Un portal se manifestó a varios kilómetros del Área 737 y de él, salieron Rose y los Thirvians. Ella sentía que posiblemente no iba a salir con vida de ahí, por lo que habló con las pequeñas criaturas.
—Gracias por su ayuda —murmuró Rose, dulcemente.
—No, gracias a ti, por tu ayuda. Gracias por no ser indiferente a nuestro dolor —exclamó el más anciano.
—Nosotros jamás seremos indiferentes al tuyo —murmuró otro, mientras cruzaban el portal, volviendo a su dimensión.
Rose limpió sus lágrimas, al fin entendía las palabras de Ilan tiempo atrás le dijo.
“Lo que damos siempre vuelve”
—Gracias —susurró, mirando la noche estrellada sobre ella.
En el Área 737 ya estaban esperándola. El jefe de ARCOS había mandado a triplicar la seguridad y armó a todo su personal con balas de ralium. También pidieron una ayuda peculiar.
—Necesitamos protección. Rose vendrá aquí, será su oportunidad para liquidarla —murmuró el jefe de ARCOS, por comunicador a los Thek’ar.
El alto cargo Thek'ar lo pensó asintiendo, informando que enviaría a sus soldados cuando sintiera que era la oportunidad adecuada, cortando comunicación.
—Este es el momento que estábamos esperando —murmuró hacia la doctora Alessandro, quien asintió.
—Mientras todos están enfocados en contener a Rose, nosotros cazaremos a la descendencia Klat’ka —susurró ella, dándose vuelta y comenzando a trazar el plan.
Rose emprendió la marcha hacia el lugar, pero llegado a un punto, comenzó a sentir que algo andaba mal. El ambiente se sentía extraño, por lo que desplegó su apéndice. Lenta y silenciosamente continuó su camino, con cautela. El sitio se volvió denso y asfixiante. Cuanto más se acercaba a su destino, más loco y bizarro se veía. Había rocas flotando en el aire, agua que se movía formando animales, que al hacer sonidos, se oían de formas retorcidas. Lo que veía no era real, por lo que Rose desplegó también a Aurea.
—¿Quiénes son? Déjense ver, o les juro que los mataré a todos —gritó furiosa.
Cuando lo hizo, la verdadera realidad se mostró.
Un montón de seres de aspecto gelatinoso la rodearon, pero no se movieron, tampoco suponían una amenaza. Solo se quedaron ahí, parados, observando. Lentamente los dejó atrás, al parecer, ella no era su objetivo y ellos, tampoco el suyo, por lo que sin cuestionarse mucho, continuó su marcha.
La Organización, quien tenía a todos sus oficiales buscando a Rose, comenzó a notar actividad anómala en varias zonas del planeta.
—Señor, tiene que ver esto —murmuró un operario a Maskedman.
Él se acercó observando en la pantalla, varias anomalías comenzaban a hacerse notar en el mapa satelital.
—¿Qué sucede? —preguntó Maskedman desconcertado, al mismo tiempo que Chris y Alpha también se acercaron.
—Estamos teniendo registros anómalos en el área 737, dentro de la jurisdicción de ARCOS. En paralelo, tenemos otra en el sector VACÍO, y una más en el sector de la última cacería —informó el operario, con incredulidad.
—Rose no puede estar en varios lugares, tienen miles de kilómetros de distancia —murmuró Maskedman.
Chris, por su parte, observó que la segunda zona, era Nivaria. Por su mente pasó solo un pensamiento, Sofía y Margarita estaban en peligro. Comenzó a prepararse para ir hacia ellas, cuando las alarmas del perímetro de la Organización comenzaron a sonar. Al mismo tiempo, los operarios por satélite comenzaban a ver cómo una niebla se materializaba y se dirigía directo hacia ellos.
—Prepárense todos —ordenó Maskedman, frío.
—Vamos a recibir un ataque, todos a sus posiciones —ordenó Incógnito, preparándose también.
Todo el personal junto a Alpha se desplegaron, listos para defender la base, mientras Ashley, recibía una visita inusual.
—Pequeña, los Thek’ar vienen por ti, debes esconderte —susurró Liraeth haciéndose presente en el lugar.
Ashley se asustó, pero luego lo observó con detenimiento. Era el anciano que antes veía en sus sueños.
—Tú eres el anciano de mis sueños —murmuró Ashley, incrédula.
—Así es —susurró de forma calmada.
—¿Por qué no llamas a mi mamá? Ella puede venir a luchar con ellos —preguntó Ashley desconcertada.
—Tu mamá no puede escucharme en estos momentos, pero la ayuda viene en camino —susurró, quedándose a su lado.
En ese momento la luz de toda la base se fue, al mismo tiempo que la neblina, junto con un frío lúgubre lo cubrió todo. La batalla por sobrevivir comenzaba.
En Nivaria las cosas escalaron rápidamente también, no dando tiempo a nada. Los Thek’ar rápidamente rodearon la ciudad con su neblina, perturbando a sus ciudadanos, quienes comenzaron a sufrir sus efectos, volviéndose presas fáciles. Fueron directo hacia la casa de Sofía, que al ver por la ventana, observó con horror cómo venían a por su hija. Intentó defenderla, pero fue golpeada y sometida con facilidad. Pero cuando los Thek’ar se acercaron a su cuna, los Drakan intercedieron. Draelys se llevó a la bebé y a Sofía fuera, mientras Kaerion y los demás peleaban con los Thek’ar. Su misión era llevarlas a una zona segura, y el único lugar era su propia dimensión. Avanzaron por la ciudad, esquivando a soldados que atacaban a los ciudadanos a diestra y siniestra, matando a todo lo que encontraban. Al llegar a la entrada de la cueva, el alto cargo Thek'ar, junto a varios soldados, aparecieron.
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Editado: 06.08.2025