Rose estaba recostada sobre su cama. Los malestares matutinos se habían ido, pero había algo más que la entristecía. Chris. Lo extrañaba, desde hace tres meses está en Nivaria y aún nadie le daba novedades. Pensaba en las palabras de los Drakan al hacer el ritual.
“Los participantes del ritual generarán una deuda cósmica”. Chris lo valía. Pero… ¿Y si nunca se recuperaba?
Lágrimas comenzaron a caer por su rostro.
Liraeth se hizo presente.
—Chris está en óptimas condiciones, Rose, no debes preocuparte —susurró dulcemente, mientras en el ambiente, su olor a jazmín lo impregnaba todo.
—¿En serio? ¿Puedo ir por él? —preguntó emocionada.
—Así es —murmuró desapareciendo.
Pidió autorización para ir a buscarlo y se dirigió a Nivaria. Al llegar, Draelys y Miguel la recibieron.
—Vine por Chris —exclamó Rose, llena de felicidad.
—Excelente, pensé que no vendrían por él nunca. Murmuró Draelys.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Rose desconcertada.
Mientras caminaban al prado, cerca del templo de sanación, Draelys continuó su conversación.
—Sí, se recuperó al mes de llegar. Ha estado viviendo aquí desde entonces.
—¡¿Qué?! —gritó Rose, deteniéndose en seco en el camino.
A lo lejos veía a Chris, abrazado a Sofía, sonriente, viendo a los pequeños correr a su alrededor. Al verla, apartó bruscamente a Sofía y corrió a su encuentro feliz. Pero su rostro cambió al ver el de Rose.
Estaba devastada, estuvo esperando su recuperación todo este tiempo, pero él parecía ser feliz ahí, sin ella. Y le dolió.
—Rose qué gusto verte —exclamó Chris.
Rose por su parte, se apartó, desplegando su cola, lista para atacar si era necesario.
Se sentía defraudada.
—Estuve preocupándome y esperando por ti estos tres meses y al llegar, me entero de que estás bien hace mucho tiempo.
Lágrimas cayeron por su rostro, pero estas eran de decepción. No le molestaba que decidiera quedarse. Nivaria era un paraíso y lo entendía. Pero pensaba que al menos, mínimamente, podría haberse tomado el tiempo de avisarle que estaba bien. Sentía que por lo menos se lo merecía.
—Quédate aquí, no te necesito —escupió, dándose vuelta.
Una mano la detuvo, era Sofía.
—Rose lo siento, es mi culpa…
Rose no le dio tiempo a terminar. Se volteó y, de un certero movimiento, la golpeó en el pecho, cayendo a varios metros.
Al ver esto, Chris desplegó su cola.
—Rose no quiero pelear contigo —gritó.
Todos quedaron petrificados, al igual que Draelys. Rose redobló la apuesta, desplegando a Aurea. Pero una voz retumbó en Nivaria, sorprendiendo a todos.
—No.
Era el pequeño John, que, desde el vientre de su madre, desaprobaba toda la situación. Ella lo escuchó, entrando en sí.
Por lo que guardó a Aurea, se giró y se fue.
Chris, por su parte, observó la situación. Dos opciones a elegir, solo una por tomar. Por un lado, ir con Rose, por el otro quedarse con Sofía. Por lo que, por puro instinto, corrió detrás de su hermana, dejando atrás a Sofía. Quien veía la situación con lágrimas en los ojos.
El viaje a la Organización fue largo y silencioso. Para Rose, algo en su unión con Chris se había roto. En cambio, él, no entendía lo que sucedía.
—Tal vez es por el embarazo —susurró mentalmente su apéndice.
Al llegar, fueron directamente con Incógnito, quien los esperaba animado.
Rose habló primero.
—Aquí está Chris, como lo prometí, curado. Si me permite la Organización, hoy descansaré, no me siento bien.
—Hecho retírate —murmuró Incógnito, dejando que se fuera.
Chris intentó detenerla, pero al intentar tocar su hombro, el apéndice de Rose lo golpeó.
Incógnito, soltó una risa malévola.
—¿Qué le hiciste? Se ve que está muy enojada —soltó Maskedman, incrédulo de lo que veía.
Incógnito cambió de tema.
—¿Cómo te encuentras, Christopher?
—Bien, señor. Listo para trabajar —murmuró con desconcierto.
—No sé a dónde te llevó tu hermana, pero definitivamente te salvó la vida.
—¿A qué se refiere? —preguntó confundido.
—La entidad que te parasitó en las cuevas, era sumamente peligrosa. Las personas infectadas o se murieron o quedaron en un coma irreversible.
—¿Qué? —gritó incrédulo.
—Ella luchó para que la Organización permitiera tu traslado —murmuró Maskedman, dejando a este pensativo.
—Dirígete a la sala de entrenamiento, encárgate de Alpha por Rose hoy —ordenó Incógnito, abriendo la puerta de la oficina.
Una vez Chris salió, Incógnito soltó.
—Averigua el porqué Rose está enfadada con él.
—Recibido —dijo Maskedman, saliendo rápidamente de la oficina.
Al llegar a la sala de entrenamiento, Chris fue recibido por Alpha. Ellos estaban felices de verlo.
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Editado: 07.07.2025