Trastorno de doble identidad

Formas de vivir contigo


Ella me miraba como a un niño que necesita cuidados intensivos, odio esa mirada.

-¿por qué me miras así?-finalmente pregunté-.

-Solo quiero saber... como despertalos a los dos al mismo tiempo... -dijo ella sin mucha paciencia de mi parte, me enoja mucho.

-No es posible, le llaman apartada, esta muy lejos de mi mente mientras yo controló así qué-le saqué la lengua- no lo lograrás.

- ¿a si? ¿Cuanto apuestas?-preguntó ella cuidadosamente-.

-Nada, se lo tramposa que eres-mi cara era sería como siempre-.

Ella se sento más cerca de mí y recosto su cabeza en mi hombro, yo suspire, digamos que no soy adicto a esté tipo de trato de su parte

-Zacarías... el día en que te sonrojes te amare por toda la vida-dijo ella entré suspiros-.

-Ya lo haces así qué no tengo que arriesgar nada -ella me mira enojada como diciendo:"¿por qué rayos le dije?,nunca cambiara su forma de pensar", bueno en cierta forma tenia razón y en otra estaba muy equivocada, primero: ella no me dijo que me quería además de una vez cuando éramos niños, se lo dijo y repitió a Jack más de una vez y por consecuencia a mi. Segundo: mí forma de ser no la cambió pues yo aprendí a ser así pero cuando llega él pues me jodo yo.

Se que ella lo quiere y a veces me pregunto si lo quiere más que a mi.

-¿Tu... lo quieres más que a mí, cierto?-pregunté a ver si estaba en lo cierto-.

-No, Zacarías te quiero mucho más que a mi misma, si lo quisiera más a él no aguantaria a Zacarías jamás-respondió, me sorprendí enserio al escuchar ésas palabras tan fluidas, como si las hubiera actudo antes... espera, ella habla sola, ¡así qué sí lo quiere más que a mi!

-Muy fluidas tus palabras ¿no?-la miré esperando una reacción pero estaba tranquila- ¿estabas hablando de mi a solas?-fuí directamente al punto a tratar porque a una persona con cáncer no le darán una pastilla para la gripe.

-Yo... yo... -ella se sonrojo- quería que supieras que no lo prefiero a el antes que a ti -en ese momento se separó y plasmó la palma de su mano en mi mejilla- no me preguntes ésas cosas-su voz era tranquila aunque me había abofeteado-.

-Oye,¿ crees que tus abofetas no me duelen?-me masajeaba la mejilla con mi mano, ella me miraba con cara sería, algo no muy normal en ella-.

-¡no me preguntes entonces ésas cosas, tu te las buscas! -Suspire, ella tenía razón pero yo la conocía mejor que nadie, no era mi culpa que ella fuera tan... anormal-.

Sonó la campana que anunció la siguiente clase- nos despedimos y ella se fue, yo fuí a mi aula muy tranquilo-.

Miraba como los hombres se saludaban de distintas formas anhelando algún día poder ser parte de un grupo, entré al aula poco después de pasar por los baños, aún era el primero en llegar a clases pero no tenía forma de llamarle a Rebeca, ella y yo solo estábamos separados en una clase y yo tenía que arreglármelas o inventar una manera de conjenear en los trabajos grupales y lo lograba pero con mucho esfuerzo, pero no podrían imaginar lo que odiaba esa clase; era castellano y mi alma la odiaba con toda el alma.

Pero no podía hacer nada si ella amaba esta materia y se encontraba en los avanzados, a veces de niños me llevaba poemas tan hermosos que me costaba leerlos pero ahora me lleva poemas que ella misma escribe y que guarda en un baúl en mi habitación, sus padres están sorprendidos de como ella puede con una palabra hacerte llorar y con otra hacerte reír.

La clase transcurrió con normalidad, yo siempre aislado de la sociedad pero no podia hacer nada de mi parte, es difícil ser Jack pues cuando regreso los demás pensarán que estoy loco o algo así.

 




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