Trataré de olvidarte

El retorno

«                                 Noticias ardiendo en el momento

Después de un año, nos han confirmado que Iván Morete, quién era la pareja de la productora Katrina Gómez, ha regresado a su casa, después que misteriosamente fuese lanzado desde su habitación en el segundo piso que compartía con su pareja. Como recordaran Katrina Gómez y el famoso cantante Adrián desaparecieron el mismo día del supuesto accidente de Iván Morete, y en aquél momento dijimos con toda la seriedad que probablemente Adrián y su productora Katrina eran amantes. Estamos esperando que Iván Morete haga alguna declaración para que nos confirme lo que hemos venido diciendo desde aquél día, que lo que pasó aquella noche fue que descubrió a su pareja en la cama con el famoso cantante, y que en un forcejeo, el cantante lanzó a Iván Morete por la ventana de la habitación, haciendo que el cantante y su productora hayan desaparecido desde ese mismo día huyendo de la justicia. Pronto les estaremos ampliando esta información.»

Esa había sido la noticia publicada en los tabloides de la farándula. Efectivamente Iván había regresado a su casa, luego de haber estado bajo cuidados médicos y psiquiátricos por todo un año, y que había sido dado de alta en contra de las recomendaciones de los psicólogos, aprovechando la alta de los psiquiatras. Iván no era el mismo hombre, se notaba enojado con la vida, y su mirada era cruel, una mirada que ocultaba un dolor inimaginable. Para nada se parecía a aquella mirada temerosa y dulce que siempre había tenido, o aquella mirada alegre y feliz que tenía desde que había encontrado a Katrina en su vida. Su amigo y representante, Jorge, no lo había abandonado en ningún momento, y no fue sino un tiempo después que Ignacio y Luis lo visitaban al hospital para saber de él. El cantante no hablaba con nadie, excepto con lo médicos y los psiquiatras, y cuando conectó de nuevo con el mundo, ese dolor intenso que llevaba por dentro era la razón por la que los psicólogos le recomendaban terapia antes de un alta completa.

Por órdenes de Iván, la casa estaba vacía de muebles, excepto dos de las habitaciones que tenía lo indispensable para dormir en ella. Había mandado a cerrar con llave la habitación que compartía con aquella mujer con la que alguna vez había compartido. A Jorge le parecía increíble que no le guardara rencor luego de lo sucedido, lo único que decía era que estaba agradecido por sacarlo de la oscuridad.

—¿Qué piensas hacer con la casa? –preguntó Jorge.

—Venderla lo más pronto posible.

—¿Volverás a tu ciudad?

—¡Jamás! Ese lugar está maldito, y te he perdonado que me hayas llevado al psiquiátrico de esa porquería de ciudad, porque fuiste el único que no me abandonó desde aquél día –dijo viendo con furia a los ojos de Jorge, quién no podía evitar sentirse intimidado.

—Bue…, Bueno, Ignacio y Luis venían a preguntar por ti cada vez que podían.

—¡Hipócritas! Sólo les preocupa el dinero que no han ganado, mientras estaba en aquel sitio –dijo mirando a una pared que tenía la sombra que haber tenido un cuadro.

—Eso me recuerda –dijo Iván girando su cuerpo para ver a los ojos a su amigo–, quiero que los saques inmediatamente de la nómina, y que ejecutes las hipotecas que tengo sobre la casa de esas sanguijuelas, no me interesa si se quedan en la calle.

—Pero Iván, no digas eso, ellos también te ayudaron a salir de las sombras.

—¡Bah! Porque tú los convenciste que les serviría de cantante en la banda, no porque les interesara realmente. –giró su cuerpo revisando que no hubiese absolutamente nada que la recordara.

—Por favor Iván, piensa que tirarás a sus hijos a la calle. Ellos mismos renunciaron a su salario la semana siguiente al accidente, y regresaron a trabajar en locales.

—Tienes razón –dijo volviendo a ver a Jorge a los ojos–, ellos no tienen la culpa de las bazofias que los engendraron. Traspasa o vende las hipotecas a un banco, no importa si tengo que pagar para que las acepten, así ellos mismos se harán responsables del destino de sus hijos.

—Quizás no puedan pagar los intereses de la hipoteca, piensa un poco, no es necesario, ellos siempre fueron muy buenos amigos.

—¡¿Amigos?! ¿De verdad eso piensas? Amigo es el ratón del queso, haz lo que te pido, o tengo que contratar a un abogado e incluirte entre ellos, mientras busco a otro representante.

—De acuerdo, haré lo que me dices, prefiero hacerlo yo –dijo agachando la cabeza para ver al piso.

—Ya nos estamos entendiendo, menos mal.

Jorge lo veía sorprendido y atemorizado, y pensaba «Quizás los psicólogos tenían razón en no dejarlo salir hasta sacar de dentro de él todo ese odio. ¿Será que realmente se porta como su propia madre.» El cantante caminaba por el lugar, con las manos entrelazadas detrás de su cadera, y examinaba con detalle cada parte de aquella casa. A veces la veía con nostalgia, otras con profunda rabia, y otras como si mirara al vacío recordando algo. Finalmente, se acercó a las escaleras y comenzó a subir por ellas, con Jorge detrás de él. Se detuvo un momento y dijo sin mirar hacia atrás.

—Respecto a los fideicomisos de los hijos de esas sanguijuelas, –Jorge comenzó a sudar de miedo, mientras esperaba que terminara la larga pausa.

»Nada, déjalos así, como dijiste antes, ellos no tienen la culpa, y lo que menos quiero es parecerme a mi madre y negarles esa gran oportunidad. No, quiero que sean algo mejor de lo que a mí se me negó. Será la mejor venganza contra mi madre. Por cierto, ¿la encontraron?

—Sí, murió hace cinco años, tenía cáncer en los huesos, y parece que sufrió mucho. Se había ido con un hombre a México.

Siguió inmóvil en la escalera, y sin decir nada más, empezó a caminar, llegó al rellano, y siguió subiendo. Jorge le señaló cual era la habitación, y entró en ella cerrando la puerta tras de sí. Vio un armario y lo abrió, para cerciorarse que estaba lo que había pedido. Vio la cama y se sentó en ella, sacando antes de su bolsillo su billetera. De entre las divisiones, sacó una foto pequeña, muy buen protegida por un fuerte plástico, y tirando la billetera al suelo dijo:




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