Tras la sombra de los Klat’ka 2: La heredera perdida

Sin Chris

La habitación estaba en silencio y Rose aún dormía. Michael, por su parte, ingresó, como todos los días durante los últimos dos meses, a revisar que todo estuviera bien.

Despertó y con ella, unas náuseas terribles, haciéndola correr al baño. Mientras vomitaba, Michael observaba desde la puerta. Ante una situación normal durante su embarazo, no podía hacer nada, más que acompañarla emocionalmente.

Luego de una ducha y mientras era revisada, Michael notó que Rose, estaba más callada de lo normal.

—¿Puedo saber qué es lo que está ocupando toda tu mente? —preguntó, al mismo tiempo, que con una mano sobre su vientre, mantenía un pequeño, pero dulce contacto con su hijo.

Y es que el embarazo de Rose salía de todo lo conocido por él y hasta por la ciencia. No solo podía ver a su hijo, sino que también podía sentirlo, sus estados de ánimo, sus emociones, hasta su felicidad. Era algo único, mágico, que no podía explicar con lógica o palabras.

Luego de una larga pausa, Rose respondió.
—Extraño a Chris. Sé que en Nivaria está en buenas manos, pero lo necesito aquí, conmigo.

Su vientre, como respuesta, brilló ligeramente, algo que sorprendió a Michael. Asustado, retrocedió torpemente, golpeando su brazo con el mueble al costado de la cama. La pequeña herida en su brazo, comenzó a sangrar, algo que Rose notó. Instintivamente, puso su mano sobre esta, mientras Michael, buscaba algo para contener el sangrado. Su toque, en esta ocasión, se sentía peculiar. Una ligera vibración recorría su brazo, junto con una sensación de tenue calor. Pero no uno que lastimara, sino uno agradable.

El momento fue interrumpido por la alarma que retumbó en el dormitorio, haciendo que Rose, rápidamente, se prepare.
Había una misión, por lo que salió rápidamente, dejando a Michael solo.

Al observar la herida, se petrificó. Estaba completamente curada, como si nunca hubiera existido. Por lo que recordó las últimas dos situaciones en batalla con Mikhail. Cuando fue a curarlo, ya no tenía heridas. Por el momento lo dejó pasar, debía trabajar.

Al llegar a la sala de operaciones, todos aguardaban su llegada
—Ya que estamos todos reunidos, comenzaré a detallar la misión —comenzó, Maskedman, con cierta molestia.

Todos callaron, observando a Rose. Ella sentada, con su rostro serio, solo miraba fijamente al otro. Michael, apurado, tomó asiento.

Maskedman continuó.
—Tenemos registros de desapariciones de personas en la zona THETA, en el límite con el sector VACÍO. Además de esta imagen, ligeramente distorsionada.

Deslizó los dedos sobre la pantalla, desplegando una imagen de una criatura enorme.

—Creemos que es Graugoth, pero dejaré al experto en entidades, para que continúe —diciendo esto, tomó asiento, entre medio de Michael y Rose.

El aire en la sala se volvió denso. Por lo que Ilan, apresuradamente, comenzó a desplegar un dosier con información de la criatura.

Archivo: GRAUGOTH
Zona: Sector THETA límite con sector VACÍO

📖 Identificación:
Nombre: Graugoth
Clasificación: Hostil - Peligro Nivel 5

Descripción:
Criatura colosal, cuadrúpedo, recubierta por placas óseas calcificadas. Comportamiento territorial extremo. Capacidad de embestida y destrucción de estructuras livianas. Detecta objetivos por calor corporal.

Dimensiones:
Longitud: 8 m.
Altura al hombro: 4 m.
Peso estimado: 3–5 toneladas

Puntos débiles:
Uniones entre placas óseas.
Vulnerable al armamento de energía y explosivos dirigidos.

Protocolo:
Neutralización inmediata.
Uso de armamento pesado autorizado.
Contacto con fluidos: riesgo cáustico.

Anotación:
Confirmada resistencia anormal al dolor físico. Evitar enfrentamientos prolongados.
—¿Cómo la gente pre Gran Guerra lidiaba con estas cosas? —preguntó Ragnar, desconcertado.

Todos lo observaron.

Ilan respondió seguro.
—No hay registros de anomalías pre Gran Guerra.

—¿Y entonces? —soltó Dante, desmoralizado.

—No lo sé. Nadie lo sabe, pero mi abuela decía que la Gran Guerra no solo dejó muerte y destrucción. Sino también, grietas dimensionales, por donde este tipo de entidades cruzaron y siguen haciéndolo.

—¿Y quién le puso el nombre entonces? —preguntó Mikhail intrigado.

—La primera persona que sobrevivió a un encuentro con esta entidad, dijo que se veía como las antiguas gárgolas de las catedrales preguerra.

—¿Gárgolas? —exclamó Rose risueña.

—Eran esculturas de mármol diseñadas para espantar a las malas energías. Se colocaban fuera de las iglesias —murmuró Maskedman.

—¿Iglesias? —preguntó Ragnar.

—Lugares en donde se buscaba al todo.

Todos quedaron en silencio. En su mundo ya no había nada igual. Si querías buscar al todo, debías buscarlo en ti.

La aeronave se posó entre los restos ennegrecidos de viejas estructuras. Alpha descendió en silencio. El olor a sangre y la podredumbre impregnaban el aire. Nadie hizo bromas esta vez.




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