Nos quedamos sentados un rato más en la mesa, y luego realmente salimos de compras. Mi novio ficticio me lleva a unas boutiques a las que yo jamás me habría atrevido entrar sola. Los precios son astronómicos, pero la variedad es increíble. Las telas de todos los vestidos son de una calidad espectacular. Los modelos y cortes, muy variados.
Me fijo en un conjunto. Voy al probador. Me cambio y salgo al salón. Allí está Andriy, con dos vestidos en las manos. El mío me llega hasta la rodilla, de corte un poco suelto. Me señala que dé una vuelta. Hago lo que dice.
— Pruébate también estos, por favor. Siento que uno de ellos es muy tú.
Tomo la ropa y me vuelvo a cambiar.
El primero es un mini vestido con la espalda descubierta y mangas largas. Me miro al espejo mientras doy unas vueltas. Nada mal. Camino hacia él. Me hace el gesto de "perfecto" con los dedos.
Pruebo el segundo. Es un vestido ceñido que abraza todo mi cuerpo. Largo hasta los tobillos, con una abertura en la pierna izquierda que sube hasta medio muslo. Un escote precioso.
Ni siquiera necesito preguntarle. Lo veo en sus ojos, que de pronto se iluminan.
— Es este. Estás simplemente espectacular.
Llama a la dependienta y le pide que nos traiga unos tacones y un bolso que combinen.
Media hora después salimos de la tienda con varias bolsas. Caminamos hacia el taxi que ya nos espera.
— Gracias. Yo sola jamás me habría permitido algo tan hermoso.
— Gracias a ti por salvarme.
Me mira directamente a los ojos.
— ¿Te imaginas cómo me habría sentido rodeado de tantas parejitas? — Sí, la verdad, el ambiente estaba un poco tenso, pero creo que por mi culpa.
— Perdón por lo de Olya. Es la mejor amiga de mi ex. Y todos creen que fui yo quien la dejó — continúa.
— ¿Y en realidad?
— En realidad, vi sus mensajes con otro tipo… fotos subidas de tono y todo.
— Vaya…
Guardo silencio por un momento.
— No te preocupes. Voy a cumplir con nuestro trato al cien por cien. Pero, después de la boda, me iré al día siguiente. No quiero celebrar Año Nuevo en un lugar donde no soy bienvenida. Me prometí a mí misma empezar a quererme y a filtrar mi entorno.
Andriy parece que quiere decir algo, pero se lo guarda.
— Les dirás a todos que tuve un problema en el trabajo.
— Ya lo resolveremos.
Así pasó nuestro día. Por la noche, volvimos a reunirnos todos en el restaurante. Ya no me atacaban. Ahora simplemente me ignoraban. Bueno, al menos solo dos personas.
Después de despedirnos, subimos juntos a nuestra habitación.
— Podría dormir en el suelo —ofrece Andriy mientras se quita el suéter.
Sentada sobre la enorme cama, me dejo caer de espaldas. Me quedo así unos segundos. El día me dejó totalmente agotada.
— ¡Anda ya! Somos adultos. Supongo que sabes controlarte —me incorporo un poco y lo miro.
Asiente, de acuerdo.
— ¿Y tú? —sus labios se curvan en una sonrisa mientras también se quita la camiseta.
Le lanzo un cojín decorativo, que atrapa al vuelo y me lo devuelve.
Vamos a ducharnos por turnos. Yo me pongo mi pijama sencillo y me meto bajo las mantas.
Él sale en unos pantalones deportivos finos y con el torso desnudo.
Vamos, Ksyu. Contrólate. Sé racional. Aunque mis ojos se mueren por recorrerle los abdominales. Me obligo a mirar el teléfono y fingir que estoy muy concentrada en algo.
— Quería preguntarte… Si no te molesta, ¿puedo quitarme los pantalones? No puedo dormir con nada más que ropa interior. Y no traje shorts… No sabía que iba a encontrarme pareja para las fiestas.
Intento mostrarme lo más indiferente posible y le digo que no hay problema. Rodea la cama, oigo el susurro de las mantas y la ropa. Se tumba. Enciende una pequeña lámpara.
Y mi corazón.
¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!
¡No pienses! ¡No pienses!
Solo una miradita… Porque al principio parece delgado, pero acabo de comprobar que tiene un cuerpo muy bien formado.
— ¿Es tu primera vez en esta ciudad?
— Sí. Quería cambiar todo a mi alrededor. Nada ni nadie conocido.
Después de un momento de silencio, él dice:
— Para mí, esta ciudad y este lugar siempre fueron el número uno cuando pensaba en descansar.
Me giro de lado, quedo frente a él.
— ¿Todavía amas a tu exnovia?
Está tumbado con los ojos abiertos, una mano detrás de la cabeza, la otra sobre el abdomen.
— No lo creo. Solo que es difícil asumir que, después de tres años juntos, en un instante seamos extraños. Al principio estaba furioso por la traición. Luego empecé a pensar que quizás no le prestaba suficiente atención. Y yo intentaba encarrilar todo, para que en el futuro tuviéramos lo mejor.
Guardamos silencio. Pero no es incómodo. Cada uno está sumido en sus pensamientos.
— Pero creo que fue lo mejor. Eso significa que en algún lugar me espera la persona adecuada.
Le asiento con la cabeza.
— Gracias por estar aquí conmigo.
— Y gracias a ti. Por las nuevas emociones, porque si no, yo también estaría atrapada en recuerdos dolorosos. Que duermas bien.
— Buenas noches.
Nos damos la vuelta, cada uno hacia su lado, y caemos en un sueño profundo.
¿Te gusta lo que lees? Entonces sígueme, así estarás al tanto de cada nueva parte. Soy nueva en esta plataforma y necesito un poquito de apoyo. Si te gusta la historia, sígueme, deja un comentario o un 'me gusta'. ¡Tu apoyo significa mucho para mí!