Tras la sombra de los Klat’ka 2: La heredera perdida

El huésped

Estaba soñando, y Ashley lo sabía. Pero aun así, las sensaciones eran tan reales.
El pasto bajo sus pies, el aire que movía su cabello y ese leve calor en su piel. Estaba en un prado y frente a ella una pequeña colina. A lo lejos, un haz de luz parecía salir del suelo hacia el mismo universo. Subió por la pendiente y, al estar a más altura, la vio. Su mamá, a lo lejos, se encontraba mirando un atardecer rodeado de árboles y flores. Cerca de ella, un pequeño lago que reflejaba los hermosos colores del cielo. La llamó mientras corría hacia ella, feliz. Al girarse, su mamá sonriente tocaba dulcemente una incipiente barriguita en crecimiento. Brillaba, proyectando ese haz de luz al cielo. Estaba conectada con el todo. Despertó.

Se levantó rápidamente, dándole buenos días a Nora y corrió a la habitación de su mamá. Rose, perezosa, aún dormía. Saltó sobre ella, asustándola, haciendo que su cola se desplegara. Al darse cuenta de que era Ashley, solo la acarició.

—Por Dios, Ashley, me asustaste —exclamó Rose nerviosa, mientras suspiraba, tratando de calmarse.

—¿Estás embarazada? —preguntó Ashley, sin rodeos.

Rose calló. Por lo que Ashley prosiguió
—Soñé que lo estabas.

Rose simplemente tomó la mano de su hija y la acercó a su vientre. En el instante en que sucedió, volvió a ver el prado, los árboles, el sol, pero ahora, también venía a un niño.

Ashley sonrió de alegría.
—Tengo un hermanito —gritó, saliendo de la habitación.

Chris la interceptó, tapando su boca.
—Hey peque. ¿Qué hablamos de contar las cosas de los demás? —reprochó enojado.

Ashley se apenó. Metió en líos a su madre y a Michel por no poder guardar sus secretos.
—Lo siento —murmuró, por lo bajo.

La conversación fue escuchada por Nora, quien parada detras de Chris, corrió a la oficina de Incógnito.

—Señor, debo hablar con usted —dijo fríamente, mientras ingresaba.

Maskedman también estaba presente, analizando detalles de una nueva misión.
Ambos se miraron incómodos. Nora ya sabía lo que había sucedido con Rose

Incógnito solo sonrió de forma malévola.
—Ah—suspiró — los amores dentro del trabajo hacen tan incómodas las cosas… luego que se termina.

Los tres se observaron, pero nadie habló.

Nora, molesta, interrumpió el silencio.
—La señora Rose está embarazada —soltó fríamente, dejando en shock a todos, especialmente a Maskedman, ya que, si era verdad, podría ser de él.

—Excelente —exclamó Incógnito, levantándose de su silla feliz, dejando a los otros dos perplejos.

Maskedman solo la observó, estaba decepcionado. Ella sabía que si se sabía eso de Rose, supondría un riesgo tanto para ella como para Chris y siempre pensó que lo amaba.

Incógnito rompió el tenso momento.
—Agradezco a todos los dioses actuales y pasados por crearte tan venenosa Nora —escupió Incógnito, con desprecio. Para luego proseguir, frío—. Supongo que por eso te quitaron la capacidad de crear. ¿Imagina si pudieras reproducirte? —terminó su frase con una risa histérica.

—Supongo que tiene todo lo que quiero —murmuró Nora, fríamente.

—Sí, definitivamente —comentó Incógnito, de forma burlona—. Sobre todo a Chris. Su hermana siempre fue más importante que tú. Eso debe de doler —fulminó, haciendo que Nora saliera, sin mediar palabras.

Quedando solos, Incógnito soltó aún más veneno.
—¿Quién crees que sea el padre, tú o Michael? —gritó, lanzando una carcajada.

Maskedman simplemente calló, no iba a darle el gusto de verlo sufrir. Aunque la situación lo destruyera por dentro

—¿Podemos continuar? Hay trabajo que hacer.

Incógnito, al ver que Maskedman no reaccionaba como quería, volvió a sus cabales.

—Bueno, volvamos a trabajar. Pero algo sí debes admitir, Alex —murmuró, con tono siniestro.

—¿Qué? —preguntó fríamente.

—Por más de veinte años no dejó que nadie la tocara. ¿Te acuerdas de Ragnar ni bien llegó Rose? Estaba loco por ella. Siempre pensé que caería con alguno de ellos, pero no. En cambio, tú, ni bien Nora abrió las piernas para ti, caíste. ¿Y cuánto pasó? ¿Un año? Me molesta decir esto, pero Rose se merecía a alguien mejor que tú.

Este golpe dio directo en el ego de Maskedman, haciendo que él se retirara en silencio. Incógnito, regodeándose en su maldad, simplemente observó las pantallas, triunfante.

La alarma sonó en la base de la Organización. Y todos sabían lo que significaba. Todo Alpha se hizo presente, pero Maskedman no había llegado aún. Así que esperaron. En la mesa de operaciones, Rose sentada, impasible, desprendía una energía renovada. Algo que Ilan notó, sonriendo. Pero algo más, a su lado, Michael la observaba, pero no como siempre. Era una mirada protectora, llena de amor, muy evidente. Sonrió feliz, sentía que ella se lo merecía.

Maskedman entró rápidamente y con visible mal humor. También observó a Rose por un instante. A su lado, Michael. “Cómo odio a ese desgraciado”, pensó.

—¿Podemos empezar? —preguntó Chris, dándose cuenta de la tensa situación.

—Sí. Está bien, hay una misión —dijo Maskedman, con una voz fría y profesional—. Hemos estado analizando una peculiar situación que está sucediendo cerca del sector Alpha-Minería.

Deslizó los dedos por la pantalla en la mesa, abriendo un mapa junto con imágenes del lugar.

Al ver las imágenes, Rose comenzó a experimentar una sensación rara. Algo no andaba bien.
—¿Qué está sucediendo en el lugar? —preguntó temerosa.

—Hace días tuvimos el registro de un pequeño sismo en la zona. Los cuales abrieron varias grietas.

—¿Y qué tiene que ver con nosotros? —preguntó molesto Ragnar.

—Sí. No somos geólogos —exclamó Dante irónico, para luego reír a carcajadas, haciendo que Rose simplemente le propinara una mirada seria, fría y cortante.

Gesto que hizo que Mikhail y Leo e Ilan tuvieran que contener la risa.

—¿Puedo continuar? —preguntó Maskedman, mirando a todos los presentes.




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