Tras la sombra de los Klat’ka 2: La heredera perdida

La calma que antecede a la tormenta

L

Había pasado un mes desde que Chris regresó a la Organización, pero la relación con Rose parecía deteriorarse día con día.

Rose no lo ignoraba, no lo maltrataba, pero algo faltaba, no era igual que antes y él lo sentía. Cada vez que intentaba acercarse de manera emocional a ella o a su sobrino, se apartaba y no entendía por qué.

En la sala de entrenamiento, Rose se encontraba sola. Golpeaba un muñeco de práctica, mejorando y perfeccionando sus movimientos.

Una práctica que, antes, realizaba con algún miembro de Alpha, ahora la hacía sola. Su barriguita, ahora más crecida, estaba en todo su esplendor. Y es que, aunque no le agradaba, ya no era seguro para ella luchar cuerpo a cuerpo.

Chris se acercó, haciendo que esta se tensara, apartándose.

—Hey solo quiero saber cómo están, tú y el pequeño John —murmuró Chris triste.

Todo Alpha, detuvo su entrenamiento. Atentos a los acontecimientos, listos para intervenir en caso que una nueva pelea se diera.
No iba a suceder lo mismo que con Nora o Darian.

—Estuviste dos meses sin preocuparte de nosotros. No simules que te importa ahora —escupió Rose, llena de bronca y dolor.

Chris trató de detenerla, pero ella, furiosa, se apartó, desplegando su cola. Quien, ahora, parecía odiar a Chris. O tal vez, también estaba dolida.

—Mejor ve y preocúpate por Sofía, Nora o la próxima zorra con la que te acuestes. Solo déjame en paz —se volteó y se fue.

Pero al llegar a la puerta, su espalda se tensó. Sintió como un dolor la incapacitada, haciéndola caer al suelo.
Un grito de dolor y angustia inundó toda la sala.

Chris corrió a ayudarla, pero Michael, molesto, llegó primero.
—Apártate, por su bienestar y el de mi hijo, no te quiero cerca de ella.

Chris se enojó desplegando su cola.
Pero Maskedman a lo lejos intervino.
—Deténganse ambos. Michael e Ilan, lleven a Rose al ala médica. Chris vuelve al entrenamiento.

Este enfureció, pero obedeció y se levantó, lanzando con fuerza el guante que aún tenía en sus manos.
Alejándose.
Mientras su cola, con furia, aún quería golpear a Michael.

Luego de revisar a Rose y dejarla descansar en su dormitorio. Michael se presentó en la oficina de Incógnito, el cual, mantenía una reunión con Maskedman y Chris. Los cuales, unidos, comenzaban a tener enojo hacia él.
Los ignoró.

Para él, Rose y su hijo eran lo más importante.

—¿Qué sucedió? —preguntó de forma fría Incógnito.

—Tuvo contracciones. Debido al elevado estrés, junto con la ansiedad y nervios que viene manejando en su embarazo.

—¿Cuándo va a poder volver a trabajar? —soltó Incógnito.

Mientras que los otros dos, tornaban sus rostros, a unos de decepción y molestia.
—Esa es la cuestión. ¿Podría volver a trabajar?. La respuesta es sí. Pero si sigue en esta misma situación, su parto podría adelantarse. Solo tiene 16 semanas de gestación. Si el bebé nace ahora, prematuramente, tiene altas probabilidades de morir.

—¿Y qué sugieres? —preguntó Maskedman molesto.

—Necesita descansar. Pero sobre todo, necesita estar lejos de Chris —soltó furioso Michael.

—Eres un imbécil —gritó Chris, al mismo tiempo que se iba sobre él. Siendo detenido por Maskedman.

Incógnito lo calmó.
—Christopher silenció —ordenó, mientras se giraba hacia Michael—. ¿Por qué lo dices?

—Su estrés, ansiedad y nervios, son por la relación rota con Chris. Necesita descansar. Tal vez en ese tiempo, pueda ver o procesar las cosas de mejor manera.

—¿Y dónde recomiendas que descanse? ¿En tu casa? —murmuró Chris molesto.

—No, la salud de mi papá se ha deteriorado en estos días. No sería bueno que ella, en su estado, lo viera así. Sería contraproducente.

Todos callaron.
Si a alguien conocían muy bien, era a Jack. Y después de todo lo vivido, les apenaba lo que le sucedía.

—Que se tome un mes, junto a su hija, en la cabaña de su padre. Tú, Chris, liderarás las cacerías en su ausencia —ordenó Incógnito frío.

—Es una buena idea —susurró Maskedman asintiendo.
Pensando en el bien de Rose, por encima de la Organización.

Chris, por su parte, asintió de mala gana. No le gustaba estar apartado de su hermana. Pero su bienestar y el de su sobrino, eran lo más importante ahora.

—Preparen todo, ahora retírense —gritó Incógnito, abriendo la puerta de la oficina.

Chris corrió hacia el Ala Médica para, al menos, poder despedirse de Rose y Ashley. Pero al llegar, ellas ya se habían ido.
Lo entristeció.

Volvió a la sala de entrenamiento. Su rostro hablaba por él.

—¿Rose está bien? —preguntó Ragnar preocupado.

—Sí —murmuró Chris por lo bajo.

—¿Y el bebé? —preguntó Mikhail temeroso.

Chris lo observó con su rostro derrotado.
—También. Rose va a tomarse un descanso —susurró.




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