Por primera vez en años, el clan de Chris y el de Kaeth’Ruum se reunían en el mismo lugar. Todos tenían el mismo enemigo y era cuestión de tiempo que acabara con ambos. Rose en el centro solo estaba callada, su mirada perdida. Su mente solo buscaba una salida a todo esto sin que más personas murieran. Pero no lo había y lo sabía. Una de ellas debía morir y no sería ella. Estaba agradecida de su vida como nunca antes.
Kaeth’Ruum junto a Jack se acercaron.
—Debemos unir fuerzas para acabar con ella antes de que sea tarde —murmuró por lo bajo.
—¿Qué sucede? —preguntó Rose tensando su cuerpo y prestando atención.
Sabía que no era un comentario aislado.
—Tenemos información de buena fuente de que María está construyendo una protección rúnica alrededor de su base. Hecha con conocimientos del libro de la oscuridad —susurró Jack preocupado.
—¿Libro de la oscuridad? —preguntó Rose preocupada.
—Así es. Y es una protección que Aurea no podrá traspasar —susurró Liraeth haciéndose presente.
—¿Por qué no? Según todos, ella puede destruir cualquier cosa —exclamó Rose molesta.
Todos los presentes prestaron atención.
—Aurea no destruye como tal. Ya que el destruir significaría el que deje de existir. Y eso en nuestro universo es imposible —murmuró Kaeth’Ruum seguro.
—Así es, lo que Aurea hace es: desordenar la energía y devolverla a la fuente —susurró Liraeth tranquilamente.
—¿Y por qué no simplemente destruye su barrera enviándola a la fuente? —preguntó Rose seria.
Liraeth la observó, como lo haría un padre a su pequeño hijo.
—Aurea puede hacer lo que hace porque vibra en una determinada frecuencia. Más alto que cualquier cosa en la materia. Pero si se enfrenta a su opuesto, es neutralizada —murmuró Liraeth pensativo.
—Antes de siquiera pensar en pelear, debemos analizar con qué contamos para contrarrestar —murmuró Rose irónica.
Nada de lo que escuchaba tenía sentido para ella, aun así quería ayudarlos antes de volver a su realidad.
—¿Ustedes van a pelear? —preguntó sin rodeos, mirando a Chris y dejando a todos callados.
—No. Solo nos iremos lejos de ella, como siempre lo hicimos —susurró él, ante la mirada incrédula de Alex y Nora.
—¿Qué? Estás loco, amigo —soltó Alex, completamente perplejo de lo que había escuchado.
—Yo ya sé de lo que es capaz María. No me meteré con ella —exclamó apartándose.
John lo siguió, aunque no tan seguro de su decisión.
—Eres un maldito cobarde —murmuró Nora yendo detrás.
—Yo sí estoy contigo —murmuró Alex, tomando su brazo.
Rose lo observó, también a la pequeña Ashley a su lado. Se aferraba a su papá como si fuera algo preciado que no quería perder.
—No —susurró con lágrimas en los ojos—. Si gano, deberé de volver a mi realidad, pero si pierdo, ella debe de tener a alguien que la cuide.
Se detuvo, tomando sus manos con mucho cariño.
—Es importante que ella tenga un buen ejemplo. Sé que eres bueno, pude sentirlo cuando te toqué y quiero que… —calló un momento, la angustia apenas la dejaba hablar. Respiró hondo y continuó—. Quiero que al menos aquí sí puedas conocer y criar a la bebé que tanto quisimos.
—¿Qué sucedió conmigo en tu realidad? —preguntó Alex temeroso y con lágrimas en los ojos.
—Moriste tratando de protegernos —soltó Rose fría, conteniendo su llanto.
Él calló, asintiendo, retirándose con Ashley.
—De mi clan solo iré yo, los demás no quieren problemas con ella. Años de represión y muerte han hecho que todos se vuelvan cobardes —susurró Kaeth’Ruum.
—Gracias por no dejarme sola. Y sabes… gracias por salvar a mi hija en mi realidad. No sé si tenga la oportunidad de decirlo en ella —murmuró Rose triste, pero analizando de forma mental su próxima batalla.
—Papá, vamos, volvamos a casa —murmuró Michael, apareciendo rápidamente.
Se detuvo a mirar con desprecio a Rose, algo que Horus notó, posándose delante y gruñendo de forma amenazante. Miranda, quien venía detrás de él, intentaba apaciguar la situación.
—No sé qué estás haciendo, pero lo único que logras es que mi padre desmejore su salud lentamente —gritó, haciendo que Horus sujetara su pierna con sus fauces, haciéndolo caer al suelo.
—Horus no, suéltalo —gritó Rose y este inmediatamente lo hizo.
Jack por su parte solo soltó una carcajada, Kaeth’Ruum por su lado observó sorprendido.
—Sabes lamento la escena de mi hijo. Créeme si Clarisa estuviera viva ya lo hubiera reprendido por esto y por lo que te hizo en tu realidad —soltó Jack de forma irónica, llamando la atención de todos.
Rose observó que la pierna de Michael estaba terriblemente quemada. Se acercó y muy dulcemente curó su pierna, ante la mirada atónita de todos los presentes.
—Está bien. Supongo que ahora está con la persona correcta —susurró Rose retirándose—. Vámonos, Horus, debemos prepararnos para la batalla.
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Editado: 06.08.2025