Trataré de olvidarte

La propuesta

Delante de la mansión de Adrián, Iván caminaba hacia la entrada, después de haber bajado del automóvil de Elisa. Ella se había quedado callada ante la invitación a cenar de su amado, él quería saber si la verdad desnuda, que le mostró en su regreso a la ciudad, ella era capaz de entenderla. Ante aquél silencio, se sintió derrotado y cuando iba a abrir la puerta, escuchó la voz de Elisa que le hablaba desde el automóvil. Una brisa de esperanza dibujo una sonrisa en su rostro.

—No olvides que a partir del lunes debes regresar para practicar el repertorio, y habla con Jorge para que se ponga en contacto con los antros para el negocio de los licores. No lo olvides.

Sin siquiera un hasta luego, entró en el auto y lo puso en marcha. El corazón se le encogió aún más. Esa despedida solamente podía significar que el amor entre ellos había sido sepultado en lo más hondo del cementerio. «¿Qué me pasó? ¿Por qué se lo conté todo? Ella iba en silencio sin preguntarme nada, ya le había mostrado el mayor y mejor guardado secreto de mi vida, y, no lo sé, sentí por dentro que no podía seguir ocultándole el resto de la historia., debía hacerlo, sino la duda de si ella tarde o temprano me dejaría, esa duda sería un tormento que no podría soportar. Fue lo mejor, no para mí, por dentro me siento que me he cercenado algo, siento un vacío tan grande, una soledad que no sé ni cómo explicar. ¡Cómo duele ese vacío! Nunca antes me había sentido así, y ya nada puedo hacer, sino aceptar que todo acabo entre nosotros».

Abrió la puerta de entrada, y lentamente caminó hacia las escaleras, estaba cansado, y lo único que quería era darse una larga ducha caliente. Uno de los empleados lo interrumpió para decirle que Jorge lo estaba llamando y que por favor le devolviera la llamada.

—Si vuelve a llamar, dile que me fui a dormir, que fue un largo día, y que nos vemos mañana.

Dicho esto, subió rumbo a la habitación de Iván, y de allí, a través de la puerta oculta, se dirigió al baño de Adrián. Se desvistió de cualquier manera, dejando la ropa tirada en el suelo, e hizo girar las manillas de la ducha. Tenía la temperatura perfecta, entró a la ducha y puso la cabeza en la regadera, para que el agua corriera por la espalda. No lograba relajarse, la fría despedida de Elisa lo había dejado muy herido, y el dolor en su pecho no mejoraba. «¿Qué será de mí ahora? Por Dios santo, no me había dado cuenta de cuanto la amo. ¿Qué haré cuando la vea en la disquera? Ella me volverá a hablar, me ignorará, haciendo que está agonía perdure, no sé qué pasara. ¿Seremos amigos? No, no lo permitiré, la amo, o es mía o no es nada para mí; cualquier intermedio terminaría destrozándome el corazón».

No se movía, estaba ahí como si quisiera que el agua lo disolviera, y pudiera irse por el caño para no sentir más ese dolor en su pecho. De pronto, unas manos pequeñas acariciaron su pecho, para luego abrazarlo por la espalda con fuerza. El agua que circulaba entre ellos no le permitía reconocer a quién pertenecía esa piel, pero aquellos senos, apretados sobre su espalda le decían quién era. ¡Elisa había regresado! Comenzó a acariciarlo, y ella sintió el estremecimiento del llanto que circulaba por toda la piel de Iván. Le dio un abrazo un poco más fuerte, y recostó su cabeza sobre la espalda y cuello del cantante. Él no dejaba de temblar, y ella le seguía acariciando el pecho, mientras se mantenía recostada en él.

—Regresaste –dijo con voz temblorosa.

—Sí. Iba camino a mi apartamento, cuando un vacío se apoderó de mi pecho, y a medida que me alejaba de ti, más me dolía por dentro. Me orillé en la carretera para pensar un momento. No entendía bien que era lo que estaba pasando, no lograba comprender ese dolor que se apoderó de todo mi cuerpo –hizo una pausa.

»Creo que quería alejarme de ti por un momento, no estaba segura de lo que había vivido, pero necesitaba pensar, fueron demasiadas cosas, fue mucho para mí. Me pregunté quién eras en realidad, el Iván de Katrina, el hipócrita de Adrián, o mi alma gemela. No estaba segura después de todo lo que me dijiste. Por un momento me dije que no eras ninguno de los tres, y puse el auto en marcha. No había conducido ni un kilómetro, que el dolor empeoró, así que di la vuelta y regresé para hablar contigo y descubrir quién eres para mí.

Iván se volteó lentamente para verla ansioso a los ojos, y finalmente conocer que sería de ellos. Suponía que su desnudez significa algo, pero debía escuchar de sus labios lo que realmente quería y sentía por él.

—Por mucho que trataba de negármelo una y otra vez, mientras me alejaba de la mansión, ya no pude hacerlo más, te amo Iván, no eres el Iván de nadie, eres simplemente mi alma gemela, esa persona con la que quiero pasar el resto de mi vida, y sé con certeza que toda la verdad que hoy salió de tus labios, nada más puede significar que también soy tu alma gemela. Y aquí estoy, frente a ti, para entregarme en cuerpo y alma lo que nos quede de vida.

La cara del cantante se iluminó y se acercó a ella para besarla en los labios con pasión desbordada, la fue llevando hacia atrás hasta encontrar la pared de la ducha, la alzó un poco, y entró en ella, y entre gemidos y esfuerzos, parecía que fuese la primera vez que se amaban, y que sus cuerpos jamás se separarían.

* * *

Al día siguiente, al abrir los ojos, Iván se encontraba solo en la cama, Elisa le había dejado un mensaje que se había ido muy temprano, necesitaba ir a su apartamento a cambiarse y tratar de ponerse al día en su trabajo. Tiró en brazo en la cama, y viendo al vacío recordó cada una de las palabras que ella le había confesado en la ducha. Estaba feliz, y se sentía agradecido que la vida le hubiese dado otra oportunidad. Cerró los ojos un momento para disfrutar de esa paz en su interior que Elisa le había dejado al entregarse una y otra vez esa noche, cuando de pronto Jorge entró a la habitación.




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