Tras la sombra de los Klat'ka 3: La marca del abismo

La cámara de vacío

Luego de su cacería y los ataques Thek’ar, la Organización fue sumida en un caos burocrático. ARCOS, por su parte, sin directiva y con múltiples pérdidas humanas, quedó al borde del colapso. Rose en cambio, fue encerrada a la espera de la recuperación de Incógnito y posterior rendición de cuentas. Por lo que esperaba en su fría celda a la espera de ser enjuiciada.

Lucien, quien parecía no estar satisfecho con todo lo que incitó a hacer, comenzaba a implantar una nueva semilla en la mente de Rose.

—Son unos desgraciados. Dejaron que te secuestraran y ahora, luego de que hiciste justicia por tu cuenta, quieren enjuiciarte —murmuraba, recostado en el piso.

Rose por su lado, solo estaba sentada. Intentaba meditar, pero su voz no la dejaba. Lo peor de todo es que parecía decir lo que internamente también sentía y eso la aterraba.

—Deberías matarlos a todos —susurró acercándose a su oído.

Rose los cubría; ya no quería escucharlo, pero era inútil, él no se callaba.

—¡Ya cállate! —gritó desesperada.

La puerta se abrió. Era Chris, quien preocupado, la observó.

—¿Estás bien? —preguntó temiendo que la salud mental de su hermana siguiera deteriorándose.

Ella se levantó apurada y lo abrazó, soltando su llanto.

—Quiero paz y no se calla —susurró Rose completamente quebrada por la situación.

—¿Quién? —preguntó Chris, observando la soledad de la celda.

Rose calló, secó sus lágrimas y negó con la cabeza.

—Nadie, olvídalo —murmuró volviéndose a sentar junto a Lucien, quien sonriente la observaba.

—Pedí un permiso para ir a Nivaria ¿quieres salir? —preguntó Chris con lágrimas en sus ojos.

—¿Van a dejarme salir? —preguntó Rose confundida.

—Primero debemos hablar con Incógnito —murmuró Chris nervioso.

En la oficina de Incógnito se llevaba a cabo una reunión entre jefes de la Organización.

—Desde ahora en más deberás hacerte cargo de ambas, ya que volverán a fusionarse. Si ARCOS desaparece, sería perjudicial para todos —ordenó uno de los jefes.

—Recibido, señor —murmuró Incógnito con completa seguridad.

—Como nuevo jefe de ARCOS, ¿qué piensas hacer con el problema? —preguntó otro intrigado.

—Nada, ¿en serio quieren ponerle alguna pena y que enloquezca nuevamente? Si me hubieran escuchado y no la hubiera subestimado, pero no. Mientras ella esté cómoda y no necesita mucho para estarlo, es dócil y muy útil, dándonos millones a todos. Si puedo seguir exprimiéndola, lo haré —soltó Incógnito serio.

—¿Y si vuelve a suceder y enloquece? ¿Qué nos garantiza que estaremos a salvo? —preguntó otro desafiante.

—¿En veinte años a mi cargo, sin intervención de sus seudo jefes, hubo algún episodio de ese estilo? —preguntó Incógnito, molesto.

Todos negaron con la cabeza.

—Entonces está todo dicho —exclamó cortando la comunicación.

Maskedman quien estaba detrás de ella escuchando todo, soltó preocupado.

—¿Estás seguro de tu decisión? —preguntó serio y frío.

Incognito se sentó con dificultad y dolor, girando su silla. Aún no estaba completamente recuperado.

—¿Quiénes intercedieron para que los Thek’ar no se llevaran a Ashley? —preguntó Incógnito, con un tono ácido.

—Los Klat’ka —murmuró Maskedman nervioso.

—Intercedieron en una pelea que no era suya solo por salvar a Ashley y a Chris —murmuró frío, girando su silla hacia Maskedman—. Imagina lo que harían si tocamos a Rose. Sé que conociste a Kaeth’Ruum en Eidon-7. ¿Recuerdas al soldado que abofeteó a Rose y cómo él lo despedazó?

—Sí, lo recuerdo —murmuró Maskedman temeroso.

—Necesito que Rose esté tranquila, ¿entendiste? —preguntó Incógnito frío.

—Entendido, señor —murmuró bajando la mirada.

—Serás el nuevo jefe interino de la Organización, me rendirás cuentas de todo y dirigirás en mi ausencia. ¿Entendido? —preguntó Incógnito.

—Sí —susurró Maskedman, dudando por unos segundos.

Tiempo después, Rose y Chris se reunieron con Incógnito. Ella entró a la oficina con la cabeza baja. No tenía cara para mirar a nadie. Luego de un largo silencio, Incógnito habló.

—¿Sabes por qué estás aquí? —preguntó frío y serio.

—Para responder por mis actos —susurró Rose temerosa.

—¿Qué actos? Eliminaste de la tierra a escorias humanas y me diste un nuevo puesto más elevado.

Rose levantó su rostro observando a Incógnito con incredulidad.

—Sí. Dirigiré a ARCOS de ahora en más. Maskedman se hará cargo de la Organización en mi ausencia.

Chris soltó una risa, mordiéndose la lengua para no meter su cucharada. Maskedman por su lado, solo lo miró fríamente.

—¿Qué van a hacer de ahora en más con los especímenes? —preguntó Rose molesta.

Incógnito se tensó. Había algo en sus palabras que no le gustaba.

—¿A qué te refieres? —preguntó con evidente molestia.

—No voy a cazar entidades si van a experimentar con ellas —soltó Rose mientras Chris se sorprendió con sus palabras.

—¿Qué? —exclamó Chris indignado.

Rose comenzó a llorar al mismo tiempo que contaba a Chris lo que vio en el área 737.
—Tenían al Graugoth y a su cría, experimentaban con ellos —murmuró Rose, con lágrimas en los ojos.

—Las entidades son peligrosas para los humanos, Rose —soltó frío Incógnito.

—¿Las entidades son peligrosas o nosotros lo somos para ellos? —preguntó Rose, mientras Chris trataba de consolarla.

—Chris, no quiero seguir cazando si eso sugiere que criaturas inocentes mueran por mi culpa —murmuró Rose mirándolo a los ojos.

—¿Qué? ¿Acaso estás loca? —soltó Maskedman molesto mientras Incógnito le hacía señas de hacer silencio.

—No sé qué estaban haciendo con las entidades, pero te prometo que se evaluará la peligrosidad de cada una y los estudios se harán sin crueldad en ellos —exclamó Incógnito firme.

—Esto es estúpido. ¿Acaso los monstruos ahora tienen derechos? —murmuró Maskedman de forma sarcástica.




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