Trastorno

CAPÍTULO 10: MODELO

Voces que susurran escandalizan mi postura, puedo ver la sobriedad del cielo pacífico en un amanecer precioso. Me encuentro en mitad del desierto. ¿No sé donde estoy? Al fondo puedo divisar rocas rojizas como las que hay en Sedona.

Allí, a plena luz del día logro observar frente a mí, el mismo espectro de vestimenta larga y gris que antes ya he visto entre la oscuridad. Lo inusual de todo esto es que su cara no tiene forma de algún tipo. Solo se trata de una sombra que en su centro tiene un ojo de huracán que gira a su alrededor envuelto en penumbras.

Todo lo que comprende desde sus hombros hasta las puntas de sus dedos son puros e impolutos huesos blancos, sin ningún tipo de muesca y tampoco arroja ningún crujido al agitar sus manos. Algo que no puedo asimilar y comprender, es cómo se sostiene el armazón entre sí ya que no existe ningún tipo de ligamento que los mantenga atados. Por aquello se me vino a la mente que quizás aquel espectro esté provisto de piel invisible, así como también de sangre y ligamentos que parecen imperceptibles. En su mano derecha sostiene su lanza plateada con punta de ancla y está ahí haciendo susurros incomprensibles.

Lo que más me incómoda de todo esto, es que los murmullos no se detienen, más bien puedo imaginar que lo único que le pude entender fue mi nombre, o será que no pronuncia mi designación y solo se trata de mi extendida imaginación. Ahí, envuelto en mi incertidumbre, sin tener ningún tipo de temor, le pregunté: ¿Qué necesitas de mí? -Aquel ser innatural y osado no me respondió, ni tampoco al menos movió un dedo esquelético como para darme algún tipo de indicio o seña.

¿Por qué me persigues? ¿Qué quieres de mí? -fueron las siguientes preguntas que le hice, pero tan solo lo dominaba el silencio a mis respuestas. Farfullar era lo único que podía hacer de forma correcta. En aquel lapso, entonces me acerqué para tocar su rostro de huracán, y de inmediato me desperté de aquella terrible pesadilla. Fue entonces que pude sentir de nuevo aquel incómodo colchón de la celda, con dos dedos de esponja, a duras penas soportaba el peso de mi pesado cuerpo.

Dentro de mi celda hallé a mi esposa Hailey, a Matthew, Rowen y a Averett. Estos me fueron a visitar a la cárcel y me hicieron tan feliz, me cuesta explicar las maravillas que existen en el núcleo de mi corazón.

-¿Hace cuánto tiempo que llegaron? -Les pregunté.

-Hace menos de una hora, respondió Averett. No quisimos despertarte. Estabas dormido de manera profunda y mejor decidimos esperar a que despiertes solo, ya que supusimos que estabas muy cansado.

-¿Cómo estás, hermanito? -Me preguntó Averett.

-¿Estoy bien? ¿Y tú?

-Yo estoy de maravilla, me siento bien, tengo renovadas energías, y estoy más fuerte que nunca.

-¿Y tu tos ya nunca más regresó?

-No, hermanito querido, ya ni recuerdo cuando la tuve.

-Mis hijos bellos, Rowen, Matthew. ¿Cómo la han pasado?

-Estoy bien, me respondió Rowen y de inmediato me hizo una pregunta.

-¿Cuando vuelves a casa, papito? -Te necesito en casa.

No lo sé, hija. Pero tengo la sensación de que muy pronto papá estará en casa. Aún no me sentencian, pero yo iré a casa más rápido que lo que canta el gallo.

Va a haber un casting de modelaje para tres marcas diferentes. Gucci. Calvin Klein y Dior. Se va a dar dentro de seis meses. Dijo Rowen.

Eso es excelente. Me parece maravilloso. No creo que me sentencien a tantos años por haber matado a animales.

Rowen entonces empezó a llorar, la tomé entre mis brazos y ella me dijo: quiero que vuelvas a casa, no soporto que no estés a mi lado para contarme cuentos y hacerme reír. Siento que mi sonrisa ya no va a ser reincidente nunca más en mi rostro.

Hija, tu dialecto ha madurado el doble de lo que era. Pero no digas eso, mi vida. Tu sonrisa siempre va a estar para mí y voy a portarme bien en la cárcel para que me liberen por buen comportamiento, no te preocupes. El día que salga de aquí te prometo que nunca volveré a cometer más violencia. Jamás tendré de nuevo un ataque de ira de ningún tipo. Así que, perdóname hija por no poder ir a casa por ahora.

Matthew de repente también empezó a derramar lágrimas y se ahogó en llanto.

Tuve que calmarlos a ambos con abrazos ya que explotaron de tristeza.

Hailey me quedó mirando con una enorme cara de pena y el rictus de su cara me decía que estaba muy decepcionada de mí.

¿Qué hiciste, tesoro? -Más bien, la pregunta correcta es. ¿Por qué lo hiciste?

-No me vas a creer si te lo digo, cariño. Las voces me obligaron a hacerlo.

-¿A qué voces te refieres?

Unas voces me dijeron que mate a las mascotas para que se acabe mi maldición y mi mala suerte. Te juro que no quería hacerlo, mi vida. Solo que las voces fueron tan persistentes que no pude detener mis emociones. Me sentía atormentado y no tuve más opción que hacerlo. Lo siento mucho. Juro que a cada uno de ustedes los recompensaré de la mejor manera, tendrán nuevas mascotas y todo volverá a ser como era antes. Prometo que todo va a ser igual que antes cuando vuelva a casa.

Ok, tesoro. Te creo, todos te creemos y creo que vas a cambiar, también te entiendo. Estoy completamente dolida porque me ocultaste el hecho, pero la realidad es que toda tu familia te ama. Por eso estamos aquí. No para darte reproches. Estamos aquí para protegerte.

En aquel momento recibí un cálido abrazo de los cuatro y estos me llenaron de mucho aliento. Cuando mi familia se fue, dos días después recibí sentencia. Pero no estaba prestando atención a los detalles que ahí se hablaban. Solo al final escuché decir al anciano juez que se había dictado la sentencia. Golpeó con su martillo amarillo de madera, lo que parecía ser un plato de madera estando boca abajo sobre su escritorio.

Me sentí muy deprimido cuando estaba allí, detrás de las rejas, casi no quería ni comer y luego de un corto tiempo me dejaron en libertad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.