Rose sentía que le quedaba poco tiempo antes de que todo lo de su ciclo explotara. Y antes de irse, quería dejar a las niñas Huang a salvo. Sabía que debía cazar al Obscurion, pero iba a necesitar ayuda.
Todo Alpha se reunió en la mansión para planear como lo harían.
—Va a ser difícil capturarlo, es una entidad muy inteligente —murmuró Ilan, mientras entregaba tabletas con el dosier de la entidad.
—Sí, se nota. No ha aparecido desde que hacemos guardia en la habitación de Minji —exclamó Rose molesta.
—Ahora, no entiendo por qué te atacó a ti Rose, si se alimenta solo de niños —dijo Dante, analizando la ficha.
Ella se petrificó, no tenía idea tampoco.
—¿Ilan alguna idea? —preguntó Leo, girando la cabeza hacia su dirección.
Él hizo una pausa primero para luego negar con la cabeza.
—La única respuesta sería que Rose esté embarazada, pero sabemos que no —balbuceó bajando la cabeza.
—¿Y si lo estoy? —susurró Rose a Chris con una sonrisa.
Si esperaba un bebé, era de James y eso podría darle sentido a las visiones que se manifestaban en sueños. Los demás quedaron petrificados y a la vez asustados. Sabían qué suponía para ellos también.
—Llamemos a Michael —exclamó Ragnar nervioso, mientras todos asentían con sus miradas fijas a la nada.
Tiempo después, luego de una revisión, Michael confirmó lo que todos temían: Rose no estaba embarazada.
—Pero… ¿Y entonces? —preguntó Chris completamente fuera de sí.
Si esa cosa podía atacar a humanos adultos, todos estaban en peligro, no solo los niños.
—El Obscurion es una entidad que se alimenta de la luz, pureza e inocencia de su huésped. Por eso los niños son su presa predilecta —susurró Liraeth, haciéndose presente.
—Ya sí… no te ofendas, pero Rose tiene mucha luz, ¿pero pureza e inocencia? Permíteme dudar —soltó Ragnar, siendo golpeado por Leo en la cabeza de forma juguetona, seguido de Dante e Ilan.
Rose solo lo observó molesta; sin embargo, tenía razón. Había hecho cosas muy malas. Y había algunas que aún no podido procesar, ni siquiera transmutar.
Liraeth soltó una risa alegre observándolo con amor.
—No me ofende… no obstante, omites un detalle crucial —susurró mirándolo directo a los ojos—. Rose sí está en su ciclo reproductivo.
El solo escuchar esas palabras tensó a todos, pero también, generó más dudas en ellos.
—No entiendo y odio no entender este tipo de situaciones —exclamó Ilan, sentándose en una silla cercana.
—Ven a Rose como una simple fábrica de bebés y están muy alejados de lo que en realidad representa —murmuró Liraeth de forma seria.
—¿Y qué representa? —preguntó Dante de forma sarcástica.
—Rose, así como cualquier mujer del cosmos, representa la conexión entre el todo y la materia. Un portal vivo, capaz de anclar un alma a la tierra —susurró Liraeth con amor.
—¿Y cómo se asocia eso al ataque del Obscurion? —preguntó Leo, para luego ser interrumpido por Ilan.
—Es un portal al todo. ¿Y en dónde hay más luz y pureza que en él? —exclamó Ilan animado, levantándose de su silla de imprevisto.
—Espera. Sé que dije que se alimenta de luz, amor y pureza —susurró Liraeth, tomando una pequeña pausa —. Pero no lo consume tal y como proviene de la fuente cósmica. Así como tampoco de los inocentes, ya que es una energía fuera de su rango de vibración.
Comenzó a caminar por la habitación ante la mirada atenta de todos los presentes.
—Él, debe de corromper esa luz a través de su frecuencia para poder consumirla. Por eso utiliza los sueños como canal libre para su acción —soltó Liraeth sumamente serio.
Parecía que trataba de dejar en claro el punto.
—¿Por qué te enfocas tanto en los detalles? —preguntó Chris atento a sus palabras.
—Un mal guía puede ser catastrófico para el discípulo, pero sobre todo, una mala guía genera deuda cósmica para el maestro —susurró Liraeth desapareciendo.
—Ahora somos discípulos —exclamó Ragnar con indignación junto a un resoplido.
Pero al ver a Rose cambió su cara, enderezó su cuerpo y permaneció callado.
—¿Ideas? —preguntó Rose, mirándolos a todos seria.
Todos se quedaron callados. Pero luego de un momento, Ilan tomó la palabra, temeroso.
—Yo tengo una… sin embargo, requerirá de un sacrificio —murmuró bajando la mirada.
Alpha lo observó extrañado.
—Estoy lista para hacer el sacrificio —soltó Rose nerviosa.
—No solo tuyo —murmuró Ilan nervioso—. También de Minji —balbuceó, poniendo tensos a todos.
Al hablar con Huang Jin, este se ofuscó.
—De ninguna manera voy a permitir que mi hija sea expuesta a un peligro de esta talla —gritó molesto, levantándose del sillón.
—Irónico que lo diga alguien que permitía que su hija recibiera acoso —balbuceó Ragnar, haciendo que todos lo observaran.
Este, sin inmutarse, respondió.
—¿Qué? Es cierto —murmuró girando sus ojos.
—Ella no estará en peligro —susurró Dante de forma escueta.
—¡No le mientan! —gritó Leo, desafiante por primera vez—. Ella estará en peligro, sí. Pero estará con Rose. Estoy seguro de que ella la cuidará como a uno de sus hijos —continuó con rostro molesto.
Dante, por su parte, solo lo vio con desprecio, pero se mantuvo callado.
—Basta todos —ordenó Rose seria, la cual se mantenía apartada del resto en un rincón.
—Jin, si no lo detenemos, ella u otros niños podrían morir —susurró mirándolo a los ojos.
—Confía en nosotros —agregó Chris, posando una mano en su hombro.
Después de un minuto de un silencio sepulcral, Jin soltó.
—Está bien.
Así que el equipo Alpha se preparó para que nada quedara al azar.
—Ahora que tenemos luz verde, repasaremos los detalles del plan —exclamó Ilan serio, mientras dejaba varios textos sobre la mesa.
—Haremos un ritual Nguillatún con Küyenra —murmuró, preparando un cuenco de Darknesita y sacando de una bolsa de tela, una misteriosa planta.
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Editado: 09.10.2025