Trataré de olvidarte

Seis años antes

En la sala de descanso de la disquera, Salvatore, Katrina y Jorge tenían una reunión muy importante. Estaban hablando sobre el futuro de Adrián, el disfraz bajo el cual se ocultaba Iván, ideado por la productora para poder lidiar con su timidez en los conciertos. Desde que el cantante y su productora comenzaron a sentirse enamorados, y empezaron la hermosa relación que los llevó a vivir en una modesta casa, Iván no había logrado componer ninguna otra canción que tuviera el mismo gancho que las anteriores. Esto molestaba a Salvatore, el inversionista, ya que seguía invirtiendo en un artista que ya no le estaba dando el dinero suficiente. Jorge trataba de calmar la situación, sin tener éxito alguno, y Salvatore amenazó a Katrina en sacarla como productora de todos sus cantantes.

—Eso no es justo, yo siempre he trabajado correctamente y no ha tenido quejas de mí, esto es simplemente un bache de este cantante, ya verá que pronto comenzará a producir dinero.

—No lo creo –aseveró Salvatore–, ese hombre ha amasado una considerable fortuna, un poco gracias a su representante que ha invertido en acciones y mesas de dinero, y estoy seguro que ya no le interesa seguir componiendo.

—No sea injusto –intervino Jorge–, las canciones de Adrián no dejan de venderse todos los días, muchas de ellas se han convertido en icónicas, y usted recibe la parte que le corresponde. El que yo haya manejado el dinero para favorecer a mi cliente, no significa de alguna manera que él quiera retirarse.

—Es cierto –dijo Katrina–, él sabe que tiene mucho dinero, como también sabe sobre el éxito de sus composiciones, pero se encuentra en un momento en que su creatividad lo ha abandonado. Dele tiempo.

—A final de cuentas –intervino Jorge–, no tiene que castigar de esa manera a Katrina, puede dejar de financiar a Adrián hasta que comience a componer nuevos éxitos.

—¿Sabe lo que creo, Katrina? Este hombre pretende sacarme del juego, ha sido muy inteligente multiplicando el dinero de Iván a sus espaldas, y no dudo que tenga una fortuna propia para ser él el inversionista. Por eso pide que no te castigue al quitarte a todos mis cantantes.

Katrina miró desconcertada a Jorge y le preguntó si eso era verdad.

—Puede ser. Iván tiene suficiente para invertir en otros cantantes si él quiere, por qué no en sí mismo.

—Señor Salvatore le juro que yo no sabía nada de esto –dijo Katrina.

—Lo sé, no te preocupes, lo que pasa en que la experiencia te hace oler ciertas cosas. Haremos así, entonces. Katrina deja de ser la productora de Iván, así como yo y todos sus patrocinadores dejaremos de invertir en él.

—¡Usted no puede sacar al resto de los patrocinadores! –grito Jorge.

—Puedo y lo haré, –giró la cara y miró a los ojos a Katrina–. No te preocupes por tu trabajo, todo sigue bien entre nosotros, si deseas seguir trabajando para mí.

—Claro que sí, señor Salvatore. Yo misma me encargaré de hablar con Iván, y mientras no vuelva a componer éxitos, no tenemos que hablar de patrocinadores, en eso tiene la razón.

—Pero Katrina… –comenzó a decir Jorge.

—Lo siento, fueron tus palabras, no las mías, y no es la primera vez que me veo en una situación así. Estos son negocios, y lo que no da rentabilidad, se saca como proyecto. Ya me ha tocado antes esta dura y triste tarea.

—Bueno –dijo Salvatore–, ya todo está aclarado, así que mejor me voy. Espero señor Jorge que entienda lo que acaba de pasar aquí, no es nada personal, solo son negocios.

Se despidió de todos, y el inversionista salió de la sala de descanso. Jorge seguía sin entender lo que había pasado en esa reunión y trataba de disimular el odio que en ese momento sentía por la productora. «¿Cómo es posible que no me apoyara? Se supone que ama a Iván, debería ver por lo mejor para él, como yo lo hago. Ella sólo hace su trabajo, y yo además de representarlo, le he fabricado una enorme fortuna».

—Disculpa Jorge, Iván y yo estamos muy agradecidos por lo que has hecho por él todo este tiempo, pero amo mi trabajo, y se lo expliqué a Iván. Me gusta este lado de ser productora y buscar inversionistas. Me pareció contra producente qué Iván se patrocine a sí mismo. Si lo hace, y mañana lo pierde todo, nadie querrá volver a invertir en él. Es por eso que he mantenido a Salvatore y a otros como inversionistas.

—Eso nunca ocurriría, Iván se ha convertido en mejor cantante de la época y muchas de sus canciones perduraran en el tiempo. Lo que sí puedo decirte es que desde que viven juntos, él ha dejado de componer canciones que valgan la pena. Antes de conocerte, creó todas estas maravillas que suenan en la radio.

—Lo sé, pero yo no tengo la culpa, y si piensas que no trato de que mejore sus composiciones, estás muy equivocado –dijo y le dieron ganas de vomitar.

Salió tan rápido como pudo de la habitación y entró al baño. Jorge fue detrás de ella, estaba muy preocupado, en el tiempo que se conocían jamás se había enfermado. Desde fuera del baño, se podía escuchar como la mujer no paraba de vomitar. Tardó un buen tiempo en salir y se encontró al representante en la puerta que la veía muy preocupado.

—¿Quieres que te lleve al médico? No me gusta para nada esto.

—Tranquilo Jorge, es que estoy embarazada, pero no digas nada, Iván aún no lo sabe.

Eso fue el golpe más bajo que alguien como Jorge podría recibir. «Iván no ha compuesto nada bueno desde que se juntó con esta mujer, y ahora si le da un hijo, Adrián será tan solo un recuerdo. Y justo ahora, cuando el divorcio me ha costado una fortuna, y he tenido que agarrar parte del dinero de Iván. Dos meses más, con dos meses más que los patrocinadores hubieran dado su aporte, y hubiera devuelto todo. Que mala pata, y de paso, esta mujer lo acepta sin más por no perder su empleo, ¡Qué tonta! Con lo que se babea Iván por ella, tiene la vida asegurada».

—¿Te preocupa que esté embarazada?




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