I
En la calle de los balcones, a dos manzanas de la Plaza de armas de la ciudad de Valleparaiso un chico estaciono su motocicleta cerca de una casa de dos pisos con el número 248. Lámparas esféricas colgadas de las paredes de las casas empezaban a alumbrar las reducidas calles adoquinadas, pues los últimos rayos del sol iban ocultándose tras las montañas. El joven toco la puerta ayudado de la aldaba colgada de la boca de un metálico León, mientras observaba un balcón completamente cerrado en la parte superior derecha, con la esperanza de que alguien abriría en cualquier momento. Poco después, una señora cincuentona abrió la puerta.
¡Pero si eres Sebastián!- exclamó la señora Rosalía.- Pasa, pasa. Fiorella te espera. Me dijo que subas a su habitación.
-Muchas gracias señora Cabrera- respondió Sebastián, con una sonrisa de oreja a oreja.
No era la primera vez que Sebastián cruzaba ese corredor embaldosado. Siempre le agradaba oler las flores que adornaban el jardín en cuyo centro se ubicaba una fuente con tres cabezas de mármol por cuyas bocas emanaba agua cristalina. Sebastián subió las escaleras perfectamente barnizadas y cuando llegó junto a la puerta, antes de que pensara en tocar, se abrió de un tirón.
-Al fin llegas.- dijo una chica de hermosa piel morena clara.- Entra, rápido- Tomo a Sebastián de la mano y tiro de él, cerrando la puerta apresuradamente.
-¿No sientes claustrofobia aquí?- Dijo Sebastián mientras abría la puerta del balcón de par en par.-Mucho mejor.-exclamo seguidamente.
-Deja tus fobias para más tarde. Tengo algo que nos puede servir para…- Fiorella bajo la voz- ...lo que ya sabes.
Sebastián la miró inquisitivo, tomó, asimismo, una bolsa de papas a medio terminar y se sentó en un gran sillón. –entonces, ¿Qué tienes para mí, Sherlock? – repuso después.
-En primer lugar,…-continuo Fiorella-…como ya sabes, concursare para la corona de señorita Villaparaiso por…
-Sí, sí, sí- interrumpió Sebastián- ¿cuál es la parte importante de eso?
Fiorella le miro seriamente, se acercó a su mesa de noche, abrió un cajón y sacón un folio con muchos documentos.
-Lo importante de eso…- respondió poniendo énfasis y acercando el folio a su amigo- …lo encontraras aquí.-
-¿Dónde conseguiste esto?-
-Pues, cuando eres candidata a señorita Villaparaiso conoces a gente importante y esas personas saben cosas. Uff… si supieras de lo que me entere.- Fiorella soltó una risita maliciosa.-
-¿Y quién fue tu victima esta vez?- preguntó sebas con curiosidad, terminando la última papa.-Pues la mayor Rodríguez.-
-¿La policía?-
Dije La mayor.-Fiorella se sentó al borde de su cama.- Lleva trabajando en Yuracmayo mucho tiempo. Vino de vacaciones y nos hicimos amigas. Tengo el don de agradar a la gente. Sin mucho esfuerzo conseguí estos documentos. Le pregunté dónde podía conseguir información de las personas más influyentes de la ciudad.
-¿Acaso no consideraste buscar en la biblioteca de la universidad? O… ¿tenías una doble intensión?
-Tú me recomendantes no leer los libros de historia de los profesores regionales.
-¿Lo hiciste?
-Seguí tu consejo.
-Eso me encanta. El sesgo de esos profesores de historia educados en el terrorismo no lleva lugar alguno. Créeme.
-Me fio de ti.
-Bueno, entonces, ¿qué hiciste?
-Le dije que necesitaba conocer la labor de ciertas familias que contribuyeron al progreso de la ciudad, por la razón de que el tema de mi discurso girara en torno a la motivación de las nuevas generaciones resaltando el trabajo y la dedicación de aquellos que hicieron grande esta ciudad.- Fiorella se puso de pie sobre su cama e hizo el ademan de termina un discurso.
Sebastián aplaudió con sorna. Tomo unos de los tacos de Fiorella figurando entregárselo como si fuera un trofeo. Fue algo que hizo estallar en risas a la risueña candidata.
-Para ser sincera, no sé si voy a considerar realmente toda esta historia, solo fue una excusa.-rio de manera cómplice.- Échale un vistazo creo que te sorprenderás.-
Sebastián husmeó rápidamente los documentos sin leer detalladamente el contenido. Sin embargo, algo llamo su atención y su amiga se percató que había encontrado el eslabón perdido.
-Sí. Yo también no lo creí la primera vez que lo ví.- manifestó Fiorella con los brazos cruzado.
-No puede ser…-Dijo Sebastián confundido, tomando una fotografía en la que aparecía una chica con rostro en forma de corazón, cabello negro y gafas solares.- ¿Laura Sánchez?-
-Un fantasma recorre la ciudad de Villaparaiso, diría Karl Marx si se encontrara en el mismo aprieto en el que estamos.-
-No me digas que es la hija de…-
-Exacto. Lucio Alvarado, dueño del Hotel Patmos .
-Pero, ¿Cómo no lo supimos todo este tiempo? Además, ¿Por qué lleva otro apellido? No puede ser adoptada.-
-Nos lo ocultó todo este tiempo. El año pasado se hizo pasar por Laura, pero en realidad su nombre es Alondra Alvarado. Por cierto,… ¿No crees que es mucha coincidencia que en el corto periodo de estancia del señor Alvarado en la ciudad con el objetivo de revisar la gestión de su hotel, una chica misteriosa, que no da muchas pistas de su vida privada, se nos une y se esfuma sin más?-