La alarma de misión sonó con un tono menos urgente de lo habitual, rompiendo el silencio en la base. Simulación táctica, decía el informe. Una más de las tantas que habían hecho en las últimas semanas, pero esta vez… el entorno era distinto.
Rose revisó los datos en pantalla y sintió un escalofrío.
Zona de extracción fallida. Emboscada confirmada. Variables ambientales extremas. Posibilidad de baja en el equipo: alta.
Ese escenario… no era casual.
Michael: —Vaya, qué originalidad… ¿No es ésta la que se cargó a un recluta hace años?
Chris lo fulminó con la mirada, pero Rose alzó una mano, calmándolo.
Rose: —Es la misma.
El aire se volvió pesado. Nadie lo dijo, pero todos lo sintieron. Esta no era una simple prueba. Era una herida vieja, abierta nuevamente.
La simulación comenzó. Explosiones digitales. Comunicaciones fallando. Michael , tropezó en el mismo punto donde había muerto aquel soldado hace 18 años.
Rose, sin dudarlo, se lanzó a cubrirlo, disparando. Todo le removía los recuerdos. En ese momento no pudo hacer nada para salvarlo, pero en esta ocasión no iba a suceder nuevamente.
Rose: —Levántate, idiota.
El resto reaccionó como un solo organismo. Esta vez, nadie caía. Esta vez, la estrategia cambió. Esta vez, Rose no esperó órdenes.
Rose: —Alpha, en formación Sigma. Por mi izquierda. Cubran a Michael. Fuego de contención.
Y como una maquinaria afinada, Alpha respondió. Coordinados. Sin dudas.
En menos de veinte minutos, la simulación estaba ganada.
Darian, desde el puesto de observación, se mantuvo en silencio. No hizo comentario alguno al cerrar la simulación. Pero su expresión, tensa, lo dijo todo.
Su trampa no había funcionado, Alpha no había caído ni se había amedrentado o afectado por la situación. Al menos no en la simulación.
Pero esa noche, en la soledad de sus recámaras, todos revivieron el mismo recuerdo. La simulación había afectado a todos y cada uno de ellos. Haciéndolos recordar no solo los sucesos de hace 18 años, sino también otros aún más crudos. Unos que explicaban el porqué eran tan unidos, por que seguían a Rose, por que confiaban tanto en ella.
Dante desarmaba su rifle. Se detiene al ver una quemadura vieja en la culata. Un flashback de la misión en donde el Niño era devorado por el khorath. Sus gritos estaban grabados en su mente. Sacudió su cabeza negándose a seguir cuando volvió a recordar la emboscada por engendros de las cloacas. Estas criaturas deforme-humanoides del sector Muerte, la zona contaminada con radiación. Los demás apenas lograron escapar… pero Rose se quedó, volvió y se plantó a su lado y gritándole:
—Si caes, caemos juntos. Así que mueve ese maldito culo.
En el presente se dijo para sí
—Nunca nadie se quedó. Solo ella.
Por otro lado Ilan se encontraba afilando su cuchillo ritual, repasaba una vieja mordida cicatrizada. A su mente volvió el día en que el Niño murió. Como debió de juntar parte de su cadáver junto con sus compañeros. Una pérdida que se hubiera evitado si lo hubieran escuchado, si hubieran escuchado a Rose. Para luego posar sus pensamientos en ella y recordar la vez que se enfrentaron a la manada de mutantes carniceros en zona boscosa. Ilan desangrándose, escuchando las bestias acercarse. Rose apareció, bañada en sangre ajena, y le lanzó un cargador.
—O peleas… o nos comen.. No pienso arrastrar tu cadáver, así que levántate. —
Ilan sonríe amargamente.
—Te odio por no dejarme morir… y te sigo por eso.
En la habitación, Leo estaba sentado contra la pared, con una botella vacía en la mano. Rememoraba ese día, los ojos del Niño llenos de terror antes de ser atacado. Lo perseguían hasta hoy. Aún oía el llanto de Rose en el campo de batalla. Jamás la volvió a ver llorar así de nuevo. Ese recuerdo lo llevó al día donde fue abandonado como cebo para atraer a un Devoramentes. La Organización ya lo daba por perdido. Rose ignoró órdenes, lo busco y cazó al engendro sola, improvisó una camilla y lo arrastró tirando con su cola por kilómetros.
—¿Quién mierda hace eso en este mundo? Solo tú dijo para sí
Ragnar de rodillas en su habitación, acariciaba su vieja cadena con dientes de bestias. Sus premios de cacería durante los años. Llegaron a su mente las imágenes del niño, su risa y su humor. Nunca sintió que fuera su lugar, pero como el niño dijo “ tengo deudas que pagar igual que tu Rose ”. El nombre de Rose quedó resonando en su mente, recordando ese día. Quedó encerrado en un cuarto junto a una criatura parasitaria que devoraba almas. Todos lo habían dado por condenado. Rose rompió la contención y el protocolo, le cortó la cabeza al monstruo y cargó con todas las consecuencias que le impuso la Organización. Aún sigue pagando esa deuda pensó.
—Ese día me reclamaba la muerte… pero tú me diste otra oportunidad.
Mikhail Revisando informes de criaturas extintas. Volvió a ver la ficha del khorath y a su mente vino inevitablemente el niño, la persona más buena que hubiera conocido. Siempre de buen humor, siempre optimista. Como Rose pensó, rememorando ese día. En donde por su mente pasó la idea volarse la cabeza después de ver cómo un Nido de Voraces dividió a Alpha y él quedó solo. Rose lo arrastró a la refriega, mató al alfa y le lanzó el arma.
—O matas… o nos devoran. Pero no mueres solo.
Volviendo en sí se dijo
—la deuda aún sigue en pie.
Por último Chris, sentado en el suelo, juega con una bala oxidada. A su mente ese día vino. Fue un cobarde por no revelarse ante Darian. Tal vez si lo hubiera hecho el Niño seguiría vivo. Le dolía que su hermana cargara con la culpa, pero le dolía más el que casi estuviera a punto de morir, por luchar con Darian. A su mente vino los recuerdos de su infancia. El maldito laboratorio Eildon 7 y su padre, su verdadero padre. Siempre esperaba que fuera igual que su hermana. Igual de fuerte, igual de rápido, igual de testarudo. ¿Que no se daba cuenta que apenas tenía tres años?, se preguntó para sí. Lo presionaba cada vez más.
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Editado: 17.06.2025