ironía le respondió.
—Su regeneración es un problema. Pero, ¿qué tanto puede regenerar su cuerpo en esas condiciones? Sedada, peso en sus pies y que la fosa haga el resto, terminando la frase con una risa malévola.
—¿Y cuándo podríamos hacerlo? Preguntó insistentemente el misterioso hombre.
—A su debido tiempo. Pero antes debo asegurarme… ¿Aún se mantiene en pie el trato que hicimos? Preguntó Darian seguro, sabiendo que tiene a ARCOS en la palma de su mano.
Los dos hombres se miraron asintiendo al mismo tiempo.
—Sí, tendrás inmunidad tú, tu hijo Alex y tu nieta. Siempre y cuando esa niña no sugiera una molestia para ARCOS en el futuro —dijo el vocero.
—Entonces esperen mi señal, para que Phantom Squad vuelva a hacer acto de presencia —ordenó Darian frío, mientras salía del lugar.
Luego de la salida de Darian, ambos sujetos siguieron conversando.
—¿Crees que podamos confiar en él? —preguntó el vocero al otro hombre.
—No, pero no tenemos opción. La Organización nos está dando la espalda para cubrir la suya. Ponte a la acción con el veneno. Envíalo al laboratorio, que creen uno sintético.
—Sí, señor —exclamó, mientras salía de la oficina.
Cuando todo se quedó en silencio. El misterioso hombre volvió a observar los videos de vigilancia. Se detuvo en uno en especial. Estaba Rose. De su muñeca derecha, una espada de luz flameante de color rojo se erigía.
—¿Qué era esa cosa? —preguntó el hombre para sí.
En la Organización las cosas estaban tensas. Todo Alpha tenía toque de queda. Nadie podía salir de la base hasta nuevo aviso. En la sala de entrenamiento, observaban a Rose. Parecía normal, pero había algo raro en ella. Algo había muerto en su interior. Pero aparte de eso, un aroma dulce inundaba el ambiente, desconcentrando a todos, menos a Chris.
—¿Sienten ese olor? —preguntó Ragnar, mientras hacía su entrenamiento de tiro.
—Si hay un olor dulce. ¿Te perfumaste, Ilan? —preguntó Dante, haciendo que todos, menos Rose, rieran.
—Chicos, todos sabemos que quien se perfuma es Ragnar. Cuando tiene sus salidas al poblado cercano —murmuró Ilan, en tono burlón.
Ilan y Dante comenzaron a reír justo cuando Rose se acercaba, deteniéndose al ver su rostro. Serio, frío, imperturbable.
—Vuelvan a su entrenamiento —ordenó Rose, volviendo a su posición.
Michael la observó. En esta oportunidad se veía hermosa. Siempre lo estaba, pero esta vez había algo especial. Su hermosa vista fue interrumpida por el acercamiento de Ragnar, quien, inquieto, se acercó a ella. Comenzando a olerla efusivamente.
—¿Qué haces? —preguntó Rose, molesta.
—Oigan, encontré de dónde proviene el olor. Es Rose. Parece que hoy se puso perfume —murmuró, pero comenzó a agarrarla más fuerte, el olor era embriagante, adictivo.
—Suéltame —gritó Rose molesta, mientras trataba de sacárselo de encima.
Pero Ragnar, siendo el más fuerte del grupo, fácilmente la sometió. Rasgando parte de su ropa con facilidad. Chris y Alpha intercedieron. Lo sujetaron entre todos con mucho esfuerzo.
Chris lo golpeó con su cola, haciéndolo salir de ese trance.
—¿Qué te pasa, imbécil? —exclamó furioso, mientras los demás se acercaban a Rose, notando el olor también, comenzando a inquietarse.
Maskedman quien observaba todo desde la sala de observación, dio una orden a Alpha. Rose, ve a tu dormitorio, Chris, ve con ella. Michael al laboratorio y Alpha a la sala de operaciones ya.
Ragnar quien ahora comenzaba a entrar en sí. Le dijo apenado.
—Lo siento yo… no podía controlarme —murmuraba con sorpresa, mientras se sobaba el golpe que Chris le había propinado.
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Editado: 07.07.2025