Tratado

• Reunión •

Leonard

Leonard no esperaba darles la gran sorpresa a todos en la corporación, sin embargo, tuvo que tomar un vuelo antes por lo que llegó más temprano de lo esperado.

Una vez que bajó del avión tomó un taxi que lo llevó directo hacia a la empresa de su padre, la cual, prácticamente estaba desierta, él sabía que Ayrton había hecho algunos cuantos despidos, pero jamás se imaginó que hubieran sido tantos.

Llegó a recepción y lo primero que vio detrás del mostrador fue a una linda chica que se limaba las uñas, al parecer a su padre le había faltado despedir a uno que otro personal innecesario.

—Buenos días —musitó en tono serio, aunque al darse cuenta de que no lo habían escuchado se acercó colocando su portafolio sobre el mostrador—. ¿Qué es lo que uno tiene que hacer en esta empresa para que sea tomado en cuenta? —preguntó con voz cruda.

—Joven Leonard —respondió exaltada la recepcionista mientras se ponía de pie y escondía la lima de tras de su espalda.

—¿Mi padre está en su oficina? —inquirió en un tono implacable.

—Sí. Su padre está allá arriba como siempre, aunque creo que está a punto de iniciar una junta. —Le dijo un poco nerviosa.

Leonard no le contesto, simplemente dio la vuelta y caminó hacia el ascensor en donde para su buena o mala fortuna, se encontró con Amelia a quien miró con ojos fríos y con una sonrisa petulante mientras pensaba en porqué a ella no la habían despedido. Pensó que quizá esa decisión era debido a Edward, ya que ella era una de las mejores amantes y eso él bien lo sabía, aunque su hermano no supiera lo que había entre ellos.

Pasó por su lado y con varias ideas perversas en su cabeza se adentró en la oficina de su padre.

—Buenos días —anunció dejando su maletín sobre un sillón de cuero negro.

—Leonard —citó el hombre sorprendido detrás de su escritorio luego de haber escuchado a su hijo—. Pensé que llegarías esta tarde. —Se levantó y lo abrazo.

—Yo también. —Le dijo en un tono frío—. Sin embargo, tuve que adelantar mi vuelo. Escuché que la empresa está al borde de la quiebra.

—Notas amarillistas —comentó el hombre de una edad madura con un ademán—. Tuvimos algunos cuantos percances que se salieron de control, pero nada de qué preocuparse. Ya está todo en orden.

—¿Seguro? —cuestionó dudando de la credibilidad de su padre.

—Totalmente y dime… ¿Cómo estuvo tu vuelo?

—Mejor de lo que esperaba. —Le contestó de la misma manera en que su progenitor le había enseñado, con superioridad y arrogancia.

—Qué bien, hijo. —Le dijo regresando a su escritorio—. Me alegra que llegarás temprano, así podrás presenciar la junta.

—Pues entonces, ¿que esperamos?

—A Edward. —Le contestó cogiendo unos documentos—. Él será quien oficie esta reunión.

—¿Edward? —inquirió Leonard con una ligera molestia—. Entonces, no es una gran sorpresa saber que tú empresa padre, haya estado casi en la bancarrota.

Ayrton expresó un mohín, miró a su hijo con algo de altivez y luego agregó:

—Sé que no fue la mejor opción, pero tuve que delegarle la empresa a tu hermano por un tiempo. Ya sabes, en lo que yo resolvía esos pendientes y como tú no estabas... Fue un riesgo que tuve que correr pero que al final ha valido la pena. Hoy Edward nos entregara cuentas sobre la corporación y su funcionamiento. No te preocupes, que hasta donde sé, lo ha hecho bien —comentó palmeando el hombro de su hijo mientras atravesaban la puerta que conducía hacia la sala de juntas.

—Sí, con su gran compromiso —murmuró apenas.

—Eso fue solo un plus. Tuvimos algo de suerte.

—Si tú lo dices —articuló divisando en el interior de la sala a todos los socios y a uno nuevo.

En esa habitación se encontraban su tío Mark, el cual llevaba casi toda su vida en ese negocio, también estaba Henry y Hugh Ferrer, los gemelos mezquinos y obstinados igual que Tiara, una de las pocas socias y últimas mujeres mayoritarias, así como otra veterana que se rehusaba a dejar los negocios, asimismo, estaba Darío, un hombre al cual solo le gustaba calentar la silla con sus ideas arbitrarias e inútiles y, por último, el nuevo socio.



#5257 en Novela romántica

En el texto hay: cliche, mentiras y dolor, infiel

Editado: 05.06.2019

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